Capítulo 40. (Vasariah)

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Damien.

No se que diablos había sucedido, aun no lo entiendo, pero sabia que ya nada podía hacer. Isis y mamá habían tenido razón. Aparecí en mi mundo y deje a Vasariah ahí, luego desaparecí y me fui al edificio al que siempre iba cuando quería pensar.  Me tiré en la azotea y cerré mis ojos.

Realmente odiaba esta sensación de derrota, el nudo en mi garganta, la quemazón en los ojos y el no saber si lo que hice estuvo bien o mal. Odiaba esto, odiaba que ella se hubiera acostado con Caleb, odiaba esta estúpida y maldita cosa entre Xavier y los dioses, odiaba todo lo que estaba pasando, me limpié una lagrima que se me había escapado, esto apestaba. Puse mi brazo en mis ojos para taparme, grité, grité muy fuerte. Quería solo soltar lo que estaba sintiendo, soltarlo y que ya no lo volviera a mi, no se si era posible pero eso quería. 

Inhalé y sentí su aroma a fresas y rosas, no hubo necesidad de mirar, ese olor nunca se me olvidara.


- ¿Que haces acá? - le pregunté.

- Pensé que necesitarías un amigo - dijo en tono suave.


Escuché sus pasos y su olor se intensificaba.


- ¿Cómo sabes donde estaba? - pregunté.

- Siempre se donde estará - dijo.


Quité mi brazo de mis ojos y abrí los ojos, se veía hermosa, la brisa jugaba con su cabello, tenia una mirada triste y preocupada, pero aun así me regalaba una sonrisa. Me acomodé y sin darle tiempo a reaccionar la abracé. 






Vasariah. 

Me sentía muy mal por Damien, su voz al despedirse de Caleb sonó quebrada. Él me dejo en el mundo de su padre y se fue sin decir una sola palabra. Me quedé ahí de pie, pensado en que debería hacer. Sabia que él se estaba sintiendo mal, todo lo que estaba pasando en el mundo de los Dioses, la razón por la que los dos estaban peleando era por ella, sentí una opresión en mi pecho, no era rabia, no eran celos, simplemente dolía. Negué con la cabeza, había una persona que me estaba necesitando, una persona que necesitaba un abrazo, cerré mis ojos y desaparecí, sabia donde estaba. Siempre estaba cuidando de él. 

Aparecí en la azotea del edificio al que él siempre iba cuando quiere pensar o tiene problemas. Lo vi tirándose en la azotea, me detuve por un momento , a Damien se le habia escapado una lagrima, sentí como mi alma se quebraba de tan solo verlo vulnerable, él posó su brazo encima de sus ojos para taparse y  empezó a gritar, su voz se quebraba pero gritaba con todas sus fuerzas. No podía dejarlo solo, caminé hacia él.  

- ¿Que haces acá? -  me preguntó, sin quitarse el brazo de encima

 - Pensé que necesitarías un amigo - dije en tono suave.  


Realmente solo quería ayudarte, me partía el alma verte así. Me acerqué mas a él. 

- ¿Cómo sabías donde estaba? - preguntó.

- Siempre se donde estará - le dije y realmente era así.

Rival Inmortal. (Duología Inmortal)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora