Capítulo 15

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La luz del sol me pega de llego en mi rostro, me duele horrores la cabeza, mi boca se siente seca.

Me duele todo mi cuerpo y mis muñecas arden. ¿Qué sucedió? No recuerdo nada. Decido abrir mis ojos, la única luz en el lugar es la que entra por una pequeña ventana, una bombilla se encuentra en el centro del lugar, una puerta en el otro extremo de la habitación.

A mi cabeza comienzan a llegar imágenes de la noche anterior, o eso es lo que quiero creer.

Un movimiento a mi derecha me sobresalta. Hay alguien más conmigo, mi cabeza comienza a palpitar más. Una punzada de dolor me recorre por completo y me hace soltar un jadeo.

- ¿Quién eres? - dice la voz.

Conozco esa voz. Es Sebastian.

Si, él se encontraba conmigo.

¡Joder!

- Dime. ¿Quién eres? ¿Qué hacemos aquí? - intente liberarme de mis amarraderas - ¿Que es este lugar?

No sabía que contestar, me encontraba igual o peor de confundida que él. Estaba en blanco o en negro en este lugar.

- ¡Con un demonio contesta! - gritó.

Pasos apresurados se comenzaron a escuchar al otro lado de la puerta, eran por lo menos tres pares de pisadas. La puerta se abrió dejando ver a dos hombres y una mujer.

El primer hombre que entró a la habitación era rubio, con una cicatriz que le cruzaba todo el rostro. El otro era moreno, sin pelo. Ambos eran demasiado corpulentos.

La mujer que se encaminó a el centro de la habitación era rubia con una esbelta figura, su cuerpo estaba enfundado en un traje negro que parecía más como una segunda piel, y unas botas de tacón del mismo color. Su rostro era delgado al igual que su figura, sus ojos azules me escaneaban, en sus labios rojos se comenzó a extender una fría sonrisa que hizo que me dieran escalofríos. Avanzó en mi dirección, sus botas sonaban y a cada paso que daba su largo cabello rubio que se encontraba recogido en una coleta se movía. 

- Mira lo que tenemos aquí. -posó una de sus manos en mis hombros - nada más y nada menos que... - me quitó mi gorro de lana del cabello y mi paño de la boca - Alexandra Bennett, Cariño ¿Cómo es que te logramos atrapar de nuevo? - susurro en mi oído.

Se retiró de donde me encontraba, la luz del lugar se encendió. 

Me encandiló, cuando por fin pude adaptarme a la luminosidad lo primero que vi fueron los ojos azules de Sebastián me miraban, en ellos podía ver confusión. Se encontraba muy confundido y yo no sabía que hacer o que decir.

- Oh... Cariño él no tenía ni idea quien eras ¿Verdad? - se colocó atrás de Sebastian - Pero ni te preocupes, tu tampoco sabes quién es él. Eso es muy bueno.

Comenzó a pasar sus manos por los hombros, el cuello hasta llegar a su paño que tapaba la mitad de su rostro.

- Alex mi vida, ¿Me habías olvidado? - tomo el paño y lo quitó - Te dije, mejor dicho te jure que si volvías a correr esto iba a terminar mal para ti ¿O no?

Un jadeo salió de mis labios. Era Jordan. Sebastian es Jordan. Me sentía estúpida, era obvio que era él. Hubo demasiados indicios para que yo me diera cuenta. Demasiados y como una estúpida no lo supe.

- Ahora mi jefe quiere hablar contigo, no espera - soltó a Sebastian, digo Jordan y avanzó a el centro de la habitación - con ambos. Tiene una propuesta.

Los BennettDonde viven las historias. Descúbrelo ahora