Capítulo dos

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Capitulo dos:

Caí lento al suelo, el dolor se extendió por todo mi cuerpo. El entrenador tocó el silbato y todos corrieron hacia mi. Escuchaba voces pero no muy claramente.

—¿Qué hacías? Ella era de nuestro equipo – reconocí la voz de Harry de inmediato. Le estaba reclamando a Rachel.

—¿Paige? ¿Estás bien? – me dijo Vienna.

—Cariño, respondeme – ese era Luke.

—Entrenador, debe ir a la enfermería – dijo Harry.

—Por supuesto que sí, ¿puede levantarse, señorita Millar?

—Eso creo – hice el intento de levantarme, pero fallé. Volví a caer al suelo y me desmayé.

Desperté en la enfermería, me dolía el estómago y la cabeza. Todo daba vueltas. Miré el lugar, a mi derecha no se encontraba nadie. A mi izquierda, estaba Harry, mirandome.

—Hola – sonrió al verme.

—Hola – también sonreí – ¿cuánto tiempo estuve dormida?

—Treinta minutos – dijo él.

—Oh, y ¿tú me trajiste aquí?

—Si – sonrió un poco más.

—¡Guau! Ya te debo dos, en un mismo día. Gracias.

—No me agradezcas – dijo

—Tengo qué – insistí – ¿Cómo puedo pagartelo?

—Rió, realmente sexy, debo admitir – ya encontraré una manera de que me pagues – reí un poco.

—Bueno, ¿estás mejor? – dijo la enfermera, que acababa de entrar.

—Si – le dije.

—Muy bien, creo que puedes irte. Fue tan solo un golpe.

—Gracias por su atención – le dije.

—No fue nada. Además deberías agradecerle a este chico – señaló a Harry – no se movió ni un segundo de aquí – miré a Harry.

Harry, ¿se quedó en la enfermería hasta que despertará? ¿Por qué?

—Gracias otra vez– le dije. Él estaba algo apenado.

—No fue nada.  ¿Nos vamos? – me preguntó él.

—Claro – le dije y baje de la camilla – gracias señorita...

—Roberts – dijo ella.

—Graciass señorita Roberts – sonreí y salí de la enfermería luego de que Harry abriera la puerta para mí.

—¿Quieres que te lleve a tu casa? – ofreció Harry.

—¿Qué hora es?

—diez de la mañana – respondió él.

—Creo que esperaré a mis amigos, salen en quince minutos.

—Bien, creo que te veré mañana – dijo.

—Claro, gracias de nuevo.

—Deja de darme las gracias. Hasta pronto – se acercó y besó  mi mejilla.

Esperé en la entrada a mis amigos hasta que salieran de clases. Con ellos fui por un chocolate caliente, el frío es asesino aquí en Cheshire. Luego me llevaron a mi casa y ellos se marcharon.

Al llegar a mi casa, entré, dejé mi mochila en la entrada, las llaves en en recibidor y mi chaqueta en el perchero. Seguía con el uniforme de educación física así que fui a mi habitación a cambiarme de ropa. Luego bajé a la cocina, abrí el refrigerador en busca de algo de jugo.

—¿Qué haces en casa tan pronto? – pregunto mi padre. Yo salté del susto.

—Me asustaste. Me han golpeado hoy en educación física así que salí más temprano.

—¿Estás bien? – preguntó acercandose.

—Sí, estoy muy bien – le sonreí.

—Que bien, ¿Quieres salir a comer? – me preguntó.

—Claro, ¿qué comeremos?

—Lo que tu quieras, has sido golpeada hoy – yo reí - ¿de qué ríes?

—Pues, creo que ha sido el privilegio de ser golpeada. Después de todo, no ha sido un mal día – rió – debería ser golpeada más seguido.

—Muy graciosa. Anda por un abrigo porque está haciendo mucho frío.

—Claro, iré enseguida – subí a mi habitación y busqué una chaqueta – por cierto, ¿no fuiste al trabajo? – pregunté al bajar.

—Estoy esperando que me llamen para cerrar unas negociaciones – nos dirigimos a la entrada – por cierto, ¿por qué no usas esta chaqueta? – señaló la chaqueta del perchero.

—¡Papá! Porque esa es la chaqueta del colegio, no esperas que la use fuera. No es cool.

—Bueno, lo siento – dijo él – vamos

Subimos al auto y comenzamos a andar. Amo estar con mi papá, es la mejor persona del mundo. Llegamos al lugar para comer, yo elegí Subway. Aparcamos y bajamos del auto.

—¿No crees qué es algo temprano para comer Subway?

—Nunca es temprano para comer en Subway. Además yo elegía, ¿recuerdas? – él rió

—Está bien, pioja. Entremos – rodeó su brazo por mi hombro y entramos.

El reloj del lugar marcaba las once con veinticinco minutos cuando entramos. Al momento que llegó nuestra comida eran las once cuarenta y cinco. Yo ordené un sandwich con mis cosas favoritas, antes de comenzar a comer, saqué mi telefono celular y le tome una foto a mi comida.

—¿Qué haces? – preguntó mi papá

—Subiré una foto a Instagram, duh – le respondí y él rió.

—Eres muy extraña, hija.

—Pero así me amas – dije.

—Sí, es mi trabajo. Amarte aunque seas un moustro morado con coletas azules y dientes rojos.

—Supongo, viene en el manual de padres. Por suerte no soy esa cosa rara que dice, así es más simple amarme – le dije y reimos ambos.

Subí mi foto a Instagram y luego comencé a comer. A los veinte minutos, mi papá recibió una llamada, supongo que era la llamada de su trabajo.

—¿Trabajo? – le pregunté al momento que colgó.

—Si, ¿quieres venir conmigo o me esperas en casa?

—Me encantaría ir contigo, pero me aburriré demasiado.

—Esta bien, irás a casa – dijo y continuamos comiendo.

Terminamos de comer y mi padre pagó y nos retiramos del Subway. Condujo hasta la casa, me bajé allí y luego él partió hacia su trabajo. Entre a mi casa y cerré la puerta, pero diez segundos después tocaron, abrí

—¡Nena! – dijo Luke.

—Hola Luke, ¿qué haces aquí?

—Vinimos por un poco de agua – dijo él.

—¿Vinimos? ¿Vienna está contigo? – le pregunté porque Luke siempre juega futbol, pero Vienna nunca va con él.

—No, Harry.

—Hola – dijo sonriente apareciendo detrás de Luke.

—¿Qué andan haciendo juntos? ¿Y por qué no fuiste a tú casa que está a dos casas de aquí? –les pregunté

—Bueno fui a jugar futbol como de costumbre y me encontré a Harry, en el camino – dijo Luke. Miré a Harry y él asintió – No fui a mi casa, porque está mi tía Berta, y conoces a la tía berta – esa señora era aterradora. La hermana de la madre de Vienna y Luke, una señora con cientos de arrugas y con un mal genio. – ¿nos das agua?


Little White LiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora