Capítulo 20

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Las tres estábamos en el instituto, y yo me separé de ellas para ir a buscar a Matt. Habíamos decidido que ellas me cuidaran la espalda mientras busco a mi mejor amigo, y luego saldríamos de ahí, y buscaríamos un lugar bien lejos para empezar de nuevo con nuestra vida, lejos de toda esta pesadilla. O al menos eso quiero, porque lo que más anhelo es conocer el mundo y mientras viva en esa mansión, eso seguirá siendo un sueño lejano. No entiendo por qué desde niña siempre he deseado eso... Tal vez sea por lo infeliz que he sido, y creo que no moriré en paz hasta que yo conozca nuevos lugares donde me pueda sentir mejor. Pero... por supuesto que en compañía de mi madre Annie y mis dos mejores amigos, Andrea y Matthew sin ellos para mí nada tendría sentido en este momento.

-Betania, yo iré por mi padre y que Annie nos cubra, yo no pienso salir de aquí sin él -dijo Andrea con un tono de decisión.

-Está bien -asentí- Mamá, quiero que trates de no ponerte mucho en riesgo por nosotras, recuerda que estaremos bien.

-Lo sé, cariño. Yo solo quiero que tengan cuidado -dijo mientras se acercó y me dio un suave beso en la frente, mientras alborotaba un poco mi cabello.

-Andrea, pongámonos en marcha -le dije haciendo un ademán. Ella de inmediato asintió, y nos fuimos infiltrando cuidadosamente en el interior del instituto. A lo lejos vimos a unos cuantos guardias, pero ninguno de ellos era el padre de Andrea. Eso solo era señal de que teníamos que ser cuidadosas.

-Andrea, creo que tu padre está con Lucas -dije entre susurros mientras caminábamos por un oscuro pasillo.

-Me lo imaginé. Yo creo que él no lo dejaría solo, y por lo que me dice mi instinto, ellos están en la pequeña clínica del instituto, es a donde llevaban a los chicos que se lastimaban en gimnasia u otro accidente.

-Perfecto, entonces iremos hasta allá, pero... ¿cómo lograremos llegar sin ser vistas? Recuerda que hay varios hombres uniformados por todos lados, y lo peor es que trabajan para Sandra.

-Aún me sorprende el hecho de que sepas todo eso.

-Créeme, yo nunca imaginé tal cosa de ella. Lo peor es que... Me obligué a mí misma a creerlo cuando empecé a observarla.

-¡Vaya! -Expresó Andrea en voz baja. Andrea y yo finalizamos nuestra conversación entre susurros y nos fuimos caminando silenciosamente y a toda prisa hacia la clínica del instituto.

-Betania, ¿ves ese uniformado de allí? -preguntó, señalando a un hombre de apariencia delgada que portaba un arma larga en sus brazos.

-Sí, ya lo vi. -Perfecto, lo que haremos es atacarlo por la espalda y yo tomaré una piedra de esas que aún hay en este lugar entre los escombros y lo noquearemos -dijo Andrea.

-¿Estás segura de que funcionará? -pregunté alzando una de mis cejas en señal de duda.

-Pues claro, solo míralo, es delgado y al parecer es novato porque no tiene la misma actitud de los demás.

-Pues... viéndolo de esa manera, pongamos tu plan en marcha o de lo contrario tendré que hacer otra cosa.

-Está bien -y asentimos al mismo tiempo mirándonos a los ojos. La verdad es que Andrea tiene unos ojos color café que reflejan valentía.

En ese momento, Andrea se agachó y tomó una piedra de las que seguramente lanzaron el día del incendio. Luego nos dirigimos hacia aquel soldado joven. Andrea lanzó aquella piedra con una fuerza y una puntería que dio directamente en su nuca, haciendo que el delgado hombre cayera de rodillas al suelo, pero no quedó inconsciente como habíamos planeado; solo gritó una maldición y se llevó una mano al lugar del golpe. Antes de que el tomara fuerzas, Andrea y yo nos abalanzamos sobre él. Yo de inmediato lo agarré del brazo y lo puse en su espalda, mientras vi un poco de sangre salir de su cabeza, mientras Andrea aprovechó y le quitó una pistola de su correa, con la cual ella luego le apuntaba, a la vez en que el uniformado solo pedía piedad por su vida.

Los Secretos de Betania [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora