Capítulo 15

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Si había algo que nunca le gustó hacer a Robert era ser asignado cómo niñera, estaba confirmado realmente odiaba niños y no tenía mucho tacto para cuidarlos, pero White Blood siempre le asignaba ese tipo de trabajo. ¡Pero claro! No había mocosa que le desagradara mas que Annie y justamente estaba cuidando de ella, la niña no hacía más que mirar por la ventanilla del auto, quieta, inmóvil cómo si fuera una muñeca de Dresde y eso lo incomodaba. Esa niña tenía un problema mental y serio según su percepción, se preguntaba que de tan malo podría haberle ocurrido a la chiquilla, pero al fin y al cabo poco le importaba.

  Sólo le incomodaba su silencio y el hecho de estar solo en una camioneta con ella; Annie no tenia ningún atractivo sexual para ser una niña de 13 años mas bien no parecía tener mas de ocho años, no era mona por lo escuálida que era y para Robert incluso le ocasionaba cierta repugna.  Annie tampoco sentía algo muy diferente a lo que Robert por ella, lo miraba de reojo y sentía cierta desconfianza, el era un monstruo más en el mundo cómo el monstruo de sus pesadillas, el era hombre. Ambos estaban atrapados en una muy mala e incomoda situación, ambos se odiaban y mismo así estaban en el mismo automóvil.

—¿Tienes miedo?— Preguntó Robert con una sonrisa falsa, deseando cortar el incómodo silencio que invadía el ambiente; Annie lo miró de reojo solo para volver a concentrarse en la ventanilla, chasqueando los dientes notoriamente fastidiada.

—¡Cállate, pedazo de mal parido!— Dijo y eso apenas pudo tragárselo Robert, ¡Lo había insultado! Y nada más ni nada menos que una niña escuálida de 13 años. Realmente no podía entender ni tolerar a esa chiquilla y estuvo a punto de tratarla, pero tuvo que usar sus poderes a prisa haciendo que una barrera de protección rodeara el auto.

  Por un tiempo no pudo ver que pasaba, pero al recuperar la vista pudo vislumbrar mejor cómo uno de los coches de los Vigilantes se aproximaba al de ellos, éstos estaban armados con modernísimas armas de fuego de gran alcance y el poder de destruir cualquier tipo de material con un efecto bomba. Por suerte Robert se dio cuenta que estos estaban merodeando el lugar antes de que las balas que tiraron lo pillaron desprevenido, tuvo que frenar el auto violentamente para volcarlo en otra dirección.

—¿Estás bien?— Preguntó intentando agarrar el aire a bocanadas, la chica pelirroja asintió asustada.
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     Katrine abrió los ojos otra vez, se sintió confundida, pues el mundo a su alrededor era sólo una mancha borrosa; es lógico que eso no duró por mucho tiempo. Lo primero que vio fue el cielo matutino, sintió su frente fría y algo de agua le escurrió por la mejilla; tocó su frente instintivamente y sintió la fría humedad de un paño, ese hecho la conmocionó por un rato.

—¿Así que ya despertaste? ¡Me alegra!— Dijo una voz llena de alivio y serenidad, Katrine jamás podría confundir esa voz. Volcó el rostro para encontrarse con aquel par de ojos grises opacos que siempre la miraban con una ternura que lograban proporcionarle una calidez inimaginable— ¿Te sientes bien?— Preguntó Hansel preocupado por la falta de reacción de la joven.

—No es nada…— Dijo tranquilamente, aliviando al chico que sonrió alegremente al escucharla— ¿Qué me paso?— Preguntó ahora un tanto confundida y sin muchos recuerdos de lo más reciente.

—Te desmayaste— Explicó Hansel, mientras que Katrine se dispuso a pararse dejando caer el paño húmedo que descansaba en su cabeza— También tuviste fiebre— Dijo Hansel a lo que Katrine asintió, trató de levantarse del suelo, pero un agudo dolor la hizo quedarse quieta en donde estaba.

   Entonces la pelirroja se acordó de su pierna, con la vista la buscó por un momento turbada; Hansel había cortado su pantalón— Cómo pudo— hasta un poco más arriba de su rodilla, revisó la herida y ya no estaba a carne viva, pero la cicatrización no se veía muy bonita. Tenía un coloides muy pronunciado y sentía un dolor muy agudo, pero la verdad es que era mucho mejor que la herida que tenía ante y le aliviaba que ya no sangrara.

—Hice un gran esfuerzo para curarte con magia, soy muy malo sanador y me salió mal, pero no es nada que Glimmer no pueda arreglar después— Se disculpó Hansel, pero la joven no hizo más que sonreír.

—Está mejor que antes— Dijo con una sonrisa que pronto se desvaneció de su rostro— No podemos quedarnos acá mucho más tiempo— Sentenció con seriedad.

—Si ya se…— Respondió Hansel con suma seriedad.
   El joven castaño la ayudo a pararse y Katrine tuvo que contener un grito de dolor al sentir ambas piernas apoyarse en el suelo, pero ignoró el dolor y se centró en caminar, mientras con un brazo se apoyaba en el castaño para no perder el equilibrio. Avanzaban lento, pero avanzaban; habían decidido que adentrarse en el bosque era peligroso puesto que los Vigilantes los estarían buscando y tampoco podían refugiarse en las ciudades, puesto que esos eran los dominios de estos por lo que su única esperanza era lograr pasar la carretera de algún Barrio Aislado.

—Deberías dejarme, estorbó— Comentó Katrine cuando tuvieron que detenerse por el horrible dolor.

—Pues tú misma lo dices, debería— Fue la respuesta de Hansel que ahora le sostenía la mirada un tanto enfadado por esa proposición— No puedo dejar sola a mi damisela en apuros.

—No soy una damisela en apuros…— Refunfuño la joven con el seño fruncido.

—Pues ahora no te ves realmente como un caballero de armadura plateada— Bromeó Hansel y la pelirroja lo fulminó con la mirada, pero no tardo mucho para que una sonrisa se formará en su rostro.















Alchemist: Angel #CarrotAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora