Capítulo 16: Veo que te gustan los hombres peligrosos

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Este capítulo está sin corregir para poder publicarlo antes, si encontráis alguna falta de ortografía o algo que no tenga sentido (porque lo habré escrito muy rápido y al final ha salido cualquier cosa) decírmelo en los comentarios para poder cambiarlo, siento las molestias y gracias por vuestra colaboración. Espero que guste, si es así votad y comentad. :)

{MIRI POV}

He pasado mi primera semana en la universidad con éxito, Roy tenía razón, cuando te acostumbras no es tan malo pero lo sigue siendo no os engañéis.

Lo bueno es que ya es viernes, ¡Yuju! y voy a salir de fiesta, a ver a quién consigo esta noche, tengo buenas vibraciones.

No creáis que es que tengo muchas ganas de salir y de conocer a gente, lo que realmente quiero es quitarme de la cabeza a Roy. No os voy a mentir, lo suyo fue... es que nada más pensarlo me pongo caliente, unas mariposas corren por mi estómago y empiezan a bajar...

Pero no quiero nada con él, no puedo hacerle daño. Él  dijo quería que yo le enseñara a tener mi estilo de vida y sé que eso no es para él, no le gustaría porque acabaría cogiendo sentimientos. Por eso le he estado dando largas.

Me senté sobre la cama, solo llevaba la ropa interior, cogí mi bote de crema corporal y comencé a extenderla por todo mi cuerpo.

Lo peor de todo es tener que vivir con él, ¿sabéis lo difícil que es después de haber probado lo que tiene para dar? Cuando le veo en el pasillo o tumbado en el sofá o escucharle cocinar o cualquier cosa, mi mente sucia ya se empieza a imaginar cualquier fantasía erótica con él. Creo que tengo las hormonas disparadas.

La cosa es que como no puedo resistirme tengo que buscar a otro que con suerte me haga olvidarme de él.

Alguien llamó a la puerta de mi habitación. Me sobresalté porque estaba en mis pensamientos y en nada más.

-¿Miranda puedo entrar?-dijo, ¿veis? así es imposible, una no puede olvidarse de ese estúpido cabeza hueca.

-Estoy en ropa interior, espera que me pon...-no me dejó acabar la oración abrió la puerta, se coló dentro y cerró la puerta tras él.

Me crucé de brazos y le miré mal.

-¿Pero bueno tú qué? ¿De qué vas? Te he dicho que esperaras-le dije enfadada, no estaba avergonzada, si total ya me había visto así antes...

Con el dedo índice me subí las gafas hasta arriba del puente de la nariz, todavía no me he puesto las lentillas.

Se sentó en mi cama y se tumbó mirando hacia el techo, cogió un cojín y se lo llevó al pecho.

-¿Por qué vas a salir y no me avisas?-preguntó, suspiré, cogí la crema corporal y la cerré.

-¿Acaso tengo que decirte todo lo que hago? Roy, Roy, por si no te has dado cuenta ahora estoy respirando, y también pestañeo ¿qué más te digo? ahh sí mi corazón bombea sangre-le dije sarcástica-¿Por que iba a decírtelo? no eres mi padre

-Cualquiera diría que tu corazón bombea algo, con lo fría que eres...-murmuró sarcástico, abrí la boca de par en par.

-Vamos a ver, entras en mi habitación porque te ha salido de las narices y te pones graciosillo. Ya te estás yendo, venga-le dije señalándole la puerta.

-Tranquila fiera-me tiró el cojín, apreté el puño, me está enfadando, lo mejor va a ser ignorarle, se cansará y se irá.

Me acerqué al armario y lo abrí, cogí un vestido gris ceñido y comencé a ponérmelo.

Los gemelos viven conmigo (#VCG2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora