Capítulo 4

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Nos encontramos en la hora del almuerzo no quería ver qué clase de comida tenían aquí. Pero me moría de hambre y creo que me podría comer cualquier cosa. 

— Ustedes van por los almuerzos y yo busco mesa —me aleje para observar el comedor lleno de estudiantes llenos de hormonas. 

En el fondo se encontraba una mesa libre, me encamine hacia ella. 

Coloque mi mochila en la mesa y me acomode en el asiento, me dispuse a observar a los estudiante cuando se escuchó un estruendo en todo el lugar dirijo la mirada a las puertas de donde provenía el ruido, las puertas se cerraban de par en par, a espaldas de tres figuras que por la distancia no distinguía bien pero estaba muy segura que eran chicos, intentando llamar la atención.

Volví la atención a los demás estudiantes que de un momento a otro observaban en mi dirección, estaba muy segura de que no había hecho ninguna cosa extraña y no tenía la menor idea de por que me miraban tanto. Por el rabillo del ojo observé unas sombras que se acercaban a donde me encontraba, gire mi cabeza en su dirección qué es lo que observaban ahora todos con demasiada atención y ¿Miedo? .  

 No entiendo este lugar en lo más mínimo

Se encontraban tres chicos parados vestidos completamente de negro y tenían pinta de problemáticos, me observaban sin ningún pudor, recorriendo cada centímetro de mi cuerpo con sus ojos.   

 El primero de ellos tenía ojos azules pelo castaño y una sonrisa tonta en los labios mientras me seguía observando, su sonrisa me causaba escalofríos. El de la otra orilla era rubio, ojos azules, delgado, alto y pecoso, el solo observaba a todos con diversión en su cara. Pero el que más me perturbaba era el chico de en medio más alto que sus amigo ojos azules, cara cuadrada, pelo negro y tenía en la frente tatuada la palabra problemas con letra grandes y rojas.

Cuando por fin se cansaron de observarme se marcharon a otra mesa, llena de chicos que al observar que ellos intentaban sentarse ahí tomaron sus cosas y salieron del comedor. 

La cafetería seguía en un silencio incómodo, poco después llegaron Ethan y Cameron, quienes desde la fila para la comida habían observado todo. me hicieron prometer que no me les arrimaba  ninguno de ellos por nada del mundo. 


(...) 

 Cuando salí de la universidad Ethan y Cameron se encontraban rodeados de chicas en el estacionamiento y en su mayoría eran porristas que casi les restregaba las tetas en sus cara y ellos felices de la vida platicando. 

Jamás cambiarían.

—Definitivo este lugar no es para nosotros —murmuró soltando aire, me coloqué los audífonos y observe a todas las chicas, había morenas, rubias, altas, bajas y lo único que tenían en común es que se morían por la atención de los gemelos.

No me encontraba de ánimos para seguir observando en esa dirección así que desvíe mi mirada a los demás estudiantes que abandonan la universidad a gran velocidad, no les apetecía seguir un minuto más en este lugar. Al igual que a mi pero yo, yo no tenía opción Matt aún no llegaba.

— ¿Porque tan sola? —preguntó una voz desconocida a mis espaldas, giré instintivamente para ver al dueño de aquella voz, me encontré con un chico rubio más alto que yo como por una cabeza, tenía unos ojos azules muy hermosos y su forma de vestir me gustaba. Traía un pans deportivo gris, una playera negra y unos vans; de su hombro derecho colgaba su mochila. 

Dejé de observar descaradamente para dirigir mi mirada a la de él, de sus labios creció una sonrisa, una hermosa sonrisa.

— No es de tu incumbencia —dije tajante, no importaba que tan guapo era no estaba de humor para chicos en este momento, ni en ningún otro momento lo estaría.

Los BennettDonde viven las historias. Descúbrelo ahora