Capítulo nueve

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Capítulo nueve:

-¡¿QUÉ RAYOS ES ESTO?! - salté de un tiro de la cama. Vienna era la que gritaba así que me dirigí a su habitación. 

-¿Qué pasó, Vi? - le pregunté al llegar a su encuentro, el baño de su habitación. 

-Paige, ¿qué es eso, junto al grifo? - me preguntó asustada, sus ojos estaban muy abiertos y estaba pálida. 

-Hm - me acerqué lentamente - es una dentadura Vienna, eres una exagerada. 

-¿Dentadura? ¿pero, de quién? - preguntó más asombrada que antes. 

-Es mía, jovencita tonta - dijo entrando la tía Berta al baño. 

-¿QUÉ? ¡QUE ASCO! ¡HAS ENTRADO A MI BAÑO! - gritó Vienna a la tía Berta y salió corriendo gritando. 

-Vienna ven para acá - le grité y la seguí. 

*Pum* - se metió en el armario. 

-Vianna sal - le dije al llegar a la puerta del armario. 

-No Paige. Ahora no tengo baño, no podré usarlo porque ella ha entrado. - dijo ella al otro lado de la puerta. 

-Creo que estás exagerando... 

-¿exagerando? Paige es la tía Berta. Eso no es exagerar. 

-Eso es exagerar es tu ti... - fui interrumpida por mis propios gritos, alguien había tirado de mi cabello hacia atrás. 

-¿Qué pasó, Paige? - me preguntó Vienna. 

-Tu tía me halado del pelo - le dije furiosa. 

-Sal, niña grosera - dijo la tía Berta, golpeando el armario. 

-¡No salgas, Vienna! ¡NUNCA! - grité. 

-¿Qué pasa aquí? - dijo la mamá de Vienna, enojada - ¿por qué tanto escandalo? 

-Yo te cuento, Jenna - dijo la tía Berta. Vienna la interrumpió. 

-¡NO! Mamá, yo te cuento. - pausó - Lo que pasó fue que la tía Berta entró a mi baño, y dejo sus dientes allá. O sea, en la casa existe un baño de huéspedes, ella puede user ese, no el mío. Para además dejar sus as-querosos dientes junto al grifo - hizo un movimiento como con ganas de vomitar. 

-Vienna, que ridicules, estás comportandote muy grosera - habló la mamá de Vienna. 

-Pero mamá... 

-Si peros. Ahora pidele disculpas a Berta. 

-Solo si ella le pide disculpas a Paige - dijo Vienna. 

-¿Y por qué debería? - intervino la tía Berta. 

-Le has jalado de los mechones - dijo Vienna. 

-Eso es mentira - dijo la tía Berta, era momento de mi intervención. 

-Si, lo ha hecho, tía Berta - dije con voz baja - pero no necesito sus disculpas, igualmente la respeto. Permiso - sin más salí del area y subí las escaleras. 

-Disculpa, tía Berta - escuché a Vienna decir. Y me siguió escaleras arriba. 

Entramos a la habitación de Luke, él seguía dormido, después de todos los gritos, seguía dormido. Dormía más que un oso. 

-Luke, arriba. Tenemos que ir de compras. - dijo Vienna, golpeando las nalgas de su hermano - por eso lo hice, por eso le pedí disculpas, las compras - dij ella y yo reí entre dientes. 

-Buenos días, bellas - dijo Luke estirandose en su cama. 

-Buenos días, Luke - dijimos ambas al unísono.

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