M
e despierto sofocada, sufro de ansiedad ante el calor que emana mi cuerpo. Al enfocar los ojos en el techo, recuerdo que estoy en la habitación de Santiago; sus brazos fuertes me rodean y una de sus largas piernas se encuentra arriba de las mías, me tiene inmóvil. Me remuevo un poco para ver si con eso logro atraer su atención sin despertarlo, o que me sienta, pero es un caso perdido, creo que ha pensado que soy una almohada más en su cama.
—Santiago... —susurro.
Muevo el hombro para ver si se despierta, no lo hace. Intento de nuevo y nada, él sigue dormido como una roca. Con mucha dificultad me giro poco a poco hasta quedar de lado, miro el reloj que marca las cinco con cuarenta y cinco minutos de la mañana. Es muy temprano, no puedo quitármelo de encima, por lo que llegan a mi mente recuerdos de lo que hicimos hace unas horas.
Después de pasar un estupendo rato juntos en la alberca anoche, nos metimos a bañar en su amplia y cómoda ducha. Nos lavamos el uno al otro, limpiando nuestros cuerpos con demasiada veneración y afecto. Cada minuto que pasamos juntos nos sentimos conectados, cada vez que hacemos el amor es mucho más sensual y arrebatador; la necesidad de colmar nuestra pasión, fundiéndonos como un solo cuerpo, no cesa.
Al terminar otra mágica noche juntos, nos fuimos directo a la cama y, al estar envueltos entre las sábanas, comenzamos a platicar con mucha seriedad al respecto de todo lo que estamos viviendo en estos días. Él sigue con su propuesta de continuar conociéndonos, pero dice que es preciso comenzar una relación. Al final, después de darle más vueltas al asunto lo terminé aceptando, no me dio otra opción, descartó desde raíz el ser solo "amigos", así que ahora soy la
novia oficial del senador Santiago Moya y abusando del buen humor del señor de la casa, bromeé diciendo: "ok, cielo, entonces soy tu novia oficial". A lo cual contestó:
"¡sí que lo eres!", sellando mis palabras con un beso lleno de ternura y pasión. «Estoy encantada, no puedo describir lo feliz que me encuentro».
Comprendo que es relativamente pronto para enrollarme en una relación formal, pero él no acepta un no por respuesta cuando sugerí, muy liberal, que podíamos ser algo así como amigos con derecho. Aunque tengo que confesar que no es que batallara mucho para convencerme, no obstante, algo que tengo claro desde nuestro primer acercamiento es que él es un hombre que no toma muy bien las negativas, así que aquí estoy dispuesta a adaptarme a su forma de vida. Le dije que no quiero renunciar a todos los planes con que llegué a la ciudad. Estoy confiando en esta relación, es la primera vez que estoy con alguien de manera tan formal. No se equivoquen, estoy tan ilusionada y contenta, ¡oh, Dios! Necesito platicar con Luz, que me escuche, me aconseje, en fin, quiero saber qué piensa al respecto, la felicidad y la confusión recorren en mí por partes iguales.
Mientras me encuentro sumida en mis pensamientos, se prende literalmente una incómoda alarma. ¡Oh, no! ¿Es en serio? ¡Júramelo! Tengo tanto tiempo que no escucho una tan temprano, creo que desde que estaba en la universidad.
Oigo a mi chico estirarse, la apaga de un golpe, regresa a mí pegándose a mi espalda y me da un beso en el hombro, pero yo me hago la dormida, no soy una chica muy platicadora en las mañanas.
—Cielo... —Su voz ronca es un susurro adormilado. Acomoda su cara en el hueco de mi cuello—. Delhy, me voy a bañar; tengo que alistarme para ir al trabajo. Tú duerme un poco más, recuerda que estás en tu casa. —Me da un beso en la mejilla y sale de la cama de un brinco.
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Qué Será De Mí
RomanceÉl era mi destino, era quien me mantenía a flote en este camino incierto. Diseño de portada: @HKramer L. RODRIGUEZ