DELHY LUGO
L
a mañana siguiente me levanto muy temprano, tengo planeado comenzar a buscar un nuevo empleo. Luz me comentó hace unos días que van a necesitar ayuda en el restaurante, una de las anfitrionas está embarazada y dejará su puesto en unas semanas. Sinceramente no me entusiasma en lo más mínimo, y no por el puesto, sino porque no quiero saber nada de la familia Moya, aunque bueno, su abuelo siempre ha sido una persona muy linda y amable; sin embargo, esta oportunidad está fuera de lugar. Es ridículo dejar de trabajar con la hermana para ir a correr con el abuelo, es un NO definitivo, aunque mi mejor amiga me hizo prometerle que pasaría hoy para saludarla.
Tengo pensado ir a comprar el periódico, tomarme un café cerca de la Plaza y comenzar mi búsqueda. Tomo del buró mi carpeta con varios currículos listos para entregar y salgo rumbo al estacionamiento de nuestro edificio. Aunque es algo perturbador, me dieron ganas de manejar el carro de Mario y decido que después de estas tantas semanas es tiempo de prender ese hermoso cachorro.
Sé manejar, sin embargo, me siento muy nerviosa, pues todo aquí es nuevo para mí. Pero tengo que reconocer que día a día comienzo a sentirme más familiarizada con las calles de la ciudad, y mucho más por las que camino o viajo con regularidad.
Me encuentro sentada en el exquisito Audi, después de inspeccionarlo paso a paso, y rincón por rincón, llego a varias conclusiones; la primera que pasa por mi mente es que es rentado, porque no hallo indicios que me digan que él es el dueño, no tiene artículos personales en la guantera, esa es mi primera observación.
Después de inspeccionar el interior salgo del coche para verificar la cajuela, me entra la curiosidad, ¿qué puede tener ahí guardado? Confieso que al abrirla lo hago muy lento, pensando que quizás
puedo encontrar el cuerpo de alguien muerto y yo manejando tan tranquila sin estar enterada. ¡Lo sé! Cuento con mucha imaginación, pero son las consecuencias de ser una lectora compulsiva, pues el drama y el suspenso viven conmigo. Aparte, a estas alturas de la vida puedo creerlo todo de Mario Arizmendi, no obstante, al final soy sorprendida con una cajuela vacía y totalmente limpia; quizás lo único que pasa es que lo acaba de comprar.
Acomodo el asiento y los espejos a mi medida, pero me veo fascinada con mi debilidad por los tableros inteligentes y sofisticados, eso es lo que más me gusta de un automóvil. Soy como una niña chiquita que quiere investigar y picarle a todo para aprender cuál es la función de cada uno de esos botones, y este que tengo enfrente es impresionante.
Primero me concentro en escribir correctamente la dirección de mi destino; antes de moverme conecto mi teléfono, lo sincronizo y, cuando ya está listo, pongo música. Esta vez me decido por una estación local y empieza una canción nueva de Juanes y una chica que no reconozco, pero con seguridad la bajaré para tenerla en mi móvil. El ritmo es pegajoso y el toque de los cantantes al unísono es insuperable. «Amárrame es la canción del momento, no hay duda».
Es absolutamente agradable escuchar música mientras manejo, la mayoría de las veces escojo baladas, las cuales suelen tranquilizarme y ponerme de muy buen humor, aunque sean tristes, de esas que hablan de engaños y desamor. La música es como mi café, es el medicamento que necesito tomar cada mañana para poder comenzar bien mi día.
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Qué Será De Mí
RomanceÉl era mi destino, era quien me mantenía a flote en este camino incierto. Diseño de portada: @HKramer L. RODRIGUEZ