Capítulo 23

42 5 0
                                    

Las cosas no salieron como esperábamos. En cuestión de minutos, estábamos rodeados por varios hombres uniformados. Mi madre, después de un rato, volvió a reaccionar y se dio cuenta de lo que pasaba. Los hombres uniformados nos apuntaban a todos con armas largas, mientras uno de ellos nos ordenaba poner nuestras manos en alto, señal de que estábamos atrapados. Luego, el sonido de pisadas con tacones se hizo presente. Una mujer de piel bronceada, ojos grises y cabello largo se convirtió en el centro de atención en ese momento.

-Pero miren nada más los peces que atrapó la red -dijo con un tono sarcástico y cínico a la vez.

-Sandra, ¿por qué haces esto? -preguntó el Sr. Walker, quien la miraba tristemente con los brazos en alto y un poco de sangre que bajaba de una herida en su frente.

-Uno de los menos indicados para traicionarme eras tú, esposo mío. Se supone que los planes que teníamos eran perfectos hasta que tuviste ese accidente y cambiaste repentinamente, encariñándote con esa niña estúpida de Betania -respondió mientras me fulminaba con la mirada.

-Pero ella no tiene nada que ver con lo que planeábamos. Yo solo cambié de opinión porque lo vi desde otra perspectiva -replicó el Sr. Walker.

-Antes no, pero ahora sí. Ella descubrió todo ¿y qué crees? ¿Acaso nunca pensaste que me daría cuenta? Sé que Betania sabe cosas que nadie debe saber. Lo sé porque su querida madre tiene que ver con todo esto.

-Yo solo trataba de ayudar. Pero lo que tenías en mente era algo descabellado, Sandra -dijo Annie.

-¿Ayudar en qué? Tú no tenías que meterte en mis asuntos, y si no les molesta, tengo que llevarme a Betania conmigo -dijo Sandra con naturalidad.

-¡Está loca! ¡No iré a ningún lado contigo! -le dije alterada, sintiendo la sangre arder y mi corazón acelerarse por el enojo.

-No permitiré que se la lleve -dijo Matt.

-¿Y quién te crees tú? Déjame decirte que tu noviecita me pertenece y ni tú ni nadie lo impedirá. Así que... ¡Guardias, tomen a Betania de inmediato! -ordenó la mujer.

-¡No! ¡Suéltenme! -grité mientras forcejeaba, pero de inmediato Andrea y Matt estaban tratando de impedirlo. Un disparo se escuchó al aire y de inmediato el pequeño desorden se detuvo. Incluso golpearon a mis dos mejores amigos en la cara. Todos estaban tranquilos hasta que se armó una balacera y no quedó de otra que huir. El padre de Andrea se había presentado con sus hombres. La situación estaba complicada, unos hombres tomaron a Andrea de un brazo para subirla a un vehículo.

-¡Atrapelas! -dijo Sandra con ira.

Unos hombres tomaron a mi madre, pero el Sr. Walker golpeó a uno de los hombres con la culata de un arma que pudo conseguir en pleno desastre. Pero en medio de esta balacera, cualquier cosa era imposible, incluso sobrevivir o tratar de no salir ileso era cuestión de suerte. Matthew y Andrea habían sido golpeados, apenas podían mantenerse en pie para correr y mantenerse a salvo. Una vez más, el padre de Andrea vino para salvarnos. El Sr. Walker nos cubría mientras utilizaba un arma en sus manos para que nadie nos atacara mientras huíamos de allí. Mi madre se aproximó a golpear a Sandra, y admito que ambas se tiraban buenos golpes, pero Annie tenía una gran ventaja porque la larga cabellera de Sandra le impedía ver bien para tirar su golpe. En una de esas, Sandra le pegó a mi madre en la cara, pero esta reaccionó y le dio una patada en el costado, haciéndola caer de rodillas. Centré mi atención en una enorme multitud que se aproximaba a nosotros, hice señas a Matt y a Andrea para que vieran lo que se aproximaba hacia nosotros.

-¿Qué demonios es eso? -preguntó Andrea frunciendo el ceño.

-No tengo idea, parece ser una multitud de personas, pero no logro ver bien -contestó Matt.

-Tenemos que salir de aquí -dije, ubicando al Sr. Walker, a mi madre y al Sr. Azante.

-¡Betania, hay que irnos de aquí! -exclamó Annie.

-¡Lo sé, debemos salir juntos de aquí mientras los uniformados pelean con los hombres del Sr. Azante!

-Perfecto, ¿dónde está Alfred? -preguntó la mujer.

-No lo sé, mamá.

-¡Andrea! -llamó el Sr. Azante.

-¡Papá! -respondió ella.

-Andrea, hija mía -dijo acercándose a ella para abrazarla en medio del desastre.

-Papá, ven con nosotros, y comenzaremos una nueva vida lejos de todo esto, luego buscaremos a mamá para que seamos felices como alguna vez lo fuimos -dijo Andrea con un tono melancólico.

-Solo confía en Dios y en mí, debes ir con tus amigos, ellos te cuidarán y estarán a salvo. Yo tengo que ir detrás de ustedes cuidándoles la espalda con mis hombres.

-Pero puedes venir con nosotros -replicó.

-Andrea, esto es más complicado de lo que parece. Soy el líder de un ejército, por si no lo sabías, estamos en una especie de guerra, y tengo doble trabajo. Por lo tanto, no puedo ir con ustedes, aunque es lo que más deseo.

-¿Qué? -dijo, mientras sus ojos comenzaban a cristalizarse.

-Andrea, acéptalo. Solo recuerda que nunca te abandoné. Yo todo este tiempo estuve cuidando de ti. Tu madre ya no está en Canadá, fue enviada a casa en México, cariño. Ella se fue con un grupo de personas para que no les borraran la memoria ni les hicieran daño, ya que aquí incluso los estaban asesinando.

-No puede ser verdad -dijo, con unas lágrimas que amenazaban con salir de sus marrones ojos.

-Sé que es duro, pero debes soportarlo. Trataré de hacer lo mejor posible para que estés bien. Debes ser fuerte y, aunque yo no esté a tu lado en momentos importantes, recuerda que todo el tiempo estoy y estaré pendiente de ti -dijo el corpulento hombre dándole un abrazo a su joven hija mientras esta sollozaba en su hombro.

-Gracias, papá.

-Aquí te daré el único recuerdo que tengo de tu madre, a la cual vi antes de que la llevaran a México junto a las demás personas -dijo, sacando una pequeña cajita de uno de sus bolsillos delanteros-.

Toma, ahora este brazalete es tuyo.

-Gracias, una vez más -agradeció, secándose las lágrimas de sus ojos.

-Era su brazalete favorito.

-¡Sr. Azante, cuidado! -grité cuando, de repente, vi a Sandra apuntarle con un arma mientras un hilo de sangre bajaba por su nariz.

Los Secretos de Betania [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora