Capitulo 4

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-Queso,¿cual te gusta más?¿Azul o blanco?-dije mientra le enseñaba dos camisas de media manga-.

Hoy he quedado con Ben, y como ahora sé que alguien me ve, me preocupo por mi vestimenta. No  es que quiera ir arreglada, ni nada de eso por favor, no soy de esas. Solo quiero elegir mejor la ropa a partir de ahora.

Queso mueve la cabeza en dirección a la blanca y levanta las manitas.

Ya ha elegido, que pijo me ha salido.

Voy al baño y me pongo mis vaqueros y la camisa blanca por debajo. Me peino mi lacio pelo rubio y me dirijo a la mochila.

-Te he dejado un trocito de queso en tu escondite, volveré para almorzar, pórtate bien y ni te se ocurra volver a morder los cables de la tele- le acaricio la cabeza y salgo por la puerta-.

Entro en el supermercado que hay a las afueras, donde en la mayoría de las comidas no tienen alarma. Si, es un poco estúpido pensar en la alarma cuando nadie te ve, pero no me gusta mandar escándalo a no ser que me aburra muchísimo.

Lleno la mochila de latas de conserva, galletas, patatas y fruta. Puedo comer muy poca fruta, solo los dos o tres primeros días, porque en el hotel se pone todo enseguida malo. El calor es insoportable en la habitación y se pudre, por suerte en invierno se está de maravilla.

Cojo un pack de ocho botellas de agua que pesa como el mismísimo cielo y salgo de la tienda. Siempre escondo un carro de la compra detrás de los contenedores, así que coloco la comida de la mochila en el carro y vuelvo a entrar. Así unas cinco veces, lo suficiente para coger comida para dos semanas mas o menos.

¿Qué por que no cojo en carro y entro?

Lo diré, al parecer, el poder o maldición que tengo, solo me permite hacer invisibles cosas pequeña, como unos cuantos productos de comida, una mochila y poco más. Los objetos grandes como carros, coches y esas cosas siguen igual. No tengo ni idea porque, pero complica a veces un poco las cosas.

Cuando llego al hotel ya es mediodía. Guardo la comida en mi nevera y en una despensa improvisada que tengo en el almario del cuarto de baño.

Cojo dos manzanas y voy a la cama. Mientras veo una película de los ochenta almuerzo mis manzanas, lo que haría por un plato de macarrones.

-Creo que este niño se ha olvidado Queso- le miro, está tumbado al lado mio en la cama-.

Queso me mira sin moverse.

-Si lo sé, dijo que solo si podía, pero es que me aburro mucho, no sé que hacer, dame una idea- le sigo mirando pero no sirve para nada- eres de buenísima ayuda-.

En ese momento golpean la puerta, nunca la habían golpeado, es un ruido interesante.

Me levanto de la cama y me aliso la camisa, me dirijo a la puerta y la abro. Justo delante mía esta Ben, sonriendo, como no.

-Hola chica alienigena,¿Que, nos vamos?

-Oh claro, un momento que voy a coger mi mochila.

-Hoy no te hace falta mochila-dijo mientras me empujaba fuera de la habitación y cerraba la puerta-.

-¿Y eso por qué?- metí las manos en los bolsillos traseros-.

-Por que lo sé, venga vayámonos.

Bajamos las escaleras y en los aparcamiento hay un coche, la primera vez que veo un coche aquí.

-¿Es tuyo?

Es pequeñito y de color negro, con ruedas grandes, pero un coche es un coche.

-Sí, me lo regalaron al cumplir los dieciocho, venga sube.

¿Qué pasa si nadie te ve?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora