A
travieso el pasillo y la casa se encuentra desolada. Entro a mi habitación, dejo caer derrotada la maleta y me acerco a mi mesa de estudio, en donde está una hoja arrugada, la tomo con mis dedos temblorosos y comienzo a leer.
Santiago:
Lamento huir de esta manera, pero todo esto es muy difícil de asimilar para mí. Te pido un poco de tiempo y espacio.
Extraño mucho a mis padres, quiero pasar unos días con ellos, regresaré, te lo prometo. No te preocupes, todo va a estar bien; solo te ruego que no me busques y respetes mi decisión. Necesito pensar y alejarme un poco, estoy abrumada.
Con todo el cariño del mundo,
Delhy Lugo
Ahora entiendo por qué Mario me entregó la maleta, sabía que Santiago vendría a buscarme a la mañana siguiente y no me encontraría aquí, así que dejaron esto armado para justificar mi ausencia. Cuando dejo caer la carta arrugada, soy consciente de mis lágrimas, toda esta pesadilla me supera, pero aun así la duda me invade, «¿qué si todo esto es una estrategia de Mario? ¿Y si todo es una mentira?».
Cuando estoy buscando el número de teléfono de Santiago para llamarlo, me veo interrumpida por otro mensaje de Arizmendi.
Mario: Ve a tu correo electrónico, mira lo que me acaban de mandar, sigue igual de incrédula.
Leo mil veces el mensaje antes de ir a la aplicación para abrir la
bandeja de entrada de donde leo con claridad.
De: Mario.Arizmendi@gmail.com
Para:
Asunto: Fotografías Santiago Moya
Fecha: Lunes, 6 de marzo del 2017 21:45:32
La abro decidida y encuentro varias fotos de Santiago con fecha y hora de esta mañana, se encuentra con una mujer desayunando, sentado frente a ella, al principio todas las impresiones revelan un almuerzo laboral, pero, cuando empieza la secuencia de las fotos, él la acompaña hasta su coche y se ve claramente como ella le pasa las manos por el saco muy cariñosa, lo acaricia de manera sensual y provocadora de arriba hacia abajo, se acerca a su oreja y le dice algo, a lo cual Santiago solo le sonríe cómplice.
No soporto ver nada más, el coraje y resentimiento se apoderan de mi cuerpo, sin darme cuenta se desliza el celular entre mis dedos y en forma automática me voy caminando al baño entumecida.
Me ha llegado la desilusión, la siento palpitar en todos los poros de mi piel, «¿por qué los hombres llegan tan bajo? ¡Con que facilidad nos engañan! Yo le estaba entregando mi corazón y mi confianza, pero ¿de qué me valió? ¿Para qué? Para que con solo unas estúpidas palabras como esas se diera la media vuelta sin importarle en lo mínimo mis sentimientos y se fuera en busca de otra mujer, ¿qué no fui más que un juego con quien pasar el rato?».
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Qué Será De Mí
RomanceÉl era mi destino, era quien me mantenía a flote en este camino incierto. Diseño de portada: @HKramer L. RODRIGUEZ