Capítulo 13

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Después de varios momentos de espera, Sandra llegó finalmente en su coche a recogerme para irnos a casa. Su coche se detiene y ella quita el chofer se desmonta y puerta para que yo entre, me senté en el asiento de atrás junto a ella, esta vez íbamos a ser llevadas por un chofer privado. Retiré la mochila de mi espalda y la puse en mis piernas mientras tomé el cinturón y lo abroché, volví a tomar mi mochila y la sujeté contra mi pecho, el chofer en ese momento pisó el acelerador del coche y arrancó. Pude ver cómo ella fruncía el ceño por alguna razón. La he aprendido a observar y tengo la impresión de que se trata de mí. Ya estoy acostumbrada a este silencio entre nosotras, ni siquiera me pregunta cómo me fue en mi día. Aún no logro comprender el hecho de que me sacaron de un orfanato, que tal vez mis padres están muertos. Mi vida es un completo rompecabezas y solo yo puedo tratar de juntar las piezas para poder entender todo este nudo de confusiones que me rodea. Aún me encuentro algo muy sorprendente y de mucha suerte el hecho de que Matt me recuerde y más aún después de todo este tiempo, sobre todo mi terquedad. Mientras íbamos por la carretera, pasamos cerca de varios edificios como era de costumbre. Mirar por la ventana del coche todo eso ahí afuera me hacía sentir un deseo inmenso de salir y explorar el mundo. En eso Matt no se equivocaba, admito que soy bastante soñadora, lo malo es que mis anhelos son imposibles de saciar. Soy la hijastra de dos personas poderosas con todos los lujos y, aun así, tengo la vida más infeliz y aburrida que cualquiera pueda tener. No poder conocer más lugares o más personas es algo que me atormenta a diario, pero lo peor es tener que vivir sin recuerdos, solo aferrada a la esperanza de que algún día todo será diferente y encuentre lo que realmente me pueda hacer feliz. Los días parecían tristes, y hoy escuché rumores de otra chica desaparecida. Definitivamente hay algo misterioso en ese instituto con los estudiantes de ahí. Llegamos a la gran mansión, de inmediato el gran portón se abrió y entramos. El vehículo se detuvo, y salí del mismo. Tomé la mochila y entré de inmediato al lujoso lugar.

Cuando entro la sala, vi a la sirvienta limpiando como siempre. Ella volteó a verme y me dio el saludo de buenas tardes. Yo le respondí inmediatamente y seguí por las escaleras hasta mi habitación. Es extraño que de entre tantos sirvientes, con la única con la que he llegado a socializar es con ella y por alguna razón, ella tiene algo de familiaridad conmigo, o así lo veo desde mi punto de vista. Al entrar a mi habitación, dejé mi mochila sobre una mesa, me recogí mi dorado cabello en una cola y me tiré sobre la cama por lo cansada que me siento. Admito que sentir la suave tela de la cama hecha de lino es perfecta para quedarse dormido al instante, pero me levanté de inmediato porque escuché que alguien tocaba la puerta.

-Adelante -dije mientras me ponía de pie.

-Hola, cariño.

-Hola... señor -dije en un balbuceo mientras me sorprendí al ver que era Alfred quien estaba de frente hacia mí.

-¿Estabas ocupada? -preguntó.

-Nada, señor, solo acabo de llegar -respondí algo nerviosa mientras pellizcaba mis dedos simulando limpiar mis uñas.

-Tengo algo para ti.

-¿Algo para mí? -pregunté con tono de confusión. Aquel hombre mayor de vista cansada se sentó sobre la cama.

-Sí, pensé que ya es tiempo de que tengas tu propio celular, así que... compré uno especialmente para ti -dijo mientras me entregaba una caja envuelta en un papel decorativo.

-Vaya -expresé.

-¿Acaso esperabas este presente?

-Pues... No -le dije riendo un poco.

-Toma, ahora es tuyo.

-Ah, gracias, señor, pero... ¿a qué se debe este detalle? -pregunté con el regalo en la mano.

Los Secretos de Betania [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora