Capítulo 12

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    Podía ver cómo todo volvía a pasar tan nítidamente que llegaba a ser real, veía la destrucción y la guerra. En realidad ese campamento le dio una guerra a los Vigilantes de la Guardia, una guerra difícil de ganar. Estaban igual de bien entrenados y poseían buen armamiento. Pero el lugar seguía pareciendo un infierno, yo caminaba en medio de todo cómo si fuera inmune a los golpes y balas. Entonces la vi a la asesina de mi hermana, ella comandaba a todas esas tropas, tenía una sonrisa efímera y una mirada amenazante.

  Despierto abrumado y con el terror invadiendo mi ser, logró relajarme para mirar por la ventana. Deben ser las diez de la mañana, pues todos están fuera de sus departamentos y casas. Seguramente están siguiendo los horarios que les han impuestos, me peino mis rubios cabellos y me salgo de mi habitación en dirección a la sala de control, pensando en contarle mi sueño a Katrine y White Blood.

—¡Eric! ¿Qué haces aquí? ¡Deberías estar entrenando!— Pregunta Katrine ni bien entré.

—Tuve un sueño, creí que era prudente contarles— Respondo, entonces Katrine y White Blood me miraron con asombró.

—Ya, puede sea importante— Dijo White Blood sin dejar de mirarme fijamente.

     Les conté mi sueño y ellas se quedaron pensativas un rato como si llevaran tiempo esperando que fuera allá a relatarles eso, lo que me puso nervioso al instante. Katrine quiso abrir la boca y decir algo, pero alarmas y ruidos que recordaban a las sirenas se hicieron presente en todo el lugar. Los hologramas parpadeaban mostrando una luz roja con el aviso "Peligro" escrito con color rojo en ellas.

—¡¿Qué está pasando!?— Gritó White Blood aproximándose a donde estaban Esmeralda y Edward quienes tecleaban con una velocidad inhumana.

—¡Han logrado invadir las computadores!— Respondió Edward ajustando compulsivamente sus gafas.

—Ya deben conocer nuestra ubicación— Dijo Esmeralda tratando de calmarse y poner su habitual tono frío.

     Yo sentía mi estomago removerse, la sensación de terror y vacío que me produjo mi pesadilla volvió...

¡Comenzaría el masacre que destruyó nuestro antiguo hogar para destruir el nuevo!

*-*-*-*-*-*-*

    Todos se movían de un lado a otro con ligereza, el que las computadoras hubiesen advertido que fueron invadidas les daba algo de tiempo así que lo aprovecharían. Este campamento tenía la ventaja de tener un arsenal de armas superior y vehículos para desalojarlo rápidamente. Los niños menores de 14 eran dirigidos con anticipación a ellos y los suplementos necesarios se tomaban (comida, agua y armas).

     El campamento estaba hecho un caos en ese momento, Katrine caminaba dando ordenes por un lado y White Blood por otro. Estaban estresadas, cansadas y mas que todo preocupadas, en especial la pelirroja que ya había pasado por eso a tan poco tiempo.

—¡Katrine!— Gritó Hansel dirigiéndose rápidamente a la chica— Ya han reunido a los menores en las camionetas, pero aun nos falta Annie...

—Katrine suspiro exasperada, al escucharlo— ¿Donde se metió ahora esa niña? ¡No es el mejor momento para que se extravié!

—Eric fue a buscarla sabe donde está, en unos minutos estará en una camioneta— Dijo Hansel a modo de pregunta.

—¿Nos pasaremos huyendo toda la vida?— Preguntó Katrine en un susurro que Hansel no atinó a escuchar.

—¿Katrine?

—Qué espero la encuentre pronto ya que no sabemos realmente si nos queda tiempo para una retirada, además puede que nos rodeen— Respondió Katrine buscando no alarmar al castaño.

  En eso uno de los chicos que tenía turno resguardando el muro llegó a la carrera hacia donde estaban esos dos.

—¡Señorita Katrine!— Gritó el chico al alcanzarlos— ¡Intentan pasar la barrera! ¡Se está debilitando!— Anunciaba el chico con miedo en los ojos.

  Era verdad se podía ver un movimiento parecido a cuando se arroja una piedra en un lago en lo que antes era una barrera mágica invisible.

—¡Tenemos que evacuar este lugar! ¡Ahora mismo!— Dijo Katrine con ojos de espanto.

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

  Eric buscaba a Annie en su antigua sala de entrenamientos, pensó que ella estaría en los casilleros encerrada cómo siempre pero se equivocó. Pateo con odio la puerta del casillero del centro dejando el metal tuerto, lo que sólo le aumentó la ira.

— ¡Joder! ¡¿Donde se metió esa cría ahora?!— Maldeció intentando calmarse y pensar, pues la situación lo estaba ganando.

*-*-*-*-*-*-*-*-*

      Ángelus y Henry eran escoltados por dos jóvenes hasta los garajes para ser evacuados. Ángelus miraba el cielo confundida por ver el ligero movimiento de la barrera de protección que recordaba a las olas que se formaban tras arrojar una piedra al agua. Recordaba eso plenamente, no era cómo si hubiera pasado demasiado tiempo desde ese entonces. Tal vez el campamento de White Blood tuviera más condiciones y estuviera más preparado... Pero algo en su corazón le atormentaba.

—¿Estás bien?— Preguntó Henry con su voz áspera y seca de normalmente, aunque intentará ser más dulce.

—Supongo que esto no me gusta... Es cómo si hubiese huido todo este tiempo y fuera la causante de esto— Respondió ella poniendo su mano en el área donde se quedaba su corazón— Ellos me querían a mi...

—Todos siempre hemos huido Ángelus... Hubiéramos abandonado esto tarde o temprano, somos “Corrompidos” no conocemos tal cosa cómo la estabilidad— Respondió el pelinegro poniéndole la mano sobre el hombro de forma cariñosa a lo que ella sonrió.

—Gracias, Henry— Sonrió dulcemente lo que hizo que el joven se sonrojara fuertemente, había algo en la sonrisa de la chica ángel que le fascinaba...

    Entonces la tierra tembló haciéndolos caer en el piso por la fuerza, la barrera de protección caía sobre ellos como trozos de vidrio desvaneciéndose antes de tocar sus cuerpos.  Los chicos que los acompañaban corrieron en dirección a donde quedaba la entrada del campamento, Ángelus y Henry se pusieron a mirar asombrados al ver a lo lejos que uno de los chicos que se quedaba sobre el muro había sido desperdigado en el suelo con una herida de bala..

—Otra vez— Se dijo Ángelus con lágrimas rebeldes que le resbalaban por las mejillas.

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      White Blood miraba petrificada el cuerpo del joven que acababa de morir, su nombre era Joshua y debería tener apenas 18 años. De su pecho justo en donde estaba su corazón se podía ver un gran hueco sanguinolento, su rostro carecía de expresión y vida, su brazo derecho y pierna izquierda estaban volcados en posición contraria seguramente por la caída. Eso era lo de menos, después de todo el ya estaba muerto antes de tocar el suelo, la peliblanca miro al muro y había chicos disparando o usando magia para defender el campamento. A su alrededor todos estaban armados en mira al portón que era la entrada al campamento, listos para disparar a cualquier invasor.

     Sólo eran unos niños y mismo así sostenían pesadas armas, de igual forma podían morir. Joshua era un niño todavía y mismo así yacía muerto en el piso, los grandes ojos rojos de la peliblanca estaban abiertos cómo platos, mientras seguía con la mirada fija en el chico muerto.

—Las órdenes, señorita White Blood— Preguntó una joven muy mona de pelo rubio y expresión muy cerrada para alguien de apenas 16 años, su nombre era Casandra, ella también era una niña, era lo único en que podía pensar White Blood.

      La peliblanca volvió a mirar a su alrededor sintiendo cómo una rabia, no un odio se apoderaba de todo su ser. Puso una mano en el pecho justo en dónde se quedaba su corazón y la cerró bruscamente en un puño.

—White Blood...— Pudo pronunciar la chica un poco confusa por la expresión de su ex líder.

—¡DISPAREN A CUALQUIERA QUE ATRAVIESE ESE PORTÓN! ¡MATAD A TODOS VIGILANTE QUE ENCONTRÉS!— Grito la peliblanca determinada a lo que todos sostuvieron los armas con más seguridad.

«Los mataré a todos... No sobrará ninguno»

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

      La Dra. Harrison estaba siendo evacuada juntó con los demás doctores del campamento, todos habían sido considerados personal no apto para la batalla. Después de todo la mayoría eran médicos recién graduados, otros ni siquiera tuvieron la oportunidad de graduarse y sólo eran un montón de jóvenes asustados. Pero Glimmer destacaba entre todos ellos, no sólo por el hecho en que ella era la única que estaba tranquila jugando en su celular en plena guerra, tampoco por ser la única graduada con algunos años de experiencia, sino por el hecho de que era la única que tenía cómo “Talento” curar...

      No estaba asustada, tal vez un poco preocupada— Aunque ni siquiera lo segundo aparentará—, había pasado por algo mucho peor qué eso y si tenía que morir estaba preparada para ello...

     Aunque no pareciera la muerte era su única salvación, pero también sabía que no moriría así nada más y suicidarse para una médica cómo ella era algo muy contradictorio. Se detuvo un rato y miró atrás, definitivamente era una guerra, chicos caían del muro seguramente por una bala y se escuchaba el horroroso sonido que producían las armas, aún no lograban pasar el muro, pero sin duda lo lograrían...

—Dra. Harrison...Doctora— La llamó con suavidad, la joven que los escoltaba— Debemos irnos.

      Glimmer miró un rato más la escena, recordando a su marido todo quemado, pero vivo... Pero muerto en vida de alguna forma, ése era él castigo que se le aplicaba a los “Corrompidos” qué eran considerados inútiles— La hoguera— Tal vez lo mantuvieron vivo un rato más y lo  mataron frente a ella, para dejarla más perturbada...

Tal vez... Ni ella lo sabía y tampoco importaba más, él estaba muerto, no había qué más hacer...

«Debes huir... Mi amor, no... Puedes quedarte»

    Fue lo último que le dijo su marido o más bien lo qué había quedado de él, antes de recibir un disparo en él cráneo. Y fue lo último que pensó para luego mirar a la joven que la escoltaba con indiferencia y ponerse en marcha...

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

    Ni siquiera Ángelus podía entender la escena en que estaba metida, no podía oír nada. La gente corría por todos lados, pero lo único que escuchaba era un zumbido molestó que la atormentaba. En eso Henry la tomó de un brazo e intentó hacer que reaccionará sacudiéndola, la chica estaba como perdida, aunque tenía los ojos abiertos era cómo si hubiera perdido el conocimiento.

—¡Ángelus! ¡Reacciona! ¡Debemos huir!— Gritaba Henry intentando hacerla reaccionar, pero la chica solo miraba a su alrededor como aletargada— Ángelus…— En eso la chica alada reaccionó.

—No huiremos… Yo no lo haré— Dijo y lo tomó de la mano cómo pidiéndole que la acompañará.




Alchemist: Angel #CarrotAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora