Capítulo 77: Lo que deseamos no siempre llega de la manera que queremos

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-¿Qué? ¿Dulce estás segura?- preguntó Christopher atónito.

-Totalmente -dijo con un tono de sobriedad- ¿Y qué dice? -le preguntó a Elisa- ¿Dónde tengo que firmar para adoptarla?-.

Elisa rió -No es tan fácil como crees. Es todo un proceso en el cual tienes que postular-.

-Lo haré todo-.

-No sé si entiendes muy bien a lo que me refiero. Necesitas ciertos requisitos para entrar a la lista de personas que quieren adoptar ¿Dulce? -dijo preguntándole su nombre. La pelirroja asintió.

-Tengo trabajo con un sueldo bastante bueno para mantener a una bebé. Vivo en un departamento que tiene una pieza perfecta para ella. Además era mejor amiga de la madre por lo que supongo que eso valdrá como un bonus y sin incluir que iba a ser la madrina con este que tengo al lado- apuntó a Christopher.

-Ya veo... Mira lo que pasa es que cuando son bebés recién nacidos siempre hay mayor demanda. Y siempre elegimos a la gente más capacitada-.

-¿Capacitada? ¿Hacen como un curso o algo?- preguntó Dulce sin entender lo que quería decir la señora.

-Puede ser, también es una aptitud que genera puntos extra. Pero cuando me refiero a gente con mayor capacidad significa personas casadas sin hijos y dado que usted no lleva un anillo supongo que no esta casada-.

Casada. Maldita sea, le habrían dicho cuatro días antes y se hubiera casado con Rodrigo de haber sabido.

-¡Pero eso es una estupidez! No tiene nada que ver el estar casados con tener mayor capacidad. Pueden separarse a los dos meses de haber adoptado al bebé o pueden hasta tener violencia intrafamiliar-.

-Primero hacemos un estudio muy exhaustivo de las familias antes de que adopten a los niños- dijo defendiendo su institución.

-Lo sé pero...-.

-Lamentablemente la ley es ley pequeña-.

A Dulce casi se le revienta el hígado cuando escuchó que la llamó pequeña ¿Tenía qué? ¿Once años menos que ella? Y la llamaba pequeña como queriendo decir que no estaba preparada para cuidar a un bebé.

Christopher interrumpió -Dulce, creo que es mejor que nos vayamos -y le tomó el brazo acercándola hacia ella- Podemos venir otro día para ver que otras soluciones se pueden hacer- le susurró.

Dulce sabía que Christopher tenía razón. Si quería tener al bebé lo mejor era no pelear con Elisa. Lo mejor era buscar un plan para poder quedarse con el bebé. Tenía que hacerlo, era su responsabilidad. La manera de hacer que todo el sacrificio de Maite valiera la pena.

¿Y si? No, no, no sonaba a una locura. En las posiciones extremas se nos ocurren las cosas más locas ¿Acaso su corazón no importaba para sus ideas en estos casos? Claro, como a la mente no le duele. No perdía tanto con intentarlo ¡Pero claro que sí perdía mucho! Si pensaba pedirle a Rodrigo que la perdonara y se casaran quizás podía adoptar a la bebé pero sería su condena de muerte. Estar con el... le daba un profundo asco. Pero tenía que tener a la niña, costase lo que costase.

-¿Y si estoy próxima a casarme?- Ya lo dicho dicho está, no hay vuelta atrás.

-¿Próxima a casarse? ¿Con quién?- preguntó curiosa.

Dulce abrió la boca, pero las palabras no salieron de su boca.

-Conmigo- respondió Christopher en vez de ella.

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