Capitulo 8

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 -¡Si serás Idiota, Ethan! - le riño nuestro gemelo. 

Me encontraba en la habitación de Ethan jugando a la X-Box desde muy temprano.
Papá no se había enterado de nuestra, escapada, junto con Ethan. Y a pesar que era Domingo insistía en que él no podía salir a ningún lado, sólo tenía que estar en casa y si se portaba considerablemente bien, tal vez levantaría el castigo. Ethan decidió no hacer nada que pareciera o que Richard viera como algo estúpido, así que decidimos centrarnos frente a la consola y jugar. Este era uno de nuestros típicos domingo, me recordaba a casa, y a mamá en cierta forma. 

- Gane de nuevo. ¡Paguen! - estire mi mano en dirección a ellos para que dejarán el dinero en esta. Me pagaron, sonreí. 

Eran tontos para ser mis gemelos. 

- ¡Me toca a mi! - Cameron estaba muy seguro que esta vez ganaría.

- Vamos Cam. ¿Cuántas veces van que te ganó? ¿tres? ¿Cuatro? - puse mi mejor cara arrogante - ¿Aún quieres que te vuelva a patear el trasero? Por mi no hay problema.

- Deja las habladurías, Alex. Esta vez ganare. - dijo con convicción - la honra de mi Gemelo y la mía están en juego. 

- Ustedes dos hace mucho que ya no tienen honra - Carter se encontraba en la puerta - Ambos saben que Alex les volverá a ganar. - Me guiño un ojo - ¡ella aprendió del mejor!

- ¿Quien es el mejor según tu, Carter? -cuestionó Ethan. 

Era tonto que preguntará estaba segura de que diría que él, era el mejor. 

- Obviamente yo Ethan 

Ahí estaba su repuesta.

- Eso es mentira, tu nunca me quisiste enseñar. Al igual que este par de tontos - señalé a mis gemelos - siempre me corrían o decían que esto no era para niñas. Y me terminaban por mandar con Tessa a jugar muñecas. 

- ¡Eres una exagerada Alex! - habló mi hermano mayor.

Se escuchó la puerta principal abriéndose y ser cerrada. Carter se movió de su lugar dejándonos a Cameron y a mi jugando. 

Ethan se encontraba detrás de nosotros en su cama, de vez en cuando me pateaba intentando  que perdiera la concentración. Lo que el no sabía, era que yo había aprendido de esta manera, con ellos nunca se podía estar muy concentrada en lo absoluto.

(...)

 Al llegar la noche salí al balcón de mi habitación, la Luna se veía muy hermosa. El aire era fresco y me hacía sentir que me encontraba en otro lugar, inhale el frío aire. 

Levante la mirada y cerré los ojos. 

Había intentado no pensar en lo que paso desde que llegamos a este lugar, pero eran días o noches como estas los que me hacían recordar lo que paso en aquella carretera en Londres. 

Como llegó Richard a el hospital sólo para enterarse que su esposa estaba muerta y que su hija tenía un brazo y una pierna fracturada. Me odiaba. No necesitaba que papá, Carter, Tessa, Matt o los gemelos me odiaran y me recriminaran por lo que paso. No lo necesitaba, yo sola podía hacer eso. 

Si no me hubiera empeñado en ir a esa estúpida fiesta, y no me hubiera drogado mamá seguiría aquí.

A mi lado, al lado de papá y de mis hermanos. Pero no, yo era la causante de su muerta y la de Violet. 

Jamás me lo perdonaría. 

Jamás.  

(...)

Los BennettDonde viven las historias. Descúbrelo ahora