Capítulo 7

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KIM JONGIN

Me encontraba en la cocina preparando algo para que el sueño despierte en mí. No encuentro una manera para consolidar el sueño, y por más que cierre los ojos, teniendo a Baekhyun pegado a mi cuerpo como un imán, no quiere decir que puedo dejar de pensar.

A veces la imagen del rostro de Kyungsoo invade mis claras noches, convirtiéndose así en sueños frecuentes. Por ese motivo siempre me despierto entre las dos de la madrugada e ir a leer u hacer cualquier cosa para dejar que mis pensamientos se tranquilicen y se concentren en otra cosa.

Escucho los talones bajando por cada escalón. Supuse que era Baekhyun y que venía a buscarme ya que no me encontraba en cama, pero al acercarme al umbral de la cocina me di cuenta de que aquella persona era nada más que Kyungsoo. Llevaba la tablilla bajo su hombro y tres pinceles en los labios, quise reír porque así se veía muy adorable, sumándole su cabello alborotado y su piel bañada por la palidez.

Sin voltear hacia la cocina, salió por la puerta trasera quedaba al patio. Ya me conocía los horarios en los cuales no puede dormir y cada vez que yo no puedo lo encuentro leyendo algo. Justamente hoy, cambió su rutina. Froté mis parpados con los dedos y caminé hacia la puerta trasera que era más una puerta corrediza de cristal.

A través del cristal, vi la figura de Kyungsoo. Éste estaba recostado en el tronco de floreciente árbol y con la vista hacia el cielo. Recorrí sus manos que se mantenían pegadas a su cuerpo e hinchando su pecho tomó el pincel entre sus dedos y lo mojó sobre su paleta de colores.

Silenciosamente, me acerqué hasta quedar a una distancia prudente de él. Por la reacción que tiene cuando estoy cerca, me asegura que ya le dejó de agradar el tacto amistoso, más aún las caricias.

―Deberías estar durmiendo ―aseguro en un audible susurro.

Él al percatarse de mi presencia frunce el ceño. Rasco detrás de mi oreja con incomodidad, ya que a veces sus gestos me hacen temblar.

―Sería al revés ―musita, mirando el cielo que está repleto de farolitos, algunos eran parpadeantes y otros queditos.

―Últimamente, no consigo dormir ―acoto, dejando que las palmas de mis manos toquen el césped y mi cuerpo se incline hacia atrás―. ¿Tú tienes problemas para dormir también?

Suspira y comienza a mover su mano con delicadeza, paseando el pincel en algún punto de la hoja. Utiliza el negro para dar oscuridad y algunos grises en lugares del centro, coloca un poco de pintura en el centro y saca líneas hacia distintas partes.

―Falta poco para el festival y no tengo tantas pinturas para vender, y de paso para exponer ―decía, mojando el pincel en la pintura blanca.

Me pregunto por qué, sin embargo me alegraba un poco que mostrara sus pinturas en el mismo pabellón donde Baekhyun venderá comida. Mis dos chicos, los cuales han hecho que mi felicidad crezca, iban a pasar un tiempo a solas. Aunque la idea suena genial, sé que Kyungsoo no estará dispuesto a entablar una conversación amistosa con mi prometido.

Me recuesto en el césped con las manos detrás de mi nuca. Debería estar mirando el cielo, pero me concentro en tratar de descifrar el rostro de Kyungsoo que se mantiene sereno y por alguna razón me entraba la curiosidad de tocar su mejilla, y comprobar si aún seguía aquella calidez en ellas; pero ya me metía como un torbellino de detención que a él no le agradaba el más mínimo contacto.

―¿Por qué pintas en horarios de noche o a primera hora de la mañana?

He estado contando sus acciones y casi siempre estaba pintando en la mañana o algunas veces entre la mitad de la tarde.

Heaven «KaiSoo»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora