Este es un Libro dedicado al hombre más maravilloso, e importante que ha Existido en toda la historia de la humanidad, el Rey de reyes, nuestro Gran Salvador, el Mesías, el Gran Yo Soy, el Señor Jesucristo.
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Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la...
Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.
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Lo que debemos saber es que Jesús es la puerta a la que todos tenemos acceso a la vida eterna, No hay otro camino, porque sólo Él es el Camino la Verdad y la Vida.
Por lo tanto el camino es estrecho porque es el único camino, y muy pocas personas pasarán por la puerta estrecha, muchos tratarán de encontrar una ruta alternativa hacia Dios, tratarán de llegar al cielo a través de las religiónes, y por medio de sus buenas obras.
Pero deben saber que por méritos propios, nadie lo conseguirá. Pues solo existe un único camino.
El de la puerta estrecha.
El de espinas.
El camino difícil.
El camino que Jesús inauguró primeramente cuando en la cruz Él mismo fue quien pagó con su muerte por nuestros pecados, y después cuando maravillosamente, resucitó de entre los muertos para que todo aquel que verdaderamente cree en Él, pueda entrar.
Yo soy la puerta; si alguno entra por mí, será salvo; y entrará y saldrá y hallará pasto. El ladrón sólo viene para robar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. Yo soy el buen pastor; el buen pastor da su vida por las ovejas. Juan 10- 9-11
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Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Mateo 16:24
Aún así muchos seguirán el camino espacioso que lleva a la destrucción eterna, mientras que las ovejas oyen la voz del buen pastor, y lo siguen por el camino angosto hacia la vida eterna.
Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y me siguen; y yo les doy vida eterna y jamás perecerán, y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno. Juan 10:27-30
