Santiago Moya
DĺAS ATRAS
Salgo de su cama, la arropo y me voy rápido, no quiero cambiar de parecer. Me encantaría quedarme con ella a dormir, o simplemente llevarla a casa para mantenerla segura bajo mis sábanas, pero sé que en el traslado se hará aún más tarde y esos tíos no me dejarán de molestar hasta que me encuentre en la suite de Paolo.
Me subo a la camioneta y partimos rápido.
—Max, cambio de planes, vamos a Moyareal Hotel.
Mientras conduce, estoy planificando qué voy hacer para calmar las aguas y sacarlos de su terquedad, no será fácil, pero no ha existido hasta el día de hoy algo que me detenga.
En unos cuantos minutos llegamos a nuestro destino, un tío joven, el aparcacoches, abre mi puerta, dándome el paso. Max dirige a la gente; bajo con paso firme y apresurado hasta el elevador, al llegar ya lo tienen abierto para mí, eso me indica que solamente falto yo. Como siempre no me tengo que preocupar por nada, mi jefe de seguridad y los demás lo tienen todo perfecto y controlado para mi llegada. Alguien aprieta el botón correspondiente mientras yo solo avanzo hasta llegar a la suite. Cuando me abren la puerta, me dirijo hasta el fondo y paso la estancia sin detenerme, todavía no llego a ellos, pero ya puedo escuchar como resuenan los vasos de cristal. El ruido de los hielos al golpearse unos con otros, al tiempo que enfrían las costosas bebidas, hace que se me haga agua la boca.
—Necesito un scotch —les comunico.
En cuanto entro, Paolo grita animado:
—¡Hijo, pasa! —Aprieto tanto la mandíbula que temo truenen mis muelas de la presión.
—Buenas noches —saludo a los presentes con mi tono habitual.
No les toma por sorpresa, no soy el amistoso del grupo, de eso se encarga Mario. Yo soy el tipo serio, rudo y poco platicador; con regularidad comentan que se debe a que pienso que todo lo sé, pero se equivocan, no solo lo pienso, ¡lo sé! Así que ahora me doy cuenta que saldré airoso de esta, sacaré de esta mierda a Delhy, para que sea únicamente mi Diosa. Me acomodo el pantalón al sentarme, por una extraña razón pensarlo de esa manera, mi pequeña tomando el control en nuestra alcoba, en nuestra cama, me prende como un adolescente lujurioso.
—¡Hola, brother! Te estamos esperando, ven acá. —Mario palpa el asiento a su lado tratando de hacerse el gracioso.
Me le quedo viendo, está idiota si piensa que me moveré hasta aquel extremo para sentarme a su lado. Jamás olvidaré que él es el causante de toda esta mierda.
—Cierra la boca —le contesto como de costumbre.
Paolo toma la palabra, hablando de números, de proyectos y de miles de pendientes que nos rodean. Aunque no lo crean es beneficioso tener entre nosotros a jueces, abogados, contadores, arquitectos, contratistas, doctores, empresarios, etc. En nuestra sociedad todo se hace más fácil y nuestras cuentas bancarias suben como la espuma.
—Bueno, por último, tengo que anunciarles unos cuantos cambios ya hechos. —Toma el control y enciende una pantalla, con la lista de las Diosas de estos seis meses, en la cual no veo a Delhy.
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Qué Será De Mí
RomantizmÉl era mi destino, era quien me mantenía a flote en este camino incierto. Diseño de portada: @HKramer L. RODRIGUEZ