{ROY POV}Bueno pues aquí llevo diez minutos esperando y nadie me abre la puerta. Me estoy empezando a preocupar, ¿y si está en peligro? hay que recordar que Miranda es el objetivo de una red de narcotráfico. Me senté en la escalera de emergencia, cogí mi teléfono y la llamé.
-¡¿Qué pasha Roy?!-dijo Miranda eufórica y arrastrando las palabras, inmediatamente me tranquilicé.
-¿Miranda estás bien?-pregunté-¿Dónde estás? Me tienes preocupado.
-¡Eshtoy estupendamente!-y se comenzó a reír- Acabo de venir de hablar con Alex y a la vuelta me he tomado algunas copitas -dijo riéndose. Negué con la cabeza, lo que faltaba-¡Pero ya voy de vuelta!... Uy pero si te estoy viendo sentado en las escaleras-dijo riéndose y apareció por las escaleras tambaleándose. Colgué la llamada me guardé el teléfono y fui con ella.
-¿Algunas copitas?-dije ayudándola a subir las últimas escaleras-Vas muy borracha...-le dije- ¿Por qué has cogido por las escaleras?-le pregunté, ella se tambaleó.
-Porque estaba hablando por teléfono contigo y si cogía el ascensor se cortaba la llamada, ¡No esperaaaabaa encontrarte aquí!-dijo dándome un abrazo y riéndose.
Suspiré.
-Suspiras mucho, ¿lo shabías?-me dijo levantando las cejas.
-Eso es porque tú lo causas... Venga dame las llaves que entramos en casa-le dije extendiéndole la mano para que depositara las llaves.
Ella me chocó las cinco riéndose, se sacó las llaves del bolsillo, me empujó para hacerse paso hasta la puerta y tambaleándose comenzó a intentar meter la llave.
-Pues va a ser que esta no es...-dijo riéndose- Quizás es esta...
-Anda dame-le quité las llaves y metí una al azar y abrí la puerta.
Miranda me rodeó con su brazo, me sonrió con los mofletes rojos del alcohol y me miró fijamente.
-Muy buena esa, siempre metes las cosas tan bien que da gusto...-dijo riéndose y se metió en el apartamento.
No pude reprimir una carcajada ante ese comentario, Miranda borracha hace gracia. Entré detrás de ella.
-¿Sabes Roy? La vida es muuuuyyy duuuraa-me dijo tirada desde el sofá y quitándose los zapatos mientras los tiraba al suelo.
Me acerqué a la cocina busqué el café para que se le vaya la borrachera, pero claro, cómo no, no tiene. A ver ahora como consigo despejarla.
Fui al salón donde estaba Miranda. A ver cómo lidio con una Miri borracha.
-¿Por qué es exactamente dura la vida?-le pregunté mirándola y cruzándome de brazos, ella estaba tirada en el sofá con la mano en la frente.
Se comenzó a reír.
-Pregúntale a tu hermano, ahora seguramente que piense que le vida es una pedazo de hija de puta-dijo con una carcajada, luego se le cambió la expresión de la cara-Pobrecitos-me dijo con tristeza.
No tengo ni la menor idea de qué está hablando...
-Miranda es tarde ¿qué tal si te llevo a la cama?-le dije mirando el reloj. Con que se duerma me basta, pero aguantarla borracha no, por favor, ¡es peor que Mark!
-Llevo esperando que me dijeras eso desde la primera vez que me follaste-dijo levantándose, yo jadeé, vale no me he dado cuenta de que a mi comentario se le podía dar la vuelta para mal interpretarlo.
Se me acercó y puso sus manos alrededor de mi cuello, me quedé mudo, la tengo muy cerca mirándome fijamente con sus ojos marrón claro.
-¿Sabes qué?-susurró, sus palabras parecían terciopelo acariciando mi piel, me puso los pelos de punta.- Me tienes loca, porque no entiendo qué tengo que hacer contigo...-acercó su rostro al mío, mis ojos se fueron a sus labios, quiero besarla, pero está borracha, ¡no debo! Miranda en condicionales normales no haría nada de esto.- Roy, quizás te quiera-dijo y me dio un beso.
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Los gemelos viven conmigo (#VCG2)
Ficção AdolescenteAlexandra ya tiene 18 años; ha pasado un año y medio desde su desastrosa experiencia en Inglaterra. Tras abandonar todo su pasado y empezar de cero, ha rehecho su vida: se ha independizado, ha acabado el instituto y ha conocido a mucha gente nueva...