Capítulo 18

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Tal y como el padre de Andrea había dicho, fue a distraer a los guardias diciéndoles que había visto a alguien desconocido rondando el área. Todos los guardias corrieron tras el supuesto "intruso". Andrea y yo nos quedamos congeladas al ver que un soldado se quedó vigilando el gran portón de acero y nos vio.

-¡Alto ahí las dos! -ordenó. Andrea y yo echamos a correr hacia la salida, pero el hombre nos perseguía. Sacó una especie de radio y, aunque no podíamos escuchar lo que decía, imaginé que estaba llamando a más compañeros. Sin darme cuenta, un hombre agarró a Andrea. Frené en seco. No podía abandonarla.

-¡Betania, huye! -gritó, casi desgarrándose la garganta.

-No lo haré. Eres mi mejor amiga, no te dejaré -le dije, y me lancé sobre el hombre que la sujetaba.

-¡Quítate, rubia estúpida! -gruñó el hombre, mientras sujetaba el cabello de Andrea.

-¡Betaniaaa! -exclamó, desesperada.

El hombre me hizo soltarlo y caí al suelo, soltando un gemido por el dolor. Me levanté rápidamente, saqué una pistola que llevaba en su cinturón y apunté hacia uno de sus brazos. Estaba preocupada por no herir a Andrea. Con las manos temblorosas, presioné el gatillo. La bala impactó en su costado, y él cayó al suelo, maldiciendo. Luego, tiré el arma, ayudé a Andrea a levantarse y salimos corriendo antes de que llegaran más hombres. Al menos, el señor Julio nos estaba cubriendo un poco.

***

Corríamos sin rumbo hasta encontrar un lugar donde descansar y pensar con calma. Mi corazón latía tan fuerte que casi lo sentía en mi garganta. Odiaba esa sensación, pero dispararle a aquel hombre sería un recuerdo que no olvidaría jamás, nos escondimos detrás de unos contendedores de basura hasta que aquellos hombres nos perdieran de vista y se fueran, ahora somo fugitivas y no quiero ni imaginar lo que me dirá Sandra cuando lo sepa y me encuentre. Cuando el peligro pasó Andrea y yo estábamos caminando de prisa en una calle desierta, con papeles de periódico en el suelo y varios autos abandonados. Nos detuvimos cerca de una tienda también abandonada, esperando encontrar algo para beber, aunque era poco probable tras el saqueo del lugar.

-Betania...-¿Sí?-Estoy exhausta y me duele mucho el cuero cabelludo. Ese hombre jaló demasiado fuerte mi cabello. Gracias de todos modos.

-¿Por qué das las gracias? -pregunté.

-Por haber disparado a ese hombre. No sabía que sabías usar un arma -dijo riendo un poco.

-Yo tampoco lo sabía. Fue la adrenalina, actué por instinto.

-Entremos a esa vieja tienda, tal vez encontremos agua -señaló Andrea.

-Espero que sí. Solo deseo que no la hayan saqueado después de lo que acaba de ocurrir, imagino que todas las personas se vieron obligadas a huir de esta ciudad con los ataques, aun se puede oler el humo.

-Ojalá -suspiró Andrea.

-Andrea, te llevaré a la mansión y te dejaré con mi amiga Ann. Yo tengo que buscar a Matt y salir de aquí.

-¿Estás segura de que funcionará? No tengo ni idea de cómo entrar allí.

-¿Recuerdas lo que me dijiste sobre ganarme el cariño del señor Walker?

-Sí -asintió Andrea-. ¿Por qué lo preguntas?

-Resulta que... Cuando recuperé la memoria, recordé el día en que fui adoptada. Fue extraño, como si lo hubiera soñado.

-Vaya, No me habías contado que ya recordabas. -Fue gracias a Ann. Recuperé mis recuerdos en sueños, pero ella un no lo sabe, ni siquiera Matt. He tenido que callar muchas cosas.

Los Secretos de Betania [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora