Una niña que fue adoptada por dos dioses, su vida transcurrió tranquila al lado de Caleb M'clow, pero al pasar los años la decisión se acerca o eso pensaban hasta que llegó la muerte, es tiempo de que recupere lo que le pertenece.
Un semidiós y la...
- Viendo la situación y lo que está haciendo Xavier no me podía quedar de brazos cruzados. Estaba pensando en algo por si algo salia mal, y así pasó. Sabia que Xavier no se quedaría quieto y solo actuaria hasta que estuviera seguro de que podría ganar, esta a sido la manera en la que siempre busco estar un paso adelante. Tú estas involucrado Damien, tu hoz es el arma mas letal, era predecible que Xavier algo se tramara con tu hoz. Así que solo me dediqué a crear tres armas y una de ellas es una nueva hoz, para un nuevo ser - me dijo Malenka.
- No puedes crear una hoz así como así - le dije.
- Lo se, vamos te la mostraré - me dijo levantándose de su sillón - ustedes dos también vengan - le dijo a Isabella y Caleb.
Me sentía extraño estando en este lugar, no me gustaba como me miraban, no me gustaba nada de este mundo, pero realmente tenia ganas de ver a lo que se refería Malenka.
Malenka nos guió a una especie de ¿casa? ¿castillo? era algo parecido al concejo pero mas pequeño, en la entrada habían varios tipos robustos con espadas y miradas fulminantes. Malenka pasó y detrás de ella nosotros. Habían muchas puertas dentro de ellas, ella siguió caminando hasta abrir una, cuando lo abrió un gran salón apareció ante nuestras vistas, llena de armas, pero pude ver que una protección las cuidaba. Tenia un sello de protección. Me recosté en el marco de la puerta mientras miraba las cosas, Isabella y Caleb entraron mas. Malenka se giró hacia mi.
- Ven, entra - me dijo
Suspiré y entré, me situé al lado de Malenka. Ella pasó una mano por la barrera de protección y esta fue quitada. Caminó hasta el centro había un arma y era realmente hermosa.
Era una espada, negra, en el mango de la espada había unas alas y en el centro de las alas estaba una piedra incrustada era una esmeralda, igual que el color de mis ojos. Era realmente hermosa, me gustaba mucho.
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Lo que vi era la cosa mas hermosa que había podido ver.
- ¿Te gusta? - preguntó Malenka.
Asentí. Ella quitó el sello que protegía esa arma.
La tomé y hubo una chispa entre eso y yo. Sonreí.
- A pesar de que no es mi hoz, es hermosa - dije fascinado.
