Heaven «KaiSoo»

Capítulo 28

KIM JONGIN

— ¿Qué estás haciendo? —Había dejado la charola encima del escritorio y me crucé de brazos, mirándolo con el ceño fruncido—. ¿Por qué estás lastimándote, Kyung?

Este sonríe con sorna y deja caer el cúter sobre la cama para después ponerse de pies y acercarse hacia a mí con los ojos curiosos de ver qué había traído para él. Su mano estaba sangrando, pero eso no fue lo que me preocupó, sino el hecho de que parecía no dolerle en absoluto.

—Necesitaba hacer algo. Me estaba doliendo —contestó, limpiando la sangre en su camiseta blanca—. No soporto el dolor ¿sabes?

Niego decepcionado; era la primera vez que me decepcionaba sus acciones. Lastimándose para amortiguar el dolor era ridículo teniendo en cuenta de que él -meses atrás- había dicho que lastimarse no estaba en sus ideas.

—No lo hagas más —le ordeno, molesto—. Vas a prometer que nunca más lo harás ¿bien? Promételo.

Él se apartó y arqueó una ceja, y cuando vio que no desistía de mis palabras, terminó por bufar para luego asentir. Lo observo detenidamente y al verme comienza a morderse el labio fieramente, casi como queriendo arrancárselo con los dientes.

¡¿Qué le estaba sucediendo?!

—Vamos a vendarte —Importándome poco su oposición lo tomo por el brazo y lo guío hacia la cama—. ¿Tienes vendas por aquí?

—No —dice desinteresadamente.

— ¡Kyungsoo! —regaño, mirándolo molesto. Su actitud me molestaba mucho—. No te comportes como si no fuera grave ¡Estás grave, por el amor de Dios! —Él alza la mirada y enarca las dos cejas—. ¿Qué?

—Las vendas están en el placar —indica, mirándome fijamente; una mirada que pedía algo.

Suspiro y voy por las benditas vendas. Encuentro el rollo muy al fondo del placer entremedio de su ropa interior, un rubor se apoderó de mis mejillas y luego cierro con rapidez la puerta.

— ¿Por qué lo haces? —pregunto sentándome a su lado y tomando su mano herida.

Él resopla.

—Ya te lo dije: No soporto el dolor.

—Pero hay otras maneras de hacerlo y esta es la peor ¿Qué clase de persona hace eso? —Sigo vendando su mano con suavidad mientras escuchaba sus ligeros suspiros—. ¿Eso te hace sentir bien? ¿Ver a otros preocupándose por ti...te hace bien?