Capítulo 8
Un color diferente
Desperté por la mañana con Lucy a los pies de la cama totalmente acurrucada, acaricié su cabecita por unos minutos antes de incorporarme entrando al baño. Cepillé mis dientes recogiendo mi cabello en una coleta alta, bajé a la cocina con mi celular en la mano, al pasar por el comedor di un salto encontrando a Lionel cruzado de brazos en la silla.
—Estaba pensando en subir a despertarte pero no sabía de qué forma hacerlo—se quejó.
— ¿No sabes lo que son las normas de cortesía?—reclamé—Oh, cierto, estás aprendiendo las reglas.
—Tengo hambre, ¿Sabes qué hora es, Naomi?
Miré en mi celular. Marcaba las diez en punto.
—Estoy en mi casa y de vacaciones—fui al refrigerador dejando el móvil sobre el mesón. Leo se levantó apoyando sus fuertes brazos de éste mirándome.
—El primer día te levantaste temprano.
—Porque el primer día que estabas aquí debía ir a comprarte ropa—recordé tomando algunas cosas para rellenar— ¿Sueles amanecer así de gruñón siempre?—se encogió de hombros— ¿Cómo te soporta tu prometida?
—Soportándome, obviamente—usó un tono obvio.
Dejé de lado su mal humor y decidí preguntar mientras me encargaba del desayuno.
— ¿Cómo es ella? ¿Es menor que yo?
—Sí—admitió. Antes de abrir la boca me interrumpió—No preguntes su edad, es de mala educación.
— ¿Lionel Mason hablando de mala educación?—bufé riendo a carcajadas. Lucy acarició mis piernas queriendo comida, detuve lo que hacía sirviéndole su plato—Que ironía.
Rodó los ojos mirando a la gata comiendo. Comprendí porque Lucy lo odiaba tanto, normalmente los perros y los gatos se llevan mal, Leo es un lobo, casi un perro si lo veo desde otro punto de vista.
— ¿Por qué quieres saber sobre Dilara?
—Sólo siento curiosidad—fui honesta encogiéndome de hombros. Comencé a preparar unos sándwiches con él observando cada movimiento de mi parte.
—Ambas podrían medir lo mismo si están juntas—contestó después de un suspiro. Lo miré encontrándome con sus ojos azules—Es todo lo opuesto a ti, realmente.
— ¿En qué sentido?
—Su cabello es muy rojizo pero yo creo que es más de color naranja, casi como el de una zanahoria—sonreí divertida—Enserio, muchas chicas de la manada solían no tratarla por ser tan distinta, algunos dicen que fue el resultado de una aventura que tuvo su madre de joven.
—Eso es grosero.
— ¿Qué?
—Criticar a alguien sin conocerlo—sonrió de lado mirándome ahora con un toque de diversión—No es gracioso, quizás para ti pero sabes que no es justo.
—No me estoy burlando—levanté una de mis cejas observándolo incrédula—Es que me parece...extraño que te preocupes por alguien que no conoces.
— ¿Tú no lo haces?
— ¿Te parece que lo hago?—levantó sus brazos señalándose así mismo. Suspiré sirviéndole su plato con dos sándwiches—Sus hermanos la han sobreprotegido desde niña, Dilara es fuerte aunque no lo parezca.
— ¿Crees que se enojaría si sabe que estás aquí?—cuando me serví el desayuno me senté junto a él comiendo.
—No, no lo sé.
Lo miré un largo rato sonriendo de lado, a pesar de no desear ese matrimonio hablaba bien sobre ella.
—Es bueno escucharte hablar así—frunció el ceño sin entender—Otro chico en tu lugar hubiera dicho cosas horrible sobre esa chica sólo por tener que casarse por obligación.
Se encogió de hombros siguiendo con su desayuno. Tomé mi celular escribiéndole a la abuela pero antes de enviar el mensaje me detuve, quería conseguir la forma de salir de todo esto pero ella parecía muy contenta de que Leo y yo pudiéramos tener algo. Suspiré perdiendo el apetito, Lionel lo notó preocupándose un poco.
— ¿Estás bien?
—Quiero quitarme el collar—giré mi rostro mirándolo.
—Creí que lo habíamos dejado en claro anoche...
—Lo sé, yo...
—Escucha—tomó mi brazo distinto a como usualmente lo hacía—Tal vez exista otra forma, ¿Sí? Piénsalo, es imposible encontrar al último descendiente de esa bruja—aunque no quisiera admitirlo, tenía razón— ¿Y si intentáramos engañar a la magia?
— ¿Engañar?
—Tu abuela dijo que cuando te enamores el poder del collar te dejará libre, ¿Y si le hacemos creer que estamos enamorados?—quise reírme por lo que decía.
—Creo que estás mal de la cabeza—me levanté recogiendo su plato y el mío. Fui al fregador decidiendo guardar mi sándwich para luego, los brazos de Leo me abrazaron por detrás tensándome— ¿Qué estás haciendo?—mi respiración se detuvo cuando sus labios rozaron mi oído.
— ¿Qué tan difícil puede ser? Sólo mírate—susurró con esa voz grave que tenía. Estaba inmóvil, no era capaz de moverme y me asustaba. La risita de Lionel me provocó escalofríos, esos que son agradables al sentirlos—No puedes moverte, tu corazón late rápido, tus manos se están tornando frías...—las miré sintiendo dolor al intentar moverlas, las manos fuertes de Leo las aprisionaron, ¿Cómo podía leerme tan bien?— ¿Crees que es difícil aún, Naomi?
Quise responder pero tampoco pude hacerlo. Una parte de mí disfrutaba ese acercamiento pero la otra parecía asustada de lo que pudiera sentir. Supongo que tenía razón, no era tan difícil creer que estaba enamorada.
Lucy dormía en mi cama como de costumbre, una toalla cubría mi cuerpo mientras mi cabello mojado estaba cubierto por otra. Escogí algo para colocarme, estaba algo incómoda después de ese momento de supuesta seducción en la cocina. Lionel se había alejado sonriendo con malicia, como si tenía todas las de ganar, ¿Y si así fuera? ¿Por qué me preocupaba? ¿Si sólo fingiríamos hasta que el collar escogiera a otra persona porque me preocupo?
Simple, porque en este tipo de cosas todo sale mal. Leo lo había dicho cuando veníamos de regreso a casa, después de ver a la abuela.
Uno no decide cuando enamorarse.
Mientras terminaba de colocarme la blusa pensaba una y otra vez en lo mismo. El chico parecía estar acostumbrado a jugar con los sentimientos, era muy guapo para pertenecer a una sola chica. ¿Cómo Dilara podía soportarlo? Las ganas de conocerla crecieron más en mí. Miré por la ventana, los copos de nieves comenzaban a caer de nuevo, fruncí el ceño al ver a Lionel en el jardín trasero.
— ¿Qué está haciendo?—susurré para mí. Los árboles se movían un poco por el viento, el frío no parecía molestarle, todavía no terminaba de analizarlo y comprender su...raza.
De los arbustos cubiertos de nieve apareció una figura que no pude identificar. Lionel la veía fijamente mientras que ésta se acercaba, una capa cubría su cuerpo y su cabeza. Me apresuré en bajar sin dudarlo, al abrir la puerta trasera la brisa helada golpeó mi cuerpo haciéndome temblar. Intenté ignorarla acercándome hasta llegar a su lado.
—Entra a la casa—ordenó en voz baja.
— ¿Quién es?—quise saber. La figura se detuvo a pocos centímetros, era de mi tamaño. Cuando apartó la capucha que la protegía noté un color naranja en su cabellera ondulada. No me costó entender quien era.
"Dilara".
ESTÁS LEYENDO
Boca de Lobo (COMPLETA)
Manusia SerigalaNaomi Rose tiene 21 años, todos esperan lo mejor de ella pero ni siquiera ella misma sabe que esperar de sí. En la cena familiar de navidad, su abuela le entrega un collar que ha estado en la familia por años. esa misma noche, Naomi conoce a Lionel...