Capítulo 86: Casi perfecta

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Ambos se despertaron abrazados. Último día juntos.

-Buenos dias hermosa- dijo Christopher rompiendo el silencio de la mañana.

-Hola- respondió reconfortándose en su pecho.

-¿Cómo amaneciste?-.

-Perfecto, como todos los días de esta semana- se regodeó gloriosa.

-Haremos que este día sea memorable- juró Christopher.

-Pero por favor... dejemos para mañana las despedidas. Hoy solo disfrutemos- y se puso encima de él dándole suaves besos.

-Mmmm ¿Qué quieres hacer hoy?-.

-Estar contigo -sonrió- Da lo mismo si nos quedamos aquí o si salimos, lo importante eres tú-.

-¿Qué te parece si cenamos en un lugar elegante?- preguntó acariciando su cuello.

-¿Lugar elegante?-.

-Si ¿Es que acaso es muy extraño que yo te invite a esos lugares? Ya sabes yo esmoquin, tu un vestido precioso que hará que me muera de celos por como los hombres te miran porque eres demasiado sexy-.

-Suena como una película de ricachones- sonrió.

-Quiero que este día lo recordemos por siempre y se que nunca te he invitado a esos lugares. Quiero que sea algo especial-.

-Como quieras- y le dio un beso.

Desayunaron en la casa con normal tranquilidad. Luego fueron a dar una vuelta tranquila al parque que siempre iban. Dulce le hizo sus famosas pastas para que comieran y luego se quedaron en el sofá abrazados y viendo televisión. No había sido algo tan especial, aunque habían estado todo el dia juntos y eso era lo maravilloso. Pero la cosa era que lo importante estaba en la noche. Tenían planeado cenar en uno de los restaurantes más lujosos y luego pasar una noche única ¡Parecía el día perfecto!

Christopher pagó la cuenta y se quedaron tomando el vino que les quedaba antes de irse. Habían comido exquisito y se habían vestido muy elegantes para la ocasión. Ambos se habían reído mucho, definitivamente era la mejor despedida que podían haber hecho.

Dulce le pidió la mano a Chris y le empezó a acariciar los nudillos. De repente sintió como una persona con esmoquin se dirigía hacia ellos, abrió los ojos y se tensó ¡Mierda! Era Rodrigo.

-Buenas buenas- dijo apoyándose en la mesa entre los dos con una sonrisa satírica.

Dulce le agarró la mano con más fuerza a Christopher y lo miraron en silencio con el cuerpo tensado.

-¿Qué haces aquí?- preguntó Dulce.

-¿Qué hago aquí? -rió- Este es mi círculo Dulcecita. Yo les debería preguntar qué hacen ustedes aquí. A mi parecer no es muy tu ambiente Christopher y Dulce ya se fue de aquí hace mucho-.

-¿Es un lugar público? Puede entrar cualquiera, hasta mierda como tú- se defendió Chris.

-Oh vamos. Entre tú y yo todos los que están en este restaurante saben que la mierda eres tú-.

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