36. Entrelazados

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Capítulo 36

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Capítulo 36

Entrelazados

— ¿Es necesario que alguien esté dispuesto?

— ¿Quieres que se lo robe a alguien?—Bianca miró con una ceja levantada a Dilara.

—No, me refiero a que... ¿No podemos dar otra cosa a cambio?

— ¿Se rinden tan rápido?

—No existe lobo que quiera ser humano—contestó Lionel mirándola.

—Tal vez sí—mi voz salió de la nada. No me percaté de que lo había dicho en voz alta. Los tres me miraron esperando a que siguiera. Coloqué mi mano en el hombro de Leo—Si conoces a alguien.

— ¿Enserio?—frunció el ceño.

—Creí que debíamos esperar un poco más pero...Bianca no puede venir todo el tiempo—sentí el nudo en la garganta por su reacción.

—Será mejor que traigas a esa persona—comentó Bianca—Todos queremos solucionarlo de una vez.

— ¿Puedo preguntar quién es?—insistió Lionel.

—Voy a llamar a la abuela, ellas vendrán y tú hablarás con esa persona.

— ¿Qué tiene que ver tu abuela en esto?—su confusión era peor. Le entregué el niño a Dilara usando el celular. Una hora después comenzaba a dudar sobre lo que hice, Leo seguía sin saber a quién me refería, Diego se había dormido y Dilara lo había llevado a su cuna para que estuviera lejos de todo eso. Cuando el timbre de la puerta se escuchó, allí estaba ella. Sonrió de lado y la animé tomando su mano. Antes de entrar a la sala, su hermano se había levantado furioso.

—No quiero que rompas nada, estás en mi casa—advertí señalándolo.

— ¿Estás segura de esto?—Bianca estaba sorprendida.

—Mayra quiere deshacerse de todo. La mejor forma es esta, ella no quiere regresar y mientras siga siendo una loba tiene la obligación de volver con su familia—expliqué orgullosa de estar en lo cierto.

El enojo de Lionel disminuyó volviéndose en una mezcla de tristeza y preocupación.

— ¿Estás dispuesta a eso, Mayra?—se acercó. Retrocedí para dejarles más espacio—No puedes renunciar a eso, amas ser una loba, siempre lo has amado.

—Eres mi hermano menor, mi deber es protegerte—sonrió de lado acariciando su mejilla. A simple vista siempre había pensado que el mayor era Lionel, incluso cuando había confirmado que no era así. Mayra tenía un aspecto dulce que podía agradar a cualquiera, sonreí de lado, había agradado mucho más a Astor.

Para mi sorpresa y alivio, el chico la abrazó con fuerza. Mayra apoyó su cabeza en su hombro correspondiendo el gesto. Noté algunas lágrimas de su parte, miré a la abuela estando algo nerviosa todavía. Bianca guardaba silencio observando la escena y Dilara que recién se había unido estaba igual. Regresé mi atención a los dos hermanos, tenían el mismo color de ojos pero los de Mayra no parecían tan intimidantes como los de su hermano. El cabello era igual a diferencia de que uno era corto y el otro más largo.

Boca de Lobo (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora