Capítulo 26

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M

e despierto aturdida y asustada; ya es habitual despertar de esta manera sintiendo estas sensaciones desde que abrí los ojos en aquella espantosa pesadilla, comprendo que solo fueron unas cuantas horas las que estos hombres me sacaron de casa, pero es un sentimiento inexplicable que me llena de desconfianza y miedo. Cuando giro la cabeza se me eriza la piel al descubrir dónde estoy, me encuentro en su cama.

Estoy en su habitación. Al tratar de levantarme para salir huyendo, soy consciente de su cuerpo; está profundamente dormido a mi lado. Yo estoy acostada dentro de las sábanas, mientras que él se encuentra por encima de ellas, descansando boca abajo, con su brazo protector rodeando mi cuerpo, lo que me hace sentir, sin explicación, segura al tenerlo sobre mi vientre.


«Necesito salir de aquí, antes de que caiga en sus redes mentirosas y me haga perderme de nuevo en él».

—Delhy, cielo, ya estás despierta. —Me mira con sus ojos profundos, esos que tienen unas hermosas marquitas que se le hacen al sonreír, con esa sonrisa capaz de iluminarlo todo a su alrededor en segundos.

Me da un beso en la frente, se acomoda y se sienta a un lado de mí, quedándonos el uno delante del otro. Me siento intimidada, pero trato de no perder el juicio ante la situación que se avecina.

—Quiero ir a mi casa. —Logro decir con una voz gruesa y pastosa, que ni yo misma reconozco; al pasar saliva me duele la garganta y comienzo a toser.


—Calma, Delhy, ¿qué tienes, cielo? ¿qué te pasa? Estás muy rara, habla conmigo. —Ágil, me recuesta en su pecho y, como magia, mi cuerpo me traiciona, encontrando calma en su calor, sintiéndolo como si fuera una roca a la cual puedo agarrarme para no caer ante la tempestad.

Mi piel hormiguea con su tacto; soy una tonta, una débil que se derrite con tan solo verlo, pero es algo que no puedo evitar, es una extraña sensación que me afecta desde la primera vez que estuve entre sus brazos. Tomando todo el control de mis extremidades, trato de apartarme de su agarre, pero por supuesto no me suelta, hasta en su toque puedo decir que percibo amor, ternura y cariño, algo totalmente errado ante toda la maraña de acontecimientos y pruebas que me han entregado estos últimos días, donde deja claro sus sentimientos no solo hacia mí, sino hacia muchas más mujeres.

Se me salen las lágrimas y las limpio con cuidado para que no se dé cuenta de que estoy llorando. Besa mis cabellos con mucha ternura y pasa su mano por mi espalda, acariciándome con devoción; su gran palma se desliza de arriba a abajo, consolándome. Introduce suavemente su cara en el hueco entre mi cabeza y mi hombro, inspira profundamente, y siento cómo mi cuerpo vibra por su aproximación. Rodea sus brazos por mi cintura y me aprisiona sin ganas de dejarme ir. Es tan bello y desolador al mismo tiempo que, si me permito no pensar, me quedaría siempre a su merced.

—Delhy, te desmayaste, ¿lo recuerdas?

Muevo la cabeza en señal de respuesta, pero no me alejo ni me suelto de su agarre, solo estoy dejándome disfrutar por última vez, porque sé que moviéndome de aquí será solo para irme.

Qué Será De MíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora