Capítulo 31: ¿Qué estamos haciendo?

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Dulce se levantó y le acarició la espalda. Christopher tenía la respiración agitada.

-Christopher mírame- dijo decidida.

Christopher se dio la vuelta y la miró a los ojos.

-Quiero... necesito estar contigo -confesó Dulce.

Ahora que estaban en esa situación ella no iba a dar vuelta atrás. Sentía que necesitaba expresarle todo lo que le pasaba y que mejor manera de hacerlo con un gesto que no necesitaba palabras.

-Dulce no sé...- dudó Christopher.

-Hey mírame -Dulce lo tomó de la cara- No te lo voy a repetir nuevamente, quiero que lo hagamos-.

Christopher la tomó de la cintura. Estaba más indeciso que nunca, era lo que había ansiado hace mucho tiempo pero por otra parte estaba la importancia de Dulce en su vida, quería hacerle notar que ella no era otra chica con la que se acostaba.

-No pienses tanto y bésame- le suplicó y lo beso.

Como el todavía no se veía seguro Dulce como ultima arma se sacó el sujetador. Y funciono. Christopher perdió la cordura y se olvidó de las razones por la cual no debía estar con ella y la tomo para llevarla de vuelta a la cama.

Le beso el cuello, le beso sus pechos y le beso su estómago. Dulce ya se sentía en el cielo. Con sus brazos temblando nuevamente soltó el cinturón de Chris y esta vez no pararon.

El jugaba con la feminidad de Dulce y ella le repartía besos por el cuello.

Al sacarse ambos la ropa interior se miraron fijamente a los ojos con muchos sentimientos encontrados. Dulce ya estaba lista y Christopher estaba ansioso, se sentía diferente a las otras veces, como si aquí entregará más que su cuerpo, algo que todavía no podía explicar. Por lo mismo quería que esta vez fuera diferente, algo más puro y tranquilo

La penetró lentamente mientras seguían mirándose y se hicieron uno. Se besaron y se quisieron demostrar tanto con esa acción. Llegaron al cielo juntos, extasiados, ambos sintieron la seguridad de estar en el lugar correcto.

El seguía arriba de ella mientras trataban de acompasar sus respiraciones.

Dulce sabía lo que había hecho, sabía lo que había entregado y que ahora no había vuelta atrás. Casi se le había declarado cuando le había gritado y ahora tenía miedo de lo que iba a pasar después, pero no quería pensar en eso todavía, viviría el presente.

Christopher se separó y se acostó al lado de ella. La miró, Dulce estaba sumida en sus pensamientos mirando al techo. El estaba tan confundido, no sabía lo que le había pasado. Era tan diferente estar con ella, le gustaba mil veces más pero al mismo tiempo le daba miedo lo que sentía. Pero llegó a la misma conclusión que ella, iba a vivir el presente.

Ella dio vuelta la cabeza y sonrió tímidamente, el también le sonrió de vuelta. De pronto esa paz que ambos sentían fue interrumpida por un miedo de Christopher.

-Dime por favor que tomas la píldora- rogó con cara de asustado.

Dulce rió- Me inyecto, tranquilo- y le acarició la cara sin pensarlo.

Christopher se relajó inmediatamente. La acercó hacia el y le dio un beso.

-Estuviste increíble- le dijo Christopher entre besos.

-Tu también -le sonrió- ¿Quieres ir a la playa? Hoy tengo ganas de no hacer nada-.

-¿Y si nos quedamos acá?- le preguntó.

-No -y le dio otro beso- Necesitamos bañarnos y son las 9:30 así que necesitamos hacerlo rápido-.

De mala gana Christopher se levantó de la cama sin pudor. Dulce se puso roja porque estaba completamente desnudo y el entró al baño. Ella se tapó con las sábanas sin poder creer lo que estaba sucediendo.

-Ahora te toca a ti dormilona-. Christopher la destapó de las sábanas y Dulce lanzó un gritito por el susto y se tapó las partes que ella encontraba necesario.

-No sé porque te tapas si ya te he visto entera- le recordó a Dulce.

Ella solamente lo miró y con un atrevimiento que no sabía que tenia lo atrajo y lo beso. Ambos se sentían mucho más liberados ahora, como si se conocieran hace mucho y no era extraño para ambos besarse, aunque les encantaba.

-Dulce si sigues te juro que no dejaré que salgamos de acá- le advirtió Chris.

Ella lo soltó y sonrió. Agarró la sábana para poder ir al baño sin que el la mirara y cerró la puerta.

Después de estar los dos listos y vestidos salieron de su cabaña.

Dulce no sabía cómo comportarse, pues su valentía frente a el se había quedado en la cabaña. Pero el le tendió la mano y se la tomó. Caminaron juntos hasta la playa en silencio, disfrutando de su cercanía y haciéndose algunos arrumacos.

No había mucha gente y decidieron ponerse cerca del agua. Pusieron sus toallas y se sentaron.

-¿Te he dicho que te ves hermosa con ese bikini?- le dijo Christopher mirándola.

Dulce se sonrojó y negó con la cabeza.

-Pues te ves espectacular- la aduló.

Dulce rió avergonzada.

Ambos sentían que estaban en un sueño, pues no tenían ni la menor idea de porque se comportaban así tan cariñosos, como si fuera una verdadera pareja. Era como si lo hubieran hecho desde siempre.

-¿Quieres ir a bañarte?- le preguntó Christopher.

-No, quiero esperar a que me de calor- respondió Dulce acostándose en su toalla.

Christopher sin hacerle caso la tomó y la cargo en su hombro mientras ella pataleaba.

-¡No idiota! ¡Te dije que no quería!- le gritaba.

Pero el no la escuchó y la tiro al agua junto con el. Dulce cuando salió a la superficie y le empezó a tirar agua muy enojada.

-¡Eres un idiota! Te dije que no me tiraras y lo primero que haces es...- Christopher la atrajo hacia el y la beso haciendo que se callara.

A Dulce se le olvidó porque estaba enojada con él y le siguió el beso. Se separaron por falta de aire.

Se miraron a los ojos en silencio.

-Christopher ¿Qué estamos haciendo?- le preguntó sin pensarlo y se arrepintió de inmediato porque sabía que podía arruinarlo todo, el se podía dar cuenta de que era un error y se alejaría.

Christopher se quedó en silencio pensando. Se acordó de lo que había hablado con sus amigos el jueves. Acostarse con Dulce no había disminuido las ganas de estar con ella, sino que las había aumentado. No quería pensar en lo que estaba haciendo, solo quería disfrutarlo -No sé, pero me encanta ¿A ti no?- respondió al fin.

Dulce asintió, mucho más relajada.

-Mira te hago una propuesta, no pensemos en nada más de nuestro alrededor. Olvidemos nuestros problemas, nuestras vidas en Ciudad de México y disfrutemos este momento ¿Te parece?- propuso.

Aunque le hubiera gustado algo más, no tenía seguridad de qué. Así que por mientras le iba a ofrecer las cosas de las que el estaba seguro.

Dulce quería mucho más, pero sabía que no lo podía tener, por ahora. Pero al menos era algo y si el decía que le encantaba pues con mayor razón. Quizás así el se daba cuenta de lo que Dulce había hecho. Porque como lo habían hablado alguna vez, ella cuando se acostaba con alguien era mucho más que el tener sexo, era entregarse al otro y ahora no quería salir lastimada, por eso también tenía que ir con cuidado.

-Me parece- y sellaron su promesa con un beso.

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