Capítulo 24

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ZHANG YIXING

La mirada de Kyungsoo era fría, solemne y débil, con manos empuñadas y pasos firmes rompiendo la tierra bajo sus pies. Pude ver unas cuantas lágrimas bajar por su rostro, sin dejarlas de quitar con furia de sus mejillas, limpiándose el líquido como si fuera algún veneno.

Se está rompiendo en trocitos pequeños, en pedacitos mínimos que parecían imposibles de pegarse con algún pegamento. Llora en silencio mientras la sombra del árbol lo cubría de las miradas ajenas, mientras el sol brillaba en la punta del cielo con el insistente aire cálido quemándole. Sé que se siente esa sensación de vacío, impotencia, tristeza, el dolor de perder algo y la nostalgia de pensar que jamás vas a recuperarlo.

Kyungsoo se sentía completamente solo, la sensación de quedarse sin un abrazo de media noche lo hacía ver frágil e inocente. Se aferra a sus piernas con tanta fuerza que me niego a creer en la realidad, me negaba a pensar en que ése amor podría acabar de esa manera tan inútil. Los he visto a través de la ventana, escuché su discusión mientras Kris distraía a los demás de los fuertes gritos que provenían de fuera.

Luego vi la mirada de decepción y molesta de Jongin al abandonar al menor en esas condiciones deplorables. Jongin atravesó la puerta con pisadas fuertes y precisas, con la respiración agitada y el semblante duro como una roca. En vez de ir nuevamente a la cocina, subió las escaleras con tanto esmero que creí ver sus ojos llorosos.

En algún espacio de mi mente pensé que Kyungsoo lo seguiría y trataría de arreglar aquél asunto, borrando aquellas palabras con besos y promesas, no obstante el niño se quedó allí sufriendo con sus propias emociones.

Me dolía verlo así, después de tanto tiempo sin vernos y sin darnos la voluntad de mostrarnos fuertes, lo encontré demasiado destruido para mi gusto. Cuando el avión había aterrizado en Corea, una mala sensación recorrió mi cuerpo, y aunque la ignoré, ahora la sentía con más exactitud y ahínco. Esta vez no pude hacerme el ignorante y fui en busca de Kyungsoo.

Mire por encima de mi hombro y encontré a Kris levantándome el dedo pulgar en forma de aceptación, dejándome el problemilla en mis manos. Y aunque sé que este chico estaba ansioso por ir a ayudar al más bajo, prefirió darme la oportunidad de dejarme la mente y corazón de Kyungsoo a mi encargo de corregirlo.

Pude oler esa fragancia a tristeza, observé como el cielo parecía quedar grisáceo y el ambiente se convirtió en algo diferente a como un día alegre debería ser. Toqué la hierba húmeda con la palma de mis manos y me apoyé contra el árbol, dirigiendo toda mi atención a Kyung.

Él se negaba a mirarme, estaba reacio a compartir conversación y continua sollozando en pequeños espasmos mientras guardaba todo para él. Desahogarse era el mejor método para liberar la angustia, si no sabré yo que he estado toda mi vida contándole mis problemas a un psicólogo, y esperaba que el pequeño pudiera soltar sus penas conmigo.

—Mi psicólogo siempre me decía que hablar con alguien era el mejor remedio para borrar los problemas, por eso siempre iba con él para contarle cada parte más oculta de mí. Deberías hacer lo mismo, Kyung. No digo que te encierres en el globo de psicológico aun sabiendo que estudias para ello, pero preferiría que te hicieras tratar.

— ¿Eso crees? — pregunta con la voz rota, con ese timbre amargado que conocía.

He aprendido a leerlo, conocer mediante a sus expresiones cualquier error o confusión reflejada, pero justo en este momento toda emoción pareció desvanecerse.

Asiento y lo observo de reojo — ¿Recuerdas de mi problema con dejar entrar más personas a mi vida?

—No podría... olvidarme, hyung — sorbe por la nariz y luego inhala antes de utilizar la tela de su pantalón para limpiar sus ojos.

Heaven «KaiSoo»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora