Capítulo 1: Cambio de casa

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El camión de mudanzas se había ido. Le subieron los muebles más pesados y más grandes como la cama y el sillón que había comprado el día anterior. Aún le faltaban cosas por comprar pero no tenía apuro alguno.

Las cajas, muebles pequeños y la televisión los quería subir ella misma. Aunque los de la mudanza estuvieron insistiendo en ayudarla ella no aceptó. Así que les pagó y se fueron. Se sentía satisfecha, ser independiente era uno de los puntos que quería acentuar en su vida y decidió que ese era un buen ejemplo para empezar.

Nuevo departamento, nueva Dulce. Suspiró y miró el edificio. Tenía unos 5 pisos. La puerta principal era grande de hierro forjado y detalles de oro. Cada piso tenía cuatro departamentos. Cada departamento era amplio, con grandes y altas murallas acompañadas de ventanales grandes. Tenía un balcón pequeño, quizás pondría plantas ahí.

Por un segundo recordó París. Había ido con Rodrigo hace un año por vacaciones. Le habían encantado los edificios y se lo repetía a su ex prometido día a día. El no le prestaba mucha atención y negaba profundamente el gusto de Dulce por la arquitectura francesa antigua. El prefería algo más moderno, casas cuadradas, blancas y minimalistas.

En ese momento ella había callado y cuando volvieron de sus vacaciones se compraron una casa al gusto de él. Por eso cuando vio este edificio no tardó en comprárselo, otra rebeldía más en contra de su relación con Rodrigo.

Entró todas las cajas al recibidor del edificio. Era amplio con piso de mármol. Se preguntó si haría mucho frío en el invierno. La escalera era visible apenas uno entraba, era muy grande y echa con el mismo material del suelo.

Un viejito llamado Luis era el conserje. Usaba lentes y guantes.

-¿Seguro no quiere que la ayude con algo señorita Dulce?-.

Ya se habían presentado anteriormente cuando Dulce había ido a avisar que se mudaba. Eso hacia como dos días.

-Como crees Luis, no te preocupes, lo puedo hacer yo sola- dijo tomando una caja y dirigiéndose al ascensor.

-Señorita Dulce- llamó Luis.

Dulce se dio la vuelta e hizo un sonido de pregunta con una sonrisa en sus labios.

-El ascensor está en reparaciones, hubo un fallo de luz ayer por la noche-.

Su sonrisa desapareció de inmediato.

Maldita independencia.

-Tendré que subir las escaleras- dijo acomodándose la caja entre las manos y tratando de sonar como si no le importara, aunque no era así. Esto le iba a tomar todo el día. Tenía que subir hasta el piso 5 ¡5 pisos con cajas!

-¿Seguro que no quiere que la ayude?- preguntó nuevamente Luis.

-Ahora menos, debes cuidar las cosas y no te preocupes llamaré a unos amigos para que me puedan ayudar con todo-.

Dulce tomó su celular y llamó a Anahí para preguntarle si podía ayudarla con su mudanza. Ella dijo inmediatamente que sí y que traía la ayuda de su novio Alfonso.

Anahí y Dulce eran mejores amigas desde la universidad. Habían tomado la misma carrera de periodismo y aunque terminaron trabajando en ámbitos muy diferentes siguieron siendo amigas hasta el día de hoy. Anahí era columnista y editora de una revista de moda. Dulce se había dedicado a lo cultural. Se había ganado gracias a su talento y trabajo una columna en la sección Cultura y Sociedad en el diario más importante de la ciudad y además trabajaba en el Centro Cultural de México.

Alfonso conoció a Dulce en un cóctel de Navidad en el el mismo centro hace dos años. El se dedicaba a la publicidad y había hecho una campaña para ellos ese año. Se lo presentaron y de inmediato supo que era para su amiga. Un día invitó a cenar a Alfonso al departamento donde vivía con Anahí -antes de vivir con Rodrigo-, el amor entre ellos dos surgió tal como había pensado y se hicieron novios de inmediato, fue como un cuento de hadas.

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