Este es un Libro dedicado al hombre más maravilloso, e importante que ha Existido en toda la historia de la humanidad, el Rey de reyes, nuestro Gran Salvador, el Mesías, el Gran Yo Soy, el Señor Jesucristo.
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Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la...
Si me amáis, guardad mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y os dará otro consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espiritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.
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No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros.
Wow, que hermosa promesa nos hizo nuestro Señor Jesucristo antes de regresar a reinar de nuevo con nuestro Padre celestial, en los cielos. { NO OS DEJARÉ HUÉRFANOS; VENDRÉ A VOSOTROS }. Promesa que se ha estado cumpliendo desde hace dos mil años en todos y cada uno de los que hemos recibido a Jesús como nuestro Señor y Salvador durante éste largo periodo de tiempo. Ahora mismo esta promesa sigue en pie, aún no es tarde para ti que sigues vivo, todavía hay tiempo para que tú también seas parte de ésta gran bendición.
Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si ois hoy su voz, no endurezcais vuestros corazones, como en la provocacion, como en el dia de la prueba en el desierto. Hebreos 3:7-8
Bueno...
En la antiguedad, el pueblo de Dios tenía la ley de Moises, pero esta les era muy difícil de cumplir. En realidad, cumplir con toda la ley les era imposible, Pues ellos no contaban con nuestra hermosa bendición, la bendición que cualquiera que se convierta a nuestro Señor Jesucristo, puede obtener.
Ahora bien, el que nos confirma con vosotros en Cristo y {el que} nos ungió, es Dios, quien también nos selló y {nos} dio el Espíritu en nuestro corazón como garantía. 2 Corintios 1:21-22
Hoy en día, los cristianos no podemos ni siquiera imaginar la carga tan pesada que era para los Judíos cumplir con la ley de los mandamientos por sí solos. Sin ninguna ayuda, pues nosotros ahora tenemos al ayudante, al Consolador, al Espíritu Santo que Jesús nos envió después de ascender al cielo.
Y a veces, aun con el Espíritu de Dios morando dentro de nosotros fallamos, pero esto es porque no siempre tenemos la mirada puesta en lo alto, en los cielos donde está sentado a la diestra de nuestro Padre celestial, el Señor Jesucristo. Así que, la verdad, ya que no tenemos ninguna excusa para seguir pecando, si lo hacemos, es porque queremos.
La pregunta es: ¿Crees qué Jesús merece que le sigamos fallando?
Bienaventurado el hombre que persevera bajo la prueba, porque una vez que ha sido aprobado, recibirá la corona de la vida que el Señor ha prometido a los que le aman. Santiago 1:12
