Capítulo cinco

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Capítulo cinco:

—Si, conmigo. ¿Tienes problema?

—Si, mi padre. ¿Cómo rayos le diré que tengo novio?

—Tranquila, yo le diré. – se ofreció – no dirá nada malo.

—¿Lo engañaremos a él también? – le pregunté

—Si claro. Nadie tiene que saber que somos una mentira. Una pequeña mentira.

—¿Pequeña? Seremos una gran mentira – repliqué.

—Por favor, son mentiritas blancas.

—Como digas...

—Jovenes – el profesor nos vió en los pasillos – ¿por qué andan por los pasillos aún?

—Ya vamos al aula, profesor. Disculpe.

El profesor camino delante de nosotros y lo seguimos, Harry me guiñó el ojo, de una manera muy sexy debo admitir, y seguimos.

Ser novia de Harry Styles, espero que sea fácil, porque no estaba lista. Creo que he respondido sin pensarlo. Pero ahora no puedo decirle que no, o quedaré como tonta y no quiero que piense eso. Por una parte es bueno, me imagino la cara de Rachel cuando se entere.

Sonó la campana de salida, sería el momento de empezar a actuar. Recogí mis cosas y las metí en mi mochila.

—Oye, ¿quieres quedarte en mi casa? Así estamos mañana juntas para ir al club – dijo Vienna antes de salir del aula.

—Si quiero, pero te avisaré luego – dije y salí del salón, ahí estaba Harry, esperandome.

—Cariño, ¿No te irás con nosotros? – pregunto Luke

—No chicos. Iré con Harry – Harry se acercó y tomó mi mochila y mi mano – somos novios – sonreí.

Luke y Vienna estaban perplejos, no lo creían.

—Nos vemos, los amo – salí por los pasillos de la mano de Harry Styles, todos nos miraban, era extraño.

Salimos hasta la puerta de la escuela, Vienna y Luke caminaban detrás de nosotros.

—Los llamo en la tarde, para lo de mañana. O tal vez me quede en su casa – abracé a Vienna, seguido a Luke y me marché de la mano de Harry hasta su auto.

Harry abrió mi puerta y aprovechó para echar un vistazo hacia atrás y admirar a todos mirandonos. Él sonrió, se le hacia facil sonreír, pues tenía una  sonrise perfecta. Luego acomodo sus lentes de sol y subió al auto por el lado del conductor.

—Bien – dijo al entrar al auto.

Los vidrios estaban abajo. Él en un movimiento rápido, se acercó para besarme.

—¿Qué haces? – reaccioné antes de que lo hiciera.

—Eh – rascó su nuca – somos novios, ¿recuerdas? – susurró para que nadie notara nuestro inconveniente.

—Lo sé, pero aún no te besaré – le dije – en los labios – le quité sus lentes de sol y jugué con su cabello rápidamente y luego él beso mi mejilla y salimos del estacionamiento de la escuela.

En el camino, podíamos no actuar, pero aún así el mantuvo su mano tomando la mía.

—¿Tienes hambre? – preguntó cuando se detuvo en un semáforo.

—Si, un poco – dije mirando sus ojos verdes.

—Bien – sonrió de una manera que cualquiera se hubiera enamorado, hasta yo.

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