Cuando llegamos al Spa nos tratan como reinas. Incluso nos dejan poner la música que queramos; obvio, Luz se va directo al aparato reproductor y conecta su iPod. En segundos pone la canción Black Space de Taylor Swift, que al instante comienza a sonar. Entramos en el ambiente de chicas solteras, listas para conquistar el mundo.
Quiero contarles que no nos encontramos en un superspa de lujo, ¡no! Es el típico salón de belleza, llamado "Paraíso Spa"; su nombre es solo para darle más presencia al lugar. Eso sí, tengo que agregar que es único por su servicio y la hospitalidad que la propietaria trasmite; de hecho, ella personalmente nos atiende, pues es una amiga cercana de Luz.
Ruth, la dueña, es una chama, como dice ella, relinda de Venezuela; tiene varios años radicando en Madrid, y desde que comenzamos a platicar fue mi hermana del alma. Esta chica habla hasta por los codos; no es mexicana, pero le entra duro al lenguaje de doble sentido que nos caracteriza a los mexicanos. Es un despapaye, como decimos en mi país; una persona muy optimista, así como trabajadora y, en el tiempo que lleva viviendo en la ciudad, ya es propietaria de este negocio.
Nada la detiene, ya que, mientras nos arregla a nosotras, administra el trabajo de sus demás chicas, sin descuidar a ninguna clienta. Nos platica de su vida en Venezuela y de las dificultades en su país, las cuales la hicieron tomar la difícil decisión de venir a probar suerte en la madre patria. También me cuenta que sigue preparándose, pues estudia los fines de semana, y me consta que es buenísima en lo que hace.
Luz sale del vestidor, luce hermosa con su vestido tremendamente elegante, en color negro. Nos trajimos nuestro vestuario, para no vernos apuradas al volver a casa a cambiarnos, así que de aquí saldremos directo a la gala.
Me siento como una princesa. Jamás he pasado tanto tiempo en un salón de belleza, ¡y me encanta!, pues me están apapachando mucho; me hacen de todo: uñas, peinado y maquillaje. Ya solo falta ponerme mi vestido, pero, cuando veo a Luz salir del vestidor, me percato que se escucha en las bocinas la canción I need you love de Shaggy, y nos perdemos las tres bailando.
Casi arrastramos a Ruth con nosotras a la gala, pero lamentablemente nos cuenta que tiene más clientes por atender; sin embargo, la hacemos prometer que saldrá el próximo fin de semana con nosotras. La verdad, necesitamos otra noche de copas y karaoke. Me voy al vestidor para cambiarme, aunque me doy cuenta de que no puedo sola, así que la encantadora de Ruth entra al ver mi cara de circunstancia.
—Mmm... Mamita, primero ponte los tacones y después déjame ayudarte con el vestido.
Con precaución, meto mis piernas, cuidando de no pisar el vestido, con los tacones de doce centímetros color azul marino, decorados con pequeñas piezas de pedrería en todo el tacón. Como ropa interior solo llevo puesta una fajita completa, pues es imposible llevar otro tipo de lencería con este modelito, ya que corro el riesgo de que se marque en el vestido. Del cual, por cierto, me enamoré desde que lo vi; es elegante y arrollador, da mucha presencia y carácter.
Varias veces le dije a Luz que este vestido es demasiado para el evento; no soy una de las invitadas principales y llamaré mucho la atención con él. Únicamente asisto como una simple acompañante más, pero claro que Luz no paró de insistir en que me lo comprara, hasta que lo hice. Y creo que esto es más que todo para quitar la atención de ella y dirigirla a mí, así puede irse a la cocina, ¡chica lista!
Después de meter las piernas en el vestido, y lograr no rasgarlo, me quito el top, pues tengo que entrar sin nada, si quiero que se vea perfecto. No tiene espalda, es un escote que llega hasta la parte baja del torso, y al final tiene una pequeña banda decorativa, para ajustar la tela al cuerpo, lo que permite más soporte y seguridad. De la parte superior únicamente se sostiene de dos delicados tirantes; lo puedes ver de frente, y es solo un bonito vestido de gala, pero al mirar la parte trasera, eres cautivado con una silueta despampanante. Eso sí, tengo que andar con cuidado todo el tiempo, si no quiero pasar por ningún accidente, ya que ese escote es muy pronunciado y extremadamente atrevido.
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Qué Será De Mí
RomanceÉl era mi destino, era quien me mantenía a flote en este camino incierto. Diseño de portada: @HKramer L. RODRIGUEZ