Capítulo 12: Toalla

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-Lo siento Christopher pero necesito irme inmediatamente al terminal de buses- dijo Dulce alterada.

-Te llevó- tomó las llaves de su camioneta y se puso su chaqueta.

-No es necesario, yo tomaré un taxi, tienes que almorzar-.

Dulce estaba recogiendo su bolso.

-¿Crees que te voy a dejar ir sola cuando yo te puedo llevar? Vamos el almuerzo puede esperar-.

Ella asintió y salieron los dos juntos hacia los estacionamientos. Chris se dio cuenta que Dul tenía los ojos llorosos y antes de que se subieran el la abrazó.

-Ey chiquita, tranquila-.

Dulce empezó a llorar en su pecho. Chris le acariciaba el pelo.

-¿Cómo la gente es tan mala? - preguntó entre lágrimas.

-¿Qué te hicieron?- preguntó preocupado.

-A mi nada -se separó limpiando sus lágrimas- fue a May una amiga, esta embarazada y este fin de semana iba decirle a su familia. La echaron apenas se los dijo y ahora esta en el terminal-.

-¿No aceptaban a su pareja?-.

-No, no, no. Ella es madre soltera, nunca ha querido decir quién es el padre ¡Ahora está sola! Su familia no la apoya y solo me tiene a mi y a unos pocos amigos- dijo empezando a llorar de nuevo.

Christopher la abrazó con más fuerza.

-Vamos Dulce, hay que ir a buscarla-.

Luego el se subió y le dio la mano todo el camino, en señal de apoyo.

Llegaron media hora después al terminal y Dulce se bajó corriendo. Christopher la siguió.

La pelirroja buscó a May con la mirada y la encontró de inmediato, corrió hacia ella.

Maite estaba sentada en un banco llorando. Se tocaba la panza acariciando a su bebé.

-Amiga-.

Maite levantó los ojos.

-¡Oh Dulce! -y se le quebró la voz- No sabía si ibas a venir pero no podía levantarme e irme sola-.

Dulce la levantó y la abrazó.

-Ya amiga, tranquila, debes estar tranquila por el bebé- dijo Dulce acariciándole la espalda.

-¿Cómo me pudieron hacer esto? ¡Dulce! ¡Estoy sola con el bebé! No creo poder soportarlo-.

-Me tienes a mi, soy tu amiga y te prometo que no te dejaré sola-.

-Es que hubieras visto. Fue horrible. Llegue y espere a que todos estuvieran el sábado, porque mi hermano llegaba en la tarde de ese día. Les conté en la noche. Me empezaron a gritar zorra, que abortara y que me fuera de allí. Fui en taxi hasta la estación y tuve que esperar 5 horas para que el siguiente bus partiera-.

-Ellos no saben lo que se pierden; vas a ser una gran madre y esta niña será una grandiosa hija- dijo tocándole el estómago.

-¡Oh Dulce!- y se abrazaron de nuevo.

-Vamos a mi casa y almorzamos, Christopher me trajo- y se separaron.

-¿Tu vecino?- preguntó limpiándose las lágrimas.

-Si -empezó a mirar los alrededores hasta que lo encontró en una tienda de la estación- ahí está. Vamos-.

Y ambas fueron a donde el estaba. Christopher acaba de comprar las flores cuando llegaron.

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