[30] Volver a las raíces

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Su familia paró a Brooke, para poder hablar con ella un par de segundos. La chica solo quería irse a duchar y dormir después de la peor cita del mundo.

—Querida —comenzó su madre— estamos preocupados por ti.

—¿Por mi? —preguntó la rubia— solo estoy algo sucia.

—No es eso —interrumpió su padre— es que has estado muy rara.

—¿Rara? Pero al fin soy la hija que siempre quisieron —se defendió— tuve novio, me maquillo, salgo los fines de semana...

—Lo sabemos, pero todo fue muy repentino Brooke —dijo su madre— de un día para otro cambiaste en todos los sentidos, y por eso estamos preocupados. Sentimos que no eres tu misma.

—¿Y qué quieres que haga? —preguntó.

—Ve a ducharte, reflexiona a partir de esto y mañana, no te arregles como la gente espera verte, sino como tu te sientes cómoda.

Brooke escuchó atenta y se alejó lentamente agotada. Se metió a la ducha quedándose casi dormida, solo podía pensar en lo humillante que fue esa cita. De pronto, todo se conectó es su mente.

Todo este tiempo estaba haciendo lo contrario a lo que debía hacer. Se volvió popular, volviéndose la copia barata de Astrid con Derek. Comenzó a gustarle estar en otro personaje, en vez de su antigua vida. ¿Y los amigos de los chicos antes de todo esto?

Estaba jugando a la vida perfecta, en vez de destruir todos esos horribles estereotipos. Una luz se encendió sobre su cabeza, salió de la ducha con una sonrisa de felicidad pura.

Envió un mensaje a todos los chicos diciendo: «Es hora de volver a nuestras raíces, separarnos un día. Confíen en mi»

Al día siguiente, Brooke abrió la caja con sus prendas antiguas. Combinó ambos estilos para sentirse bien consigo misma.

Al llegar a la escuela caminando con zapatillas, en vez de unos modernos tacones, muchos ojos se posaron en ella confundidos. Llegó a su casillero, donde una chica del periódico escolar se acercó.

—Brooke, te ves casi irreconocible ¿A qué se debe este repentino cambio?

—Me cansé de seguir los estereotipos... solo quiero que todos seamos amigos, somos compañeros después de todo, ¿No, Mandy? —respondió encogiéndose de brazos. La periodista sonrió alejándose solo por el hecho de que supiera su nombre.

Caminó hacia la biblioteca, donde sacó su viejo (y no usado) pase para el Club de los libros. Entró como a principio de año, pero se sentía diferente, más confiada que nunca.

—Hola chicos —saludó sentándose en la misma mesa en la que conoció a Teddy.

Muchos quedaron atónitos al ver a la nueva reina de la escuela junto a ellos. Estaban tan asustados, que no pudieron reconocer a su compañera Brooke.

—Soy yo —contestó.

—¿Vienes con los del equipo de fútbol? —preguntó un chico asustado detrás de su mochila.

—No —dijo. Estaba frustrada al no sentir nada al estar en ese lugar, como solía— ¿Saben qué? Deberíamos salir de este lugar —comentó atrapando la mirada de todos los presentes— Si queremos romper los estereotipos debemos dejar de escondernos y hacerles pensar que de verdad somos unas ratas —Muchos parecían entrar en razón.

—¿Y si alguien nos quiere agredir? A muchos nos han golpeado —agregó una chica.

—Entonces, díganme a mi. Yo sabré a quién llamar —dijo levantándose.

Mis mejores amigos gaysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora