Epílogo

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Dos años después...

- Betania, ¿ya estás lista?- Sí, mamá, dame un segundo - Respondí desde mi cuarto.

- Hija, date prisa o perderás el avión. Recuerda que el vuelo es dentro de dos horas.

-Ya estoy lista - Dije bajando por las escaleras de mi casa.

-Perfecto -Sonrió levemente- Betania, qué tranquilas vivíamos acá desde hace dos años y ahora tenemos que mudarnos - Suspiró la mujer mirando a su alrededor.

-Así es, pero me parece buena idea irnos a Nueva York - respondí.

-Sí, ya estaba acostumbrada a California; pero debes estudiar para que empieces tu vida. Ya sabes que hace un mes cumpliste tus 18 años y ya es momento de que explores el mundo por ti misma.

-Lo sé, eso es algo que siempre he anhelado.

***

Al llegar al aeropuerto, tomamos nuestro vuelo hacia Nueva York. Estando en el avión, mirando por la ventanilla con mi madre al lado, recordé a mis dos mejores amigos que nunca olvidaré. Hace dos años que no sé de Matt ni mucho menos de Andrea. Cada vez que me encuentro sola con mis pensamientos, me llegan a la cabeza los momentos que pasamos. Fue una lástima cuando nos tuvimos que separar. Matt se fue con el señor Walker a iniciar una nueva vida, pero aún me pregunto si... ¿Él se habrá recuperado de la muerte de su esposa? ¿O tal vez se habrá casado nuevamente? Recuerdo también cuando Andrea se marchó con su padre con rumbo a México para encontrar a su madre y reunir a su familia como siempre soñaba. Yo no estaba completamente bien del todo porque mi hermano Steven se marchó con ellos y solo tengo oportunidad de comunicarme con él una vez al mes. La última vez que hablamos, me contó que Andrea se había unido a la marina como cadete, eso me alegró bastante, y lo mejor fue que él me contó que ella me echaba de menos en algunas ocasiones. Yo también le dije que sentía lo mismo. Algo que nunca olvidaré y que nunca le conté a nadie fue el día que Matthew y yo confesamos mutuamente lo que sentíamos y que posteriormente consumamos ese mismo día. Definitivamente, ese es uno de mis secretos, "Los Secretos de Betania", como decía Andrea. Aún ronda en mi cabeza ese recuerdo de mi primer beso y primera vez el mismo día ¿Por qué abre hecho eso? ¿Tan seguros estábamos de que podríamos morir al siguiente día? Se suponía que solo éramos amigos y los mejores, de hecho. Lo bueno fue que nunca se tocó el tema y yo pues lo tengo como uno de mis secretos mejor guardados. Atrapada en mis pensamientos, me quedé dormida y no tengo ni idea de cuánto tiempo dormí.

***

Al salir del aeropuerto y encontrarme con la ciudad de Nueva York, sentí un alivio interior que me hizo respirar hondo. Mi madre ya había ubicado el apartamento en el que íbamos a vivir. Pasados 15 días de haber llegado, yo estaba en el sofá leyendo "La Chica del violín" cuando alguien tocó la puerta.

-Betania, ¿puedes ir a ver quién toca la puerta por favor? - Dijo mi madre desde la cocina.

-Ya voy - Respondí. Fui a abrir la puerta y no encontré palabras para describir la inesperada sorpresa que recibí al momento de abrirla.

-Hola, Betania, hermana querida - Saludó Steven esbozando una sonrisa mientras me abrazaba, pero mi mayor sorpresa fue ver que Andrea estaba aquí con el Sr. Azante. De inmediato, corrí a abrazar fuertemente a mi mejor amiga, a quien no veía desde hace tiempo. Estábamos todos muy contentos con la visita y más aún porque Steven reveló su compromiso con Andrea, eso fue algo sorprendente, ya que nadie lo esperaba. Ellos nos contaron a mi madre y a mí que solo andaban pasando por aquí para verificar que todo estuviera bien y decidieron darnos una visita inesperada.

***

Una mañana, mientras ordenaba mi habitación, encontré un papel que pertenecía a Sandra, en el cual estaban escritos sus malévolos planes. Había olvidado que yo guardé ese papel, el cual decidí quemar para que no quedara nada de todo lo que viví aquella vez. Por lo que supe, los chicos del instituto recuperaron sus vidas. Solo algunos de ellos fallecieron tristemente, incluyendo a aquella amiga de Steven llamada Marina. Recuerdo que era horrible vivir sin memoria y ser llamada la rara por los demás, por ser la hija adoptiva de los Walker en ese tiempo. Pero de igual manera, toda desgracia que nos pasa en este mundo es por algo bueno. Si no me hubiesen llevado ahí, nunca habría conocido ni me habría encontrado con Matthew, y no habría recordado que estuve en un orfanato durante mi triste niñez.

Después de un tiempo, me llegó una carta diciéndome sobre una beca para estudiar en Europa, pagada por alguien anónimo. Cuando andaba por algún lugar de España, encontré por casualidad la ubicación de Alfred Walker en unos de los papeles que cubrían mis gastos. Me emocioné bastante y fui a visitar aquella gran casa que supuse que él había comprado. Tenía la sensación de que era él ya que fue un hombre de negocios importante tiempo atrás, hace algunos cuatro años. Y no me cupo duda de que él pagó mis estudios aquí en Barcelona. Toqué el timbre de la lujosa casa y enseguida me abrió la puerta un chico de mirada triste y un aspecto de alguien que, a pesar de todo el lujo, no se daba el debido trato. En su cara se podía ver una creciente barba.

-Disculpe, ¿esta es la casa de Alfred Walker?

-Sí, pero... Un momento, ¿Betania?-Espere, ¿cómo sabe mi nombre? - Pregunté haciendo un ademán con mi mano.

-No me recuerdas, ni tantos años que han pasado. Soy yo, Matt. Cariño te había extrañado mucho todo este tiempo.

De inmediato, sentí un vuelco en el corazón y puse los ojos bien grandes de la sorpresa. No puedo creer que este sea Matt. No entiendo por qué se ve tan diferente si vive bien.

-Matthew...- Dije mientras una lágrima bajaba por mi mejilla y de inmediato le di el mejor abrazo que pude.

-Betania, no tienes idea de lo mucho que te he echado de menos todo este tiempo. Apenas te reconocí ya que no eres la rubia explosiva de hace cuatro años, sino que teñiste tu cabello de castaño haciéndote ver... diferente.

-Sí, fue uno de los primeros cambios que hice en mi vida, teñir mi cabello de castaño, pero aún no veo al Sr. Walker.

-Hmm... Mejor pasa y yo te explicaré. Yo asentí y entré a la casa. De verdad que es una hermosa casa, vale la pena admitirlo, pero tengo un mal presentimiento.

-Matt...

El suspiró, y me indicó que lo siguiera hasta una oficina, la cual tenía un estante lleno de libros. Tomó uno, lo abrió y sacó un sobre, el cual puso en mis manos.

-Betania, ese sobre es para ti, mi padre, el señor Walker, te lo dejó antes de morir.

En ese momento, sentí como algo dentro de mí se había roto. Mis lágrimas empezaron a salir descontroladamente de mis ojos.

-¿Cómo es eso de que está muerto? - Pregunté con la voz temblorosa. No puedo aceptar lo que acabo de escuchar. Matt tenía sus ojos acuosos. Sé que tenía un nudo en la garganta, pero trataba de no llorar frente a mí.

-Verás, el Sr. Walker padecía de una rara enfermedad llamada Leucemia. Antes de morir, me pidió que cuando yo te encontrara, él quería que yo te entregara ese sobre que tienes en tus manos.

Al momento de morir, él dejó un escrito diciendo que yo viviría en esta casa hasta que la heredera apareciera, la cual eres tú.

-Pero tú eres su hijo, no yo.

-Recuerda que él te adoptó. Yo, en mis papeles, me llamo Matthew Collins, pero tú firmas como Betania Walker.

Yo asentí levemente, aún con lágrimas en los ojos.

***

Y así sucedió mi historia. Después de eso, pude hacer lo que más soñaba, pero en compañía de quien ahora era mi esposo, Matthew y yo nos casamos dos años después, me propuso matrimonio en Tailandia durante una de nuestras aventuras conociendo lugares paradisiacos en el mundo. Y al fin pude ser feliz como lo soñaba hace tiempo.

Fin...

Los Secretos de Betania [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora