Capítulo 84: Preparándose para su llegada

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-¿Qué quieres hacer hoy?- preguntó Christopher mientras acariciaba el pelo de Dulce.

Estaban ambos acostados bajo las sábanas abrazados con Triana a sus pies que jugaba con lo que había sido un zapato de Christopher.

-Necesito ir a la casa de Maite-.

Christopher se tensó.

-¿Por qué? ¿Estas segura?-.

-Tenemos que ir a buscar las cosas de la bebé. Ayer no tuve tiempo de decirte pero Elisa nos dijo que podían venir a  nuestra casa esta semana a ver si teníamos todo lo necesario para la bebé-.

-¿Tan rápido?-.

-Si. Digamos que somos un caso de urgencia- rió.

-¿Pero estas segura de que quieres ir? Si quieres puedo ir yo solo-.

-¿Estás loco? Voy contigo. Necesito y quiero ir- dijo segura.

Christopher rió por la reacción de Dulce.

-Esta bien. Entonces es mejor que nos vayamos a arreglar- dijo tratando de separarse.

Dulce lo agarró con fuerza.

-No, espera un ratito más, conmigo aquí en la cama- lo abrazó.

Christopher rió ¡Había olvidado cuando había estado tan feliz!

-Está bien. Pero un ratito que ya me suenan las tripas-.

Christopher abrió el departamento de Maite. Había un silencio sepulcral en el. Dulce aunque no lo quería demostrar, le afectaba bastante entrar al departamento de su amiga. Y aunque ella había hablado con el conserje acerca del futuro del departamento, no había podido abrir la puerta ella.

El conserje les había dicho que el departamento estaba comprado por Maite y en su testamento había dejado que le correspondía a sus sucesores. Por lo tanto el departamento era de su hija, pero hasta que tuviera 18 años era de los que la adoptaban. May ya había pagado la limpieza por todo el año, por lo tanto habían decidido que las cosas se iban a quedar como estaban y luego verían que podía hacer con el.

Dulce se abrazó a Christopher por la espalda, lágrimas caían mientras veían las fotos de Maite. Había una de ella con Dulce en la primera cita con la doctora. Maite estaba con lágrimas y Dulce sonreía al lado de ella.

Maite abrió los ojos -¿Es ese el bebé?-.

-Si, ese poroto que está ahí. Todavia es muy chiquito pero vas a ver cómo crece. Pero debes de tener cuidado. Los primeros tres meses son los con mayor riesgo de aborto- dijo la doctora.

Maite sintió como sus ojos se llenaban de lágrimas. Ella no era una persona que lloraba mucho, pero esas semanas lo único que había hecho era hechar agua por los ojos. Pero ahora estaba llorando por otra razón. Desde ese momento amaba a lo que se formaba en su interior y lo amaba más que a nada en el mundo. Era su eje.

-Voy a ser mamá Dulce- sonrió Maite.

Dulce rió y la abrazo -Y una de las mejores querida amiga-.

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