Capítulo 4

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Caminamos hacia el famoso pub, mientras Jacobo nos va contando lo estupenda que va a ser nuestra noche; nos platica que el local es uno de los lugares de moda, donde también se toma la mejor cerveza de Madrid, tienen karaoke y una pista de baile.

Desde que escuché del lugar se me hizo de lo más normal platicarles que me encanta cantar, ¡oh, mi error! Después de eso no paran de mofarse, diciéndome por todo el camino que voy a ser la reina del karaoke, que nadie me va a poder quitar el micrófono; es pura carrilla de esos dos hacia mí, que no paran de atacarme.

Cuando vamos llegando me informan que Jacobo invitó a un antiguo amigo del instituto para que sea mí acompañante, aunque no ha llegado todavía. Pero nosotros tres no perdemos el tiempo, ya estamos entrando al bar y nos vamos mentalmente preparando para pasar una estupenda noche de juerga, como lo llaman ellos.

Al entrar es aún temprano, así que rápido la camarera nos pasa a una mesa en forma de barril muy llamativa; es alta, completamente diferente y original, con taburetes de madera donde con dificultad me subo y dejo descansar mis pies en el travesaño del mismo material. La mesa es perfecta, se encuentra muy cerca del mini escenario, así tendremos la oportunidad de ver a todos los valientes chicos y chicas que se animen a cantar esta noche.

La encantadora y coqueta mesera es toda sonrisas, se la pasa babeando por Jacobo, y nadie la puede juzgar por ello. Pues su cabello con gel y despeinado intencionalmente, le da un look supersexy; viene vestido con una camisa negra, con los dos botones superiores desabrochados, sus jeans de mezclilla azul petróleo, con unas botas negras todas masculinas, que declara: "¡Ey, aquí señor ABC a la vista!", o sea, ¡Señor Atractivo, Buenorro y Caliente! Una locura que se nos ocurrió a Luz y a mí mientras estábamos en el supermercado, y para que nadie a nuestro alrededor nos entendiera y se dieran cuenta que andábamos de ojo alegre, impulsivamente mi loca amiga expulsó estas palabras y desde ahí es nuestra clave discreta para cuando tenemos a un papito a la vista.

Tomamos ventaja de la buena suerte que nos brinda nuestro guapo vecino, prediciendo que nuestra orden la pondrán como primordial en el bar al ver la actitud de la chica, estamos seguras que sin duda llegará más rápido nuestra orden al tenerlo con nosotras. Se ordenan dos cervezas Guinness, una para Jacobo y otra para Luz, mientras que yo me pido una michelada. Al pedirla primero me miran extraño, al principio pienso que no es muy habitual que pidan ese tipo de bebida, pero tienen que conocerlas, o sea, ¿cómo no las van a conocer? Sin embargo, Jacobo, con su mirada confundida, me hace sentir más vergüenza al ver que nadie sonríe.

—Delhy, ¿una miche-qué? —pregunta en tono burlón.

Me pongo de todos colores cuando me explica que no la conocen aquí.

—Sí, nena. Qué cosas tan extrañas pides, en serio, ¿no nos estás mandando al coño? —musita Luz, tratando de parecer seria.

Me empiezo a sentir tremendamente expuesta, no sé dónde meter la cabeza, mi rostro se pone como un tomate al sentir sus miradas en mí, cuando de repente se parten de risa al notar mi vergüenza.

—¡Estamos de broma, tía! Claro que sirven micheladas —dice Jacobo sonriendo de oreja a oreja, enseñando sus bonitos dientes blancos, marcando sus cautivadores hoyuelos; el condenado tiene una sonrisa por la cual le puedes perdonar todo. Y me cuestiono mentalmente si no se equivocó en profesión al escoger ser piloto, él sin duda debería ser modelo profesional.

Jacobo coloca su brazo en mis hombros; con su tacto me siento intimidada, porque no sé bien cómo es la relación de estos dos. Y la verdad, Luz me cae superbién, por lo que no quiero un malentendido entre nosotras; pero, al ver que él hace lo mismo con ella, me relajo por completo. Al tiempo que veo que la mesera se retira con nuestro pedido anotado, Jacobo nos acerca a él con ese abrazo para decirnos:

Qué Será De MíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora