Me acerqué al escritorio del señor Walker, y él me pidió que tomara asiento, saludándome cortésmente. Me preguntó cuál era el motivo de mi visita a su oficina.
—Estoy bien, gracias. ¿Y usted? Solo vine porque... extraño un poco a mis padres.
—Estoy bien. Ya estaba preguntándome por qué no habías venido a ver a tu padre, Betania.
—Sí, eso, vine porque... usted sabe, no tengo recuerdos y quiero recuperar el cariño que les tenía antes de eso —dije, rascándome la nuca.
—Te comprendo, pero... ¿Cómo ha sido tu relación con Sandra? Es más común que intenten establecer una relación de madre e hija. Sé que Sandra puede ser difícil de entender, o no sé si entiendes a qué me refiero —dijo, haciendo un gesto con la mano.
—Sí, lo haré, pero me gustaría empezar con ambos al mismo tiempo, señor Walker —dije decidida.
—Ah, pero lo primero y más importante es... —dijo, levantando su dedo índice.
—¿Qué es? —pregunté un poco confundida.
—Quiero que me llames papá, si no es molestia, claro. Solo para que te vayas acostumbrando de a poco.
—S-sí, comprendo perfectamente, señor Walker... perdón... quise decir papá.
—Betania, aunque no seas mi hija de sangre, te quiero como si lo fueras.
—¿De verdad? Wao, eso es genial...—Sí, solo que no te doy los privilegios que mereces porque Sandra no quiere que los demás chicos del instituto te vean como una favorita por ser nuestra hija adoptiva. Pero recuerda algo, te recomiendo que no le digas a nadie que eres adoptada. Para los demás, debes ser considerada como la señorita Walker. Solo escucha cómo suena tu nombre, Betania Walker. ¿Puedo confiar en ti? —preguntó el señor Walker, levantando una de sus cejas mientras se levantaba de la silla y acomodaba su corbata, alisando su saco con sus manos para que no se arrugara.
—Sí, claro que sí, por supuesto —asentí con una falsa sonrisa. Si descubre que ya hay alguien más que lo sabe, no quiero ni imaginar lo que sucedería.
—¿Eso era todo lo que querías conversar, Betania?
—Sí —asentí nuevamente.
—Pues ven y dale un abrazo a tu padre. Fui y abracé al señor Walker. Admito que fue un abrazo cálido que emanaba confianza, pero no sabía si realmente me lo había ganado en gran parte, o si lo merecía siquiera. Apenas hoy socializo con él por primera vez. Me alejé de su agarre y me despedí, caminando hacia la puerta. Antes de salir, me despedí de nuevo y lo vi sentarse nuevamente en su escritorio para firmar algunos papeles.
Cerré la puerta y caminé por el pasillo con la mente en blanco, pensando en la conversación que tuve con el señor Walker en su oficina. Pero ahora debo tratar de acostumbrarme a llamarlo papá, y no señor Walker. Algo que me dejó confundida fue que me pidió que mantuviera en secreto el hecho de que soy adoptada. El problema es que Andrea ya lo sabe. ¡Oh! Vaya, olvidé a Andrea. Debo buscarla, necesito hablar con ella. Comencé a caminar más rápido, casi corriendo, y distraída, me choqué de frente con la señora Walker.
—¿A dónde vas con tanta prisa? —preguntó la pelilarga, frunciendo el ceño.
—Yo... iba a hablar con la... psicóloga —mentí.
—Pero con esa prisa, Betania —dijo, arqueando una de sus cejas.
—Sí, es que necesito preguntarle algo. ¿Usted sabe sobre esas cosas de recuperación de memoria?
—Ah, entiendo. Pero creo que ella no está en su oficina ahora. ¿Por qué no vas a tu habitación y te relajas después de clase? Si tienes tareas, puedes hacerlas...
—Ah, bueno, está bien. La veré luego, señora Walker.
—Adiós, Betania —dijo la mujer de larga melena. Aún no sé cómo no he escuchado al señor Walker hablar sobre su hermosa esposa. Siempre está con sus labios rojos y su cabello castaño, sin mencionar el sensual cuerpo que tiene. Sería casi imposible ignorar la belleza de mi madrastra.
—Adiós, señora Walker...Ahora debo esperar a la noche para poder hablar con Andrea. De lo contrario, podrían descubrir que mentí sobre dirigirme a la oficina de la "psicóloga". La próxima vez inventaré una excusa mejor. No le diré a Sandra que tengo una amiga, por así decirlo. Andrea y yo debemos salir de aquí, pero antes debemos idear bien el plan y mantenerlo en secreto. Y lo más importante, no levantar sospechas sobre nuestros planes, o nos veremos en serios problemas.
Seguía caminando hacia mi habitación en el internado, sintiendo el frío del piso bajo mis pies. Me esperaba una noche encerrada, a menos que Andrea decidiera aparecer para contarme sus planes. Curiosamente, todavía no sabía dónde estaba su cuarto. Solo tenía una vaga idea de que se encontraba en el otro edificio, a la izquierda del instituto, detrás del gimnasio. Eso implicaba un largo recorrido, y no tenía ni idea de cómo lo hacía para llegar aquí, a menos que conociera el lugar de arriba abajo, lo cual era probable considerando que había estado aquí más tiempo que yo. Tal vez un año o dos, la verdad no estaba segura. Esa sería una pregunta para más tarde. Decidí dirigirme a las duchas para tomar un baño antes de acostarme. Reuní mis cosas de uno de los casilleros y me encaminé hacia las duchas. La presencia de otras chicas no me molestaba en lo más mínimo, ni las miradas furtivas ni los murmullos que con certeza sabía que eran sobre mí. Empecé a ducharme y, mientras el agua fría caía sobre mi cabeza, recordé la conversación con el señor Walker y cómo me trató con cortesía durante nuestra charla. Mi próximo objetivo era Sandra, cuya comprensión me resultaría más complicada, aunque necesitaba ganar su confianza, o al menos parte de ella.
—¡Betania!
—¿Sí? —me volteé para ver quién me llamaba, y era Andrea, justo a quién buscaba para contarle sobre mi charla con el señor Walker.
—Qué bueno que te encuentro —dijo ella.
—¿Sí? ¿Qué necesitas, Andrea? Te estuve buscando, pero me topé con la Señora Walker y...
—¿Sandra?
—Sí, y me preguntó qué hacía aquí y me pidió que regresara a mi cuarto en el otro edificio. Antes de eso, decidí tomar un baño.
—Ah, entiendo. También vine a hacer lo mismo y por casualidad te encontré aquí —dijo con una leve sonrisa de satisfacción en el rostro.
—Qué bien, quería contarte...—¿Contarme qué? Dime —preguntó en un tono más bajo.
—Shhh, baja la voz, es sobre mis padres —le dije en susurros.
—Ah, ya.
—Sí, estuve hablando con Alfred hace un rato y no es como pensaba. Él es mejor persona que Sandra —dije mientras agarraba una toalla para cubrir mi cuerpo.
Andrea rió.
—¿Por qué te ríes?
—No, no es nada, no me hagas caso, continúa, quiero saber qué te dijo Alfred.
—Tranquila, solo me dijo que lo podía llamar papá y que hará todo lo posible para que recupere mi memoria.
—Ah, eso suena bien, significa que le importas un poco.
—Sí, pero eso no es el problema. El verdadero desafío es tratar de socializar con Sandra, eso llevará más tiempo —dije mientras tomaba la ropa para vestirme.
—Sí, bueno, Betania, nos vemos. Tengo que ducharme, ya sabes que debemos ir a dormir.
—Claro, yo llevaré mis cosas a mi casillero y luego me voy.
—De acuerdo —asintió Andrea—. Nos vemos mañana.
ESTÁS LEYENDO
Los Secretos de Betania [Completa]
General Fiction-Mi mejor amiga está desaparecida, y yo... no la recuerdo. -Me acusan de su desaparición, no entiendo que pasa, no sé quién es ella. -Daría lo que fuera sólo por tener mis recuerdos devuelta. Betania es una chica huerfana de 16 años de nacionalidad...