Memorias Oscuras

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Caso Henry y Hansel:

       Henry no tenía los pies sobre la tierra, más bien casi volaba. El césped sobre sus pies eternamente descalzos, el viento moldeando sus cabellos, el cielo azul intentando seguirle y sus manos alargadas intentando tocar algo qué no existía, no había en el mundo sensación más agradable que esa para Henry.

     El corría libre, cómo el viento, cómo un lobo, mientras Hansel trataba de seguirle el paso a miles de distancia, después de todo a pesar de ser su mellizo y haber nacido unos minutos antes, Henry a sus ocho años era mucho más alto y atlético que él.

—Espera Henry, ya no puedo...— Fue lo único que pudo decir Hansel, apoyándose sobre un árbol para tomar aire a grandes bocanadas sintiendo que su pulmón no daba para más.

—Eres muy lento, Hansel— Respondió Henry con una sonrisa divertida formada en su labios.

—No soy lento, tu eres rápido cómo un animal salvaje— Dijo Hansel al recuperar él aliento, en eso Henry sonrió y largo a correr.

—¡Yo soy un animal salvaje!— Gritó para luego ponerse ha aullar tal cuál lobo a la luna, mientras corría libre cómo un lobo. El no era humano, no en su totalidad.

      Henry era demasiado diferente a todos los integrantes de su familia, no tenía ojos grises opacos, cabello castaño entre oscuro y claro, ni piel blanca sonrojada cómo la tenían sus padres y sus hermanos. Su cabello era abundante y de un color aun mas oscuro que la noche, su piel era muy blanca cómo la leche o él marfil y sus ojos eran plateados cómo la luna.  Además Henry no era cómo los demás en su núcleo familiar, él ni siquiera se sentía cómo un hijo de sus padres más pensaba en si mismo cómo una clase de mascota o guardián, no era que sus padres lo amarán menos y si porque él no se veía de la misma especie de sus padres.

    Henry era en cierta forma un lobo, en teoría era un animago podía transformarse a voluntad en ese animal y también era mitad ese animal. Él único problema de Henry era que pretendía ignorar su “yo” humano, tenía instintos agudos y al mismo tiempo era racional, pero confiaba solamente en los instintos qué tenía.

    La familia de Henry no era normal al igual qué el, Horacio y Ophelia— Los padres de Hansel y Henry— Habían decidido que lo mejor era exiliarse con sus hijos de la sociedad, era preferible ser ermitaños que ser exterminados. Horacio y Ophelia eran hermanos, por eso eran prácticamente idénticos, también por ello sus hijos al igual que ellos eran “Corrompidos” y ninguno de los dos querían que sus dulces retoños fueran quemados por el hecho de tener poderes o reclutados cómo Vigilantes. La culpa los invadía, el pecado los había bendecido con bellos hijos, pero ninguno se salvó de la maldición que cargaban.

—Es preferible está vida, mi amor, es mucho mejor qué morir bajo los dilemas de la sociedad de Athenas 2.0... aquí somos libres— Era lo qué decía Horacio cada vez que Ophelia se sentía debil y cansada.

      Pero realmente la vida no era tan mala para sus hijos, que crecieron sin gozar de cosas tan simples cómo la electricidad o la compañía de otros para entretenerse. Hansel y Henry jugaban por él bosque libres, Gastón él hijo mayor iba a cazar con su padre y Giselle se quedaba en casa a ayudar a su madre con la rústica cabaña que construyó su padre.

     La vida en exilio era normal para ellos, sus mentes estaban totalmente de acuerdo con él mundo que vivían y eran felices. Gastón y Giselle esperaban un hijo para aumentar mas la felicidad de la familia con la llegada de un nuevo integrante, todo era perfecto. De una manera un tanto enferma y poco usual ¿Pero qué más podían hacer? Los hijos solo podían repetir los pecados de sus padres.

—¡Henry! ¿Donde estás?— Lo llamó Hansel para luego sentarse bajo un sauce seguro de que éste ya lo encontraría, después de todo Henry conocía el bosque cómo la palma de su mano.

     El niño aburrido por haberse perdido de su compañero de juego hizo que una esfera mágica se formará en su mano, era cómo un cristal que volaba sobre su mano y tenía adentro una margarita muy hermosa. El niño se entretenía con eso cómo si fuera el juguete mas popular de una juguetería.

        Entonces un cachorro de lobo se le abalanzo y empezó a lamer sus mejillas rompiendo su concentración, a lo que él reía.

—Ya, ya Henry, vámonos a casa— Dijo riendo Hansel en eso el lobito se volvió humano y dijo.

— Ya, vámonos...

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

      El pequeño corría asustado por el bosque, era muy veloz, pero el miedo que sentía lo hacía hacer movimientos muy torpes. Sabía que estaban tras el y tenía la certeza de que si se detenía lo alcanzarían, avistó la cabaña en donde vivía y sigilosamente subió hasta la ventana de su habitación la cual compartía con su gemelo. Entró en esta intentando no hacer ruido y se refugió en su cama.

—¿Henry, eres tú?— Preguntó Hansel, despertándose perezosamente de su cama, se rasco los ojos de forma infantil para luego sentarse en la cama de su gemelo.

—Hansel… ¿Qué haces despierto?— Preguntó Henry algo asustado todavía.

—Yo te preguntó lo mismo— Dijo Hansel a modo de respuesta, en eso Henry comenzó a llorar.

       Ambos ya tenían 11 años, pero Henry aparentaba bastante mayor a pesar de ser mas infantil que Hansel, quien aun no había cambiado mucho de apariencia desde los ocho años, pero se mostraba mucho más maduro. En eso Henry entre asustado y a punto de llorar, resolvió abrir la boca.
—Estaba jugando en el bosque…— Confesó algo apenado.

—¿Y?— Insistió Hansel por una respuesta, pero antes de que su hermano hablará algo, Gastón entró en un exabrupto a la habitación.

—¡La casa está en llamas tenemos que salir!— Gritó su hermano mayor con un semblante de angustia que jamás le vieron.

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
  
    Giselle, Gastón, Hansel, Henry y la pequeña Vanesse huían. Henry miraba hacia atrás constantemente, viendo la pequeña casucha en la que fue criado arder en llamas. Giselle llevaba a su pequeña hija de la mano, quería cargarla, pero la pequeña se rehusaba a ello ni siquiera entendía porque tenía que irse de su casa de noche.

—¡¿Qué fue lo que paso, hermano!? ¿¡De que huimos?!— Preguntó Hansel ya sin fuerzas para correr más, mientras su hermano mayor lo llevaba agarrado de la mano.

—Unos hombres muy malos nos siguen…— Contestó Giselle tomando a su pequeña ya fastidiada en los brazos.

—¿Y papá? ¿Y mamá?— Preguntó Hansel asustado y cansado, prácticamente siendo arrastrado por su hermano para seguir avanzando.

—Pronto… Pronto nos encontraremos con ellos— Fue la respuesta de Gastón, acompañada de una amarga sonrisa. Hansel lo entendió, si sobrevivían a esto jamás volverían a ver a sus padres.

      Se alejaron bastante de su casa y vida, de todo lo que conocían. Esa casucha era su hogar, pero a esas alturas estaría convertida en cenizas y Henry no podía evitar sentirse culpable, el guio a esas personas malas a su hogar. Todos se detuvieron un rato, resguardándose bajo un viejo sauce, el sol ya empezaba a salir y no habría desayuno esa mañana. A esas horas Ophelia y Giselle ya habrían despertado para hacerle el desayuno a los caballeros de la casa, Horacio y Gastón despertarían algunos minutos después para desayunar algo rápido, despedirse de sus mujeres y partir a la labor del día: cazar.

    Los pequeños, sin remedio despertarían tarde, comerían y ayudarían a su madre con la pequeña huerta en el patio, además de a su hermana con la pequeña y mimada Vanesse. Pasarían horas jugando con la pequeña, en especial Henry quien le tenía un especial cariño hacía ella.

«—Hermano cántame tu canción…

— Caminando por el profundo bosque vi un lobo,
Vi un lobo, muy feroz y amenazante,
Pero no había ningún peligro,
Ningún peligro el me dijo...
El cantaba, el cantaba muy bonito,
Para que así mi corazón se alegrará,
Y así mi corazón cautivará,
El bailaba, el bailaba y no cesaba,
Pues me amaba, pues me amaba
Y me amaba,
El decía que nunca desistiría y yo a negarle mi mano me proponía,
Pues era malo, era malo
Ni el diablo podría ser tan ruin y mal intencionado...
Nunca lo podría haber amado,
Aunque el cantara, el cantará y el cantará...»

    Esos días jamás volverían….



Alchemist: Angel #CarrotAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora