Al aterrizar debo recoger mis maletas y encontrar un taxi para ir al condominio que tengo planeado rentar, solo necesito leer el contrato por última vez y firmar el papeleo. Cuando vi el anuncio me llamó mucho la atención porque es un lugar muy bonito, además, su propietaria, llamada Luz Villeda, estaba buscando una persona para compartir el espacio, así que no lo pensé mucho, ¿qué tan malo puede ser vivir con una chica?
En cuanto me decidí, comenzamos a contactarnos por correo electrónico, medio en donde me habló un poco sobre ella. Me contó que trabaja de chef en un reconocido restaurante en la ciudad que, debido a su complicado horario de trabajo, casi no pasa tiempo en casa y que tras una ruptura sentimental buscaba con quien compartir las facturas. La verdad no le he preguntado mucho al respecto porque pienso que tendremos tiempo suficiente para ponernos al corriente cuando me mude con ella.
Algo que me agrada mucho es que a ella le gusta conversar o al menos escribir, pues cada vez que recibo sus correos electrónicos me cuenta de su día a día y de lo entusiasmada que se encuentra con mi mudanza. No puedo negar que muero por conocerla y por llegar a Madrid para ver en primera fila todas las maravillas que por tanto tiempo he soñado conocer.
El alquiler se renueva cada seis meses, por lo que no estoy comprometida a vivir por una larga temporada con ella; si no me siento cómoda puedo buscar otra cosa, porque el contrato es algo flexible y sencillo. Lo que me lleva a planificar la lista de cosas que necesito hacer, y lo primero es buscar empleo. Tengo tantos sueños por cumplir, soy una mujer trabajadora, responsable, y por ello estoy segura que lo voy a conseguir.
Dan el aviso para bajar, y lo primero que hago es ponerme mis audífonos, encuentro mi lista de canciones favoritas en mi celular, ¡Dios, esto es vida! La primera canción que comienza a sonar es Cuando me enamoro de Enrique Iglesias, estoy a punto de darle siguiente, pero me digo: «puede que sea una buena señal, Delhy».
Mientras la escucho por un momento me dan muchas ganas de estar enamorada y vivir mi propio romance de telenovela. Soy una lectora de romance empedernida, y eso me hace soñar con encontrar al hombre perfecto, que me cuide y proteja. Quiero conocer esa ansiedad por ver a la persona amada y todas esas estupideces por las que los enamorados pasan: textos, llamadas, canciones, dedicatorias, detalles... «¡Basta, Delhy!». Mando todos esos pensamientos hasta atrás en mi cuerda cabeza y comienzo a bajar por la barandilla abarrotada de gente. Tarareo la canción sin prestarle atención a nadie durante mi camino a recoger mi equipaje, que son dos simples y tristes maletas que contienen lo básico para comenzar mi nueva aventura.
Me encuentro en la sala, distraída al acomodar mi bolsa y las maletas antes de salir del aeropuerto para buscar un taxi. Mientras sigo escuchando música, alejada del mundo, alguien de repente jala mi cárdigan, yo salto del susto buscando con la mirada quién fue y sonrío al darme cuenta de que es una pequeña niña de más o menos tres años. Parece una muñeca hermosa, rubia como el sol, de cachetes rosados, pecas sobresalientes y ojos azules, me la comería a besos. Me quito los audífonos para hablar, y ella me interrumpe diciendo:
—Mi papi dice que es peligoso tened los difonos puetos. ¿Tu papi no te deplende pod no haced caso? —La pequeña princesa me reprende de un modo tan cariñoso que al instante se gana mi corazón con sus tiernas palabras.
Me agacho para estar a su altura y le contesto:
—Hola, linda. Claro que mi papá me lo ha dicho, ¿pero sabes?, mi papá está tan lejos de aquí que esto es una manera rebelde de llamarlo para que venga a verme y me reprenda por portarme mal.
La niña se ríe con una bonita sonrisa de complicidad, y de la nada escuchamos a alguien gritando con una voz profunda y desesperada:
—¡Melinaaaaa, Melinnnnnaaaa! Dios santo, ¿dónde estás? Por favor, Melina, ¡no más juegos, señorita! ¡Te prometo que moriré de un infarto antes de llegar a los cuarenta! ¡Melinaaaa, cielo, papá está a punto de sufrir una embolia ahora mismo!
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Qué Será De Mí
RomanceÉl era mi destino, era quien me mantenía a flote en este camino incierto. Diseño de portada: @HKramer L. RODRIGUEZ