Capitulo 3

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Hoy es domingo, y por ello los centros comerciales  están cerrados, conclusión, es el día más aburrido de la semana.

Tumbada en la cama enciendo la tele y me pongo a ver mi serie de los domingos, no sé como se llama, pero es de policías y cosas así. Saco de la mochila la comida que cogí ayer antes de llegar al hotel. Empiezo a comerme mi paquete de galletas y me preparo para un día muy largo.

-Oh venga ya, si se ve claramente que él es el asesino- protesto al televisor-.

Queso se queja al lado mía como si pensara igual que yo.

-Queso, me parece a mi que tenemos que cambiar de serie, cada vez los episodios son peores-dicho esto me levanto hacia el cuarto de baño-.

Es la hora del almuerzo y no me apetece nada de nada comer melocotón en lata, pero es lo único que tengo así que me abalanzo a ello.

Queso se me queda mirando, lleva una semana sin comer nada que no esté crudo o podrido, así que le doy un trozo de melocotón y se lo come con ferocidad.

-Tenias hambre eh amigo-dije mientras veía como devoraba su trozo de melocotón-.

Me canso de comer y meto lo sobrante en mi nevera portátil. No es muy grande que digamos, pero lo suficiente para almacenar; agua, zumos y diversos productos no perecederos.

Voy al baño y me ducho, no tengo otra cosa que hacer así que no me doy prisa, y tampoco tengo que pagar el agua, así que me da igual pasarme ahí horas. Pero en vez de pensar en lo habitual (¿por qué soy invisible, donde está mi familia...?) Pienso en Ben. Pues es la primera vez que creo tener futuro.
Quizás  no encuentre nunca a mi familia, o nunca descubriré lo que me pasó, o incluso nunca dejaré de ser invisible. Pero ahora tenia la oportunidad de tener un amigo, de poder hablar con otro ser humano y que me escuchara, y no hablar siempre con una rata obsesionada con el queso y roer la pared. Una oportunidad de volver a sentirme humana. De no sentirme invisible por un minuto.

Así que en cuanto salgo de la ducha y me visto salgo de la habitación y me dirijo a la cabina que hay justo en el centro del aparcamiento del hotel.

Me meto en la cabina y marco su número de teléfono que me escribió en un trozo de servilleta que encontró en el suelo.

Asqueroso.

Un pitido.

Dos pitidos.

Tres pitidos.

No me lo va a coger, seguro, estará haciendo cosas de chico normal, joder.

Cuatro pitidos.

Estaba a punto de colgar cuando escuché descolgar el teléfono.

-¿Si?

-¿Hola? Soy Anna

-Oh, hola chica invisible,¿como estás?

Me río a la referencia de usar mi castigo divino como un mote.

-Bien, supongo, como siempre, solo quería saber si hoy hacías algo.

No sé por que pero empiezo a sentir vergüenza, o sea, solo le he dicho si tiene algo que hacer, no iba con segundas ni nada. Pero siento como si él si lo ha sentido así,¿ y si cree que si? Yo no soy así,dios.

-Es que llevo todo el día aburrida, y bueno, tendré que aprovechar que alguien me ve,¿no?- empecé a pellizcarme los dedos, como no-.

-Pues ahora mismo estoy estudiando por que mañana tengo un examen, pero llevo todo el día y creo que me lo sé casi todo, quizás podemos quedar sobre las ocho o así,¿te parece bien?

¿Qué pasa si nadie te ve?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora