Estaba de pie, apenas con fuerzas, frente a frente y a una distancia considerable de Sandra. Nunca imaginé que ella llegaría a estos límites, y mucho menos con vidas inocentes.
—Sandra, por favor, suelta a mi madre y a mi amiga. Ellas no tienen nada que ver con lo que sea que estés planeando.
—No seas estúpida, Betania. Tú y yo sabemos que tu repugnante madre y tú saben lo que he estado planeando. ¿Dónde está el otro imbécil que estaba contigo? ¿Acaso no crees que nunca sospeché de él? Déjame decirte que supe desde un principio que tu interés era recuperar tu memoria, y aunque traté de impedirlo, encontraste la forma de recordar. Por eso mandé a incendiar e invadir parte del instituto para que Monique pagara por su mal trabajo. Así que no me quedó de otra más que asesinarla. En ese momento, recordé como un flash aquella noche del baile, la forma tan misteriosa en que Sandra se escabulló de las demás personas. Ahora entendía cómo sucedió todo.
—¿Por qué eres tan cruel, Sandra? Eres un monstruo, no tienes piedad de los demás —grité.
—Lo sé, rubia estúpida. Todos pagarán por lo que han cometido. ¡Guardias! Terminen con la vida de estas miserables —ordenó mientras reía maliciosamente.
Los uniformados apuntaron con sus armas largas a mi madre, Andrea y a mí.
—¡Sandra, detente! —gritó el señor Walker.
—¿Qué te está sucediendo? ¿Estás pretendiendo acabar con vidas inocentes por lo que pasó en el pasado? Ellas no tienen la culpa de nada, y mucho menos Betania.
—Alfred, no te metas en esto. Tú sabes bien que Annie, la madre de Betania, mató a nuestro hijo.
—Ella no tuvo la culpa de nada de eso. Lo que pasó aquella vez fue un accidente.
—¡No lo fue! —dijo Sandra, lanzando un gruñido.
—Su hijo no murió, Sandra —interrumpí.
—No debes estar hablando en serio, niña —dijo ella, y noté que sus piernas temblaban un poco debido a la noticia.
—Sí, lo es, y por tu culpa casi muere en el incendio que causaste —dije con enojo.
—¡Betania! —gritó Andrea, haciendo una señal de que se acercaban varios vehículos. El sudor seguía bajando por mi frente. Mi corazón se detuvo por un momento cuando vi aquellos vehículos acercarse.
—¡Betania, corre! —ordenó el señor Walker.
Mi madre aprovechó que el soldado que la tenía sujetada se distrajo al ver los vehículos y se zafó de su agarre dándole un golpe en el costado con el codo. Tomó el arma del uniformado, pero en ese momento todos se alarmaron.
Uno de los hombres golpeó a mi madre y a mi mejor amiga en el estómago, haciéndolas caer de rodillas. Andrea tosió y un hilo de sangre se deslizó desde su boca. Varios disparos invadieron el lugar. Mi temor se disipó cuando vi al padre de Andrea con una unidad de militares dispuestos a rescatarnos de una muerte segura. Corrí hacia Andrea y mi madre. Sandra abandonó el lugar y no supe hacia dónde se dirigió. El señor Walker tomó su vehículo y nos indicó que fuéramos hacia él, justo a la salida de la mansión. Las tres caminábamos como podíamos en medio de la balacera. Tenía el brazo de Andrea sujetado en mi hombro y juntas tratábamos de salir como podíamos. Los soldados del padre de Andrea se enfrentaban a los de Sandra en un combate feroz. Era terrible la escena que presenciaba: personas cayendo sin compasión.
—¡Se escapan! —gritó uno de ellos. El señor Walker aceleró el auto y se alejaron a toda prisa del lugar.
Corrí hacia un pequeño bosque que las personas usaban para acampar, cercano a la mansión. Sentía mi respiración entrecortada y el corazón acelerado. Mi cabello estaba bañado en sudor, al igual que mi frente. Corrí lo más que pude, tratando de no ser vista. Sabía que el padre de Andrea pondría todo bajo control y saldríamos bien de esta. Esa era mi mayor esperanza hasta ahora.
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Los Secretos de Betania [Completa]
General Fiction-Mi mejor amiga está desaparecida, y yo... no la recuerdo. -Me acusan de su desaparición, no entiendo que pasa, no sé quién es ella. -Daría lo que fuera sólo por tener mis recuerdos devuelta. Betania es una chica huerfana de 16 años de nacionalidad...