INCREDULA

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Lapis no pudo dormir en toda la noche, tenía muchas cosas en mente.

¿realmente había pasado? Todo tuvo que ser un simple sueño.

Lapis miraba el lugar donde se le había caído la taza, miraba su mano, todo fue real...¿oh no?

–¡me estoy volviendo loca!–gritó en su almohada.

Su despertador sonó, nunca lo a podido desactivar.

–¡maldición!–le pegó al reloj con el puño para hacerlo callar.–¡dejame en paz!

Una vez silenciada su alarma, decidió levantarse de la cama, se empezó a vestir y bajó a preparar el desayuno. Su madre se había ido desde temprano a trabajar y le dejó la lista de quehacer pegada en el refrigerador.

Estaba preparándose su típico cereal, pero el timbre le hizo pegar tremendo brinco dejando caer la caja haciendo un desastre.

El timbre sonaba insistentemente, a Lapis le desesperó y dejó el desastre para ir a abrir la puerta.

Miró por la pequeña mirilla de la puerta, la chica delgada y de nariz puntiaguda se podía ver del otro lado tocando el timbre una y otra vez sin prisa notable, lo estaba haciendo más por molestar.

Lapis abrió de un solo golpe, la delgada aún tocaba el timbre.

–ya salí, puedes dejar de tocar el timbre.–dijo lapis irritada.

–lindo timbre, suena tan genial.

Lapis tapó la distancia del timbre y la insistente mano de la delgada.

–¿¡que quieres?!–habló lapis.

–bien pues...esto es algo... incómodo. Pero pues...madre me a obligado a invitarte al...entierro de la torpe de mi hermana.

–¿torpe? ¿en serio? Ya ni por respeto a tu difunta hermana le dices de un modo correcto.

–mira, la verdad, a mi ni me interesa si murió. Más herencia para mi.

–desgraciada.

–ash! Bueno, le diré a madre que tu por ser la viuda te deje algo.

–¿¡que?! ¡yo no soy viuda y mucho menos de tu hermana!

–entonces tampoco te toca herencia. ¡mas para mi!

–¡bien!–finge felicidad.–¿eso era todo?

–si, pero si te interesa... será el próximo domingo. Con eso de las investigaciones se tuvo que recorrer la fecha de entierro.

–próximo domingo. Dos días.

–para ti será como una fiesta casual supongo. Ya sabes, gente vestida de negro y llorando...¡cielos! Estarás en el jodido paraíso emo.

–ya diste tu mensaje, largo de aqui.

–esperaba en serio que el siguiente entierro fuese el tuyo. Ya sabes, ¡la depresión de perder a tu amada!

–gracias por tus buenos deseos.–dijo con sarcasmo.

–de nada, es más, tomalo en cuenta.

–idiota.

–emo.–empieza a simular con su mano como si se cortara.

–sabes?! Tengo un desayuno que terminar, sin vomitar como otras.–empieza a fingir que tiene náuseas.

La Perla nota que lapis trae una gasa en la mano, no iba a dejar que el momento pasara.

–¡pero mira que ya has empezado!–la agarra de la muñeca a lapis.– ¡se ve que en serio estás triste!

–¡fue accidental idiota!–retira su mano rápidamente.–se me cayó una taza.

–y empezaste a cortarte con los trozos. No amiga mía, eso está mal.–finge preocupación.– si te mueres ya no habrá más emos en el mundo.

–callate y largate!

–chaito Emito.–se da media vuelta y empieza a caminar.

Lapis cerró de un portazo.

Suspiró pesadamente y se dirigió nuevamente a la cocina a recoger el desastre que se le había hecho.

Ya que había recogido todo y se sirvió su desayuno, pasó a la sala para ver algo de televisión, algo que no acostumbraba mucho pero lo estaba haciendo. Estaba haciendo zapping  nada le interesaba, nada que fuese de su agrado. Terminó por apagar el aparato, ya había acabado su desayuno y fue a dejar los trastes en el lava platos.

Apenas había dejado los traste y el televisor se encendió. Pensaba que quizá lo dejo mal apagado o que quizá el botón de encendido quedó trabado.

Le restó importancia y empezó a lavar sus trastes.

La televisión empezó a cambiar de canales, hasta llegar al canal donde a todo volumen se escuchó la música de introducción de la serie "Camp Pining Hearts"

–no, otra vez!–exclamó en voz baja lapis.–no puede...

Dejó los trastes a medio lavar y se dirigió a la sala.No había nada, el televisor seguía encendido y en el canal que transmite esa serie tan ñoña. El control estaba en el mismo lugar donde lo dejó. Apagó nuevamente el televisor y se dirigió a la cocina, pero en cuanto se preparaba nuevamente para continuar con su deber el televisor se volvió a encender.

Lapis suspiró con molestia y se dirigió de nuevo a apagar la televisión. Regresó a la cocina y pasó de nuevo. Lapis volvió a apagar la TV, pero esta vez apenas se dio media vuelta y la televisión volvió a prender.

–¿¡que es lo que quieres?!–dijo molesta sin voltear a ver.–dijiste que si te perdonaba me dejarías en paz.

No recibió respuesta, pero la televisión se apagó.

–¿¡que es lo que quieres?!–alzó la voz, pero seguía sin voltear.

La televisión volvió a prender.

–¡Peridot!–gritó molesta dándose por fin la vuelta, encontrándose a la mencionada sentada en el sofá.

–¡lo adivinaste!–dijo alegre.–¿¡como supiste que era yo?!

Khe? 19 capítulos . ¿¡como llegué hasta aquí?!

Walls Covered In BloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora