No sé porque la verdad esto me sorprende, ella utilizo a Ben y me causo todo ese dolor; era de esperarse que buscara a alguien con quien tuvimos problemas en el pasado para presionar y obligarme a de cierta manera hacer lo que ella quiere.
-Hola mi pequeño y adorado Chad Bennett – Saluda Lía con una sonrisa en el rostro.
-Era de esperarse – susurro.
Miro de Lía a Brande, como lo llamo mi madre. Ese extraño hombre que nos habló del problema que sería si Drew compite en la grande y la ganaba. Ahora entiendo porque sería un problema para él.
-¿Qué tan grande seria el problema si me retiro de la grande y dejo que Drew compita? – inquiero mirándole.
Mi madre, si es que ahora le puedo llamar de esa forma suelta una risita, clara señal de que mi interrogante no le ha causado gracia en lo absoluto.
-No estamos para tus juegos, Alexandra. Si Drew participa perderá y algún otro idiota ganará, y tendrá mi imperio en sus asquerosas manos.
-A mí no me interesa ganar o heredar tu imperio. -comienzo a sentir mi cansancio mental, esto ha sido demasiada información por un solo día. – No ves que yo jamás te lo pedí, ¿Y porque tiene que ser en parejas?
Una sonrisa se vuele a extender por su rostro cuando minutos antes se había desvanecido.
-Eso es lo más emocionante. Recuerda Alex, todo lo que yo hago tiene un excelente motivo, pero, no será hoy cuando te enteres de ese motivo. – manda llamar a uno de sus empleados y le dice unas cuentas cosa y luego sale corriendo. – Tus gemelos están en sus habitaciones, ve y descansa. Mañana seguiremos hablando.
-¿Y Matth?
-Tengo cosas que hablar con él, después lo instalaran en una. Ahora ve y descansa.
-¿No nos dejara ir? – o por los menos a mis hermanos.
-No hasta que compitas y ganes. Y tú no te iras, solo tus hermanos. Retírate a tu habitación. – con una seña l habla a Lía para que se acerque a ella – Branden acompáñala.
(...)
La habitación a la que Branden me condujo era extremadamente grande, era mucho más grande que mi habitación en casa de Richard, con papa.
Pero se sentía bacía, tenía ropa, accesorios y un sinfín de cosas que cualquier chica querría tener, aun así, ahí no estaba mi foto con los gemelos o los libros que papa me regala cada vez que puedo. O mi primer casco todo abollado por haber chocado que ahora me servía para guardar cosas.
Nada de mi vida se encontraba aquí, esta habitación lo único que me hacía recordar era que tenía a Ben Marshall bajo el mismo techo que yo y tal vez más cerca de lo que me gustaría imaginar.
-¿Mama esta es la verdadera tú? – era lo único que me rondaba por la cabeza.
Me recosté en la cama y me dejé llevar por la impotencia, la rabia, el enojo y la tristeza. Quería que los últimos más de dos años jamás hubieran pasado, pero había una cosa que siempre me recordaría el accidente. Una cicatriz. Una cicatriz que en un principio me recordaba lo estúpida que fui y la muerte de mama. Ahora me recordaría que la única persona que realmente murió ese día fue Violet.
Mi pobre Violet había sufrido la locura de mi madre. Su estúpida obsesión por querer hacerme fuerte y sobresalir.
Logre quedarme dormida en alguna parte de la noche, durante la mañana lo primero que no te fue un calor insoportable y más de una respiración acompasada. También cómo es que otros cuerpos invadían mi espacio personal.
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Los Bennett
General FictionAlexandra Bennett es uno de tres, ella tiene dos hermanos gemelos; Cameron y Ethan. Ellos son los Trillizos Bennett. Unos reconocidos corredores de Motocicletas en Londres, o eso eran en Europa antes de llegar al continente Americano. Estados Unido...