Capítulo 67: Tiempo de belleza

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Tocaron el timbre de Dulce a las ocho de la mañana.

Ambas amigas estaban plácidamente durmiendo en la cama y ninguna tenía la intención de levantarse.

-¡Duuuuuul! El timbre- dijo Maite con voz adormecida tapándose con la sábana.

-Abre tú, me despertaste en la noche muchas veces por tus idas al baño- alegó Dulce.

-Estoy embarazada no es algo que pueda controlar-.

-Ponte pañal- propuso Dul.

-Ja ¿Estás de broma no?- preguntó destapándose.

-Tu eres mi invitada tienes que ir- y se dio la vuelta.

-Es todo lo contrario, se supone que me debes de atender- comentó Maite.

-Quizás se vayan si dejamos de tocar- propuso Dulce.

-Puede ser ¿Sabes quien toca el timbre a esta hora?-.

-No de seguro están equivocados. Pero te juro que si no siguen dejando de tocar el timbre como enfermos me van a conocer a mi- amenazó poniendo la almohada en su cara.

Pero el timbre no paró de sonar. Dulce se levantó enojada a abrirles la puerta.

-¡Malditos desgraciados poco empáticos hijos de su..!- Dulce abrió la puerta y vio a un grupo de personas vestidas de negro que hizo que se le llenara la cabeza de preguntas y no pudiera terminar la frase.

-¿Quienes son ustedes?- preguntó frunciendo el entrecejo.

-Hola. Yo soy Paul y soy asesor de imagen. Y estos son maquillista, peluquero, masajista, podóloga y modista -dijo un hombre rubio apuntando hacia las otras personas que estaban a su lado- ¿Tu eres Dulce verdad?-.

-Si pero... -no la dejaron terminar y sin decir nada entraron como Pedro por su casa a instalar sus cosas.

-Wow wow wow ¿Qué hacen?- preguntó atónita.

-Venimos a prepararte. El matrimonio es hoy ¿No?-.

En eso Maite salió de la habitación -Dulce -la llamó- ¿Por qué tanto alboroto?- susurró cuando estuvo al lado de ella-.

-Al parecer Anahí nos ha mandado personas para que nos arreglaran- comentó Dulce.

-¿Te aviso algo?-.

-No pero sabes cómo es ella. Le encanta hacer sorpresas y todo ese tipo de cosas-.

-¡Dulce! - la llamó Paul.

-¿Si?- le prestó atención la pelirroja.

-Ven para acá que tenemos que empezar a arreglarte- la llamó.

-¿Pero no es muy temprano?- preguntó cuando estuvo a su lado.

-No sabes lo que uno se demora en estas cosas, pero quedarás bellísima- y la sentó en una silla plegable negra que habían traído en frente de un espejo con luces ¿De dónde demonios había salido eso?

-¿Y Maite?-.

-¿Maite?- preguntó Paul levantando una ceja.

-Si Maite mi amiga, también va al matrimonio- y apuntó a la morena que todavía estaba apoyada en el marco de la puerta.

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