Caleb.
Ya había transcurrido 6 años desde que el problema con Xavier sucedió, seis años al lado de ella, sonreí tristemente.
- ¿Y esa cara larga? – preguntó Isis sentándose a mi lado.
- Recordando lo sucedido, ¿no te parece increíble que ya haya pasado 6 años de toda esa locura? – pregunté.
Ella me miró pensativa, yo no aparté la vista de sus ojos.
- No pienses en ello, ya pasó – fue lo único que ella dijo, pero noté algo oculto en esas palabras.
Ella se levantó del taburete y despejó su rostro como si nada hubiese dicho.
- ¿Qué será esta vez? – preguntó.
- Un piano. Isabella me había dicho que quería aprender a tocar piano – dije sonriendo.
- Andrés podría enseñarle – dijo ella.
Asentí.
- ¿Dónde está? – pregunté.
- Arriba, con Cristina – dijo ella.
Cristina era la mejor amiga de Isabella, ya tenía 11 años, ya falta poco, debo aguantar un poco más. Subí a la habitación de ella y antes de tocar ella abrió la puerta y se tiró a mis brazos.
- ¡Caleb! – gritó en mis brazos.
La sostuve fuerte y sonreí mientras sobaba su cabecita.
- ¿Cómo sabias que era yo? – pregunté divertido.
- Tu olor, lo puedo sentir desde lejos – dijo inhalando mi aroma.
Se me erizaron los bellos, traté de despejar mi mente y la bajé, en la puerta estaba Cristina que me miraba con ojos soñadores, tragué saliva.
- Hola – le dije, luego volví a fijar la vista en mi pequeña.
Me agaché, le pellizqué la nariz y saqué una caja pequeña. Ella se emocionó.
- Feliz cumpleaños – dije abriendo la caja, ella tomó el diminuto digen, esta vez era un ancla.
Desde el primer cumpleaños que pasé con ella le obsequio un digen distinto para la pulsera que siempre carga y cuida. La primera fue un infinito, la segunda un corazón, la tercera una flecha, la cuarta una en forma de nube, la quinta un ángel, la sexta un unicornio y ahora esta.
Ella me estiró el brazo como siempre lo hacía en su cumpleaños, tomé el ancla y lo puse en su pulsera dorada, se le veía tan linda y me gustaba que ella lo cuidara tan bien.
Ella se acercó y me dio un beso en la mejilla, Dioses necesito aguantar un poco más. Tomé un pañuelo de seda y lo estiré.
- Da la vuelta – pedí.
La amiga humana de Isabella se acercó también, con el pañuelo suavemente tapé los ojos de mi pequeña, cuando lo até bien tomé su mano.
- Sígueme – le dije.
Ella me siguió, bajamos la escalera y en la sala estaba el piano, el resto de mi familia estaba ahí también esperando por ella. Miré a Dan, él me asintió. Situé a Isabella frente al piano, le quité el pañuelo, ella gritó y me abrazó fuertemente.
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Rival Inmortal. (Duología Inmortal)
RomanceUna niña que fue adoptada por dos dioses, su vida transcurrió tranquila al lado de Caleb M'clow, pero al pasar los años la decisión se acerca o eso pensaban hasta que llegó la muerte, es tiempo de que recupere lo que le pertenece. Un semidiós y la...