Capítulo quince

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Capítulo quince:

Llegamos a un lugar a las muy a fueras de Cheshire, supongo que Harry no quiere que nadie se entere de lo que ocurrió con nosotros hace minutos, y que paparazzis nos esperaran fuera de su casa. Él bajó del auto y se sentó en el capo, pero yo me quedé dentro de él, llorando. Calmé mis sollozos para cuando Harry abrió mi puerta y dijo:

—Baja del auto - dijo con la voz ronca - quiero mostrarte algo.

Bajé del auto, hacia mucho frio así que me estremecí. Él se quitó su saco y lo puso alrededor de mis hombros.

—¿Dónde estamos? - le pregunte.

—en The Serpentine - me dijo. Lo ubiqué de inmediato. - venía aquí cuando quería escaparme de todo. Mis padres nunca descubrieron este lugar, les parecía tonto y aburrido, lleno de tierra y naturaleza. - me contó y se sentó en el capo del auto nuevamente.

—Es muy calmado - le dije y lo acompañé en el capó.

—Si, pero mis padres no comprendían eso. Les preguntaba por qué y no sabían, solo me decían que habían cosas dificiles de explicar. Y eso es lo que te quería decir, tu padre no te quiere hacer daño, simplemente es algo dificil decirle a una persona querida que tiene pareja. Supongo que es más dificil cuando tienes hijos.

—No quiero hablar de eso - le dije.

Hubieron unos cuantos minutos de silencio y finalmente dije.

—¿Crees que he sido dura con él? - le pregunté.

—No - negó con su cabeza - debe entenderte y debes entenderlo.

—Mi vida es un desastre - suspiré. - mi madre me abandonó, tengo un novio falso, casi me secuestran, mi padre tiene novia, mi falsa cuñada en mi madrastra.

—La mía no es mejor - me dijo - mis padres estan divorciados, mi madre se caso con otro hombre, que es agradable pero tiene un detestable hijo, mi hermana es un problema, tengo una novia falsa, mi hermana sale con mi falso suegro - reí ante sus confesiones - ¿de qué ries? Es un momento de seriedad, completa.

—Lo siento - le dije - ¿y por qué estoy hablando contigo? Estoy muy enojada contigo - le dije y me quité su saco, se lo aventé y me bajé del capó.

Caminé hasta el muelle que se encontraba a pie del lago, me quité los tacones y me senté en la punta del muelle, el agua fria, o más bien helada, rozó mis dedos. Subí mi vestido hasta las rodillas para que no se arruinara. Harry se acercó a mi, trotando. Se había quitados sus zapatos y sus calcetines, y había subido sus pantalones hasta las rodillas, se sentó a mi lado.

—Lo lamento - me susurró cuando estaba a mi lado - realmente no quería decirle a ellos, pero me presionaron.

—No te creo - lo miré de reojo.

—Creeme Paige. Por favor. No fue mi intencion decirles, por favor no termines conmigo.

—Muy bien. Pero con una condición - le dije, él asintió.

—¿Cual? - preguntó

—Acercate a mi - le dije pícara.

Estuvimos tan cerca que nuestras respiraciones chocaban entre sí, veía sus ojos verdes con la luz de la luna, veía sus rosados labios, tenía tentasiones de besarlo y acabar con esta distancia.

Narra Harry:

—Acercate a mi - me dijo Paige.

¿Esa era su condición? Si, la iba a besar, era la mejor condición. Me acerqué a ella como me había ordenado. Estuvimos muy cerca. Sentía el fresco aroma de su boca, menta. Veía a medias sus ojos. La luna revelaba las ondas de su cabello, ya menos arreglado que al momento que estamos a la fiesta, pero perfecto. Quería acabar con la distacia y el silencio, quería besarla, quería sentir esos labios, anhelaba tocarlos y hacerlos míos, por favor que esa sea la condicion. La quería, ¿cómo una chica tan ordinaria podía gustarme tanto en tan poco tiempo? ¿O como ella podía gustarme? Mi vida me da lujos y entre ellos, las chicas que quería, ¿Por qué ella me flecha de esta manera? Estaba decidido a besarla, haría mis movimientos.

—¿Qué movimientos, Harry? Si cuando estas con ella, esos movimientos son fallidos - pensé.

Igualmente iba decidido a besarla, a sentir sus labios rojos sobre los mios, pero de repente todo se, literalmente, se enfrió.

Narra Paige:

Harry se estaba acercando. Me besaría, lo sé. Estaba saltando de emoción por mi interior. Creo que quería besarme y sin duda quería besarlo. Pero se me ocurrió algo mejor.

Él fue disminuyendo la distacia, poco a poco, cuando estuvo perfectamente en roce con mis labios, lo empujé hacia el lago, helado. 

—¡AUXILIO! - gritó Harry, al llegar a la superficie - ¡Demonios Paige! Esto está helado.

—Y cuidado con los tiburones - le advertí riendo 

—¿Tiburones? No me digas, porque les tengo pánico. Paige sacame de aquí por favor - me dijo chillando.

—Ven chillón. Te ayudaré. - extendí mi mano, mala idea, como siempre. 

Harry me empujó lago adentro. Caí al agua helada. Mi respiración se acortó.

—¡HARRY! - le dije cuando salí a la superficie - ¿dónde estas?

—aquí - susurró tomando mi cintura por detras.

—Estas loco - le dije - esto está completamente helado. Hay que salir o contraeremos un resfriado.

Nadé hasta llegar al muelle, Harry venía detrás de mi.

—Espera - me dijo halandome hacia él.

Lo miré lentamente. Él no lo pensó mucho antes de poner sus labios junto a los míos. Rodeé su cuello con mis brazos y el rodeó mi cintura. El beso fue tan calido, suave y sexy como lo había imaginado antes. Nos separamos por falta de aire y estando dentro del agua fría, lo necesitamos más deprisa.

Salimos del lago y caminamos hasta el auto nuevamente. Él puso su saco encima de mi nuevamente para que me calentara. Me rodeó con su brazo y besó mi cabello.

—Hay que irnos - me dijo.

—No... - mis dientes chocaron entre sí, tenía mucho frío  - no q-quiero ir a m-mi c-casa - le dije.

—De acuerdo. Yo tampoco quiero ir a la mia - me sonrió y poso un beso corto en mis labios.

¡DIOS! Este hombre era el mejor, quitaba en segundos todo el vacio y frío de mi cuerpo.

Subimos al auto nuevamente. Y Harry condujo hasta llegar a un hotel, fue uno pequeño y de carretera porque no queríamos ser detectados por paparazzis. Yo esperé sentada en la entrada mientras Harry pedía una habitación.

Entramos a la habitación y notamos que tenía solo una cama. No me importaría compartirla, pero estaba apenada.

Harry tenía una pequeña bolsa que siempre cargaba en su carro. Ésta tenía una pijama, cepillo de dientes, perfume, shampoo y su acondicionador 'especial'.

—Tengo una pijama, ¿quieres la camisa o el pantalon? - me pregunto.

—Hm, tomaré la camisa - le dije.

—Eso supuse - me la entrego.

Entre al baño y me quité el vestido mojado. Me sequé y me puse la camisa de Harry, suerte que era un poco grande, así no está tan mal. Lavé apenas mis dientes con mis dedos y la pasta dental de Harry y salí del cuarto de baño.

Cuando salí, Harry se encontraba en la cama, durmiendo. Me acerqué lentamente para verificar que realmente estuviera durmiendo, lo estaba.

Me acosté a su lago, dandole la espalda, en poco minutos caí dormida profundamente.


Little White LiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora