Rival Inmortal. (Duología Inmortal)

Capítulo 15. (Drekors y Kraff)

Malenka.

Realmente contaba con el apoyo de Isis y sus amigos, pero aun había algo que me molestaba.

- Suéltalo Malenka, será lo mejor – dijo Isis dándose cuenta.

Suspiré.

- Tenemos que tener cuidado, en el mismo sueño moríamos – dije.

Ella me miró fijamente.

- ¿Quiénes? – preguntó.

- Daniel, tú y yo – dije – solo pude ver tu cuerpo cortado y el de Daniel quemado a tu lado, de cierta forma me vi a mi igual muerta – dije.

- ¿Qué probabilidad hay de que suceda? – preguntó.

- Viendo que lo de Xavier se cumplió, diría que un 99% – dije sincera.

Ella miró al cielo.

- Entonces eso significa que el creará algo que nos pueda matar - dijo ella.

- Realmente no lo sé Isis, en cuanto obtenga información te comunicaré. Tienen que cuidarse los dos – le dije, pareciera que no me preocupara por ellos pero realmente lo hacia.

- Tu también ten cuidado – dijo mirándome.

Asentí.

Damien.

Al fin obtuve un descanso, después que se llevaron a Isabella solo he tenido mas trabajo de lo normal. Papá se había mantenido en la palabra que le dio a Malenka, no me había tocado ni una pluma. Descendí en un edificio, me senté en la orilla , incliné mi cabeza hacia atrás mientras la brisa jugaba con mi cabello. Necesitaba verla. Cerré los ojos, pero no vi nada.

- ¿Dónde estás que no te alcanzo? – pregunté a la nada.

Todo era complicado. ¿Por qué no podía tener a la chica que me pertenece? no puedo ni quiero darme por vencido, pero realmente no se que hacer. No se como traerla de vuelta, enamorarla, que se quede a mi lado...

Sentí una opresión en mi pecho. Me puse de pie en toda la orilla del edificio, podría tener como 30 pisos... tomé mi hoz y me dejé caer al abismo... un vacío apareció en mi estómago, abrí mis brazos y cuando estaba cerca de tocar el piso extendí mis alas, volé por todo lo alto, tenía que pensar en algo para recuperarla.

Xavier.

- Hervich me llevó a la guarida de los Kraff, al fin había salido. Estiré mi mano y aparecí una bola de poder, la energía pasó por todo mi cuerpo despertando mi poder. Había pasado mucho tiempo sin poder utilizarlo.

Yan apareció en lo que parecía la puerta. Él era igual que su hermano, y este si podía hablar.

- Tiempo sin verlo – dijo.

- Lo mismo – dije.

- ¿Mi hermano? – preguntó.

- Dentro de mi, como fue planeado. – dije, una sonrisa malvada apareció en mi rostro.

Él asintió y me hizo entrar. No entendía como a Malenka se le había pasado por alto Hervich, ese hasta me había ayudado a romper el sello el día de la guerra desde adentro.

- ¿Hay manera de despertarlo? – pregunté.

- Claro, le enseñaremos. Ahora la sangre de él esta dentro de usted - dijo Yan.

- ¿Hablaron con los Drekors?- pregunté.

- Lo hicimos, los hemos estado convenciendo, pero dijeron que se unirían cuando usted apareciera. Siempre y cuando le dejemos la mitad de este mundo – dijo Hervich.

- Lo haremos. – Dije.

Los Drekors serian buenos aliados para lo que me proponía, todo este tiempo lo he estado planeando con calma.

- Muéstrenme lo que les pedí que crearan – ordené.

Ellos me llevaron a una habitación, esa habitación se encontraba fría, era para conservar los cuerpos que se estaban manejando. Entré y fijé la vista en los dos seres que pedí crear.

Una combinación de Kraff y Drekors y un chico, era la versión mejorada de Vicent.

- Solo falta que le de su sangre – dijo Hervich.

Esa maldita perra de Isis pagará por lo que le hizo a mi hijo y a mi.

Caleb.

Estábamos esperando en el concejo, después de varios minutos apareció Malenka e Isis, me las quedé mirando intrigado.

- Cubran todo – dijo Isis.

- Allá en sus casa igual, les estaré avisando – dijo Malenka.

Daniel espero que Isis fuera donde él, lo cual hizo cuando llegó a él lo tomó de la mano.

- Nos vemos en casa – nos dijo a los demás.

Ellos dos desaparecieron, después sus padres, luego los hermanos Santiago y Andres y por ultimo Angélica.

Miré a Isabella, ella miraba a Malenka.

- Vamos – le dije tendiéndole la mano.

- Caleb, te estaré esperando. A la chica también – dijo Malenka antes de desaparecer.

- ¿Qué habrá querido decir? – preguntó Isabella tomando mi mano.

- No tengo la menor idea – la abracé y desaparecimos.